ENSFO: Una vil extorsión
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Editorial

ENSFO: Una vil extorsión

 


En los años setenta y ochenta del siglo pasado, Oaxaca fue un referente nacional en la formación de los maestros de educación básica. Aquí llegaban de todo el país a especializarse en la Escuela Normal Superior. Por arreglos oscuros entre la dirigencia seccional del magisterio afiliado a la Sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y la Federación, cuando el primero mantenía el control casi total del Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (IEEPO), se constituyó la Normal Superior Federal que, desde hace años, ha sido un vertedero no de formación sino de vicios y simulación. Cada año, maestros/alumnos, que están en servicio en el sistema educativo nacional, llegan a la capital, pero no a estudiar, sino a generar una serie de disturbios, con exigencias que desde 2015, cuando el control de la educación pública de Oaxaca fue asumido por la Federación.  

Como apareció en la columna de este diario el domingo pasado, hoy en día la ENSFO se ha convertido en una institución donde predomina la transa, la corrupción y el chantaje que raya en extorsión. No se trata de jóvenes estudiantes que no tienen trabajo, sino de maestros con plazas y salarios ya asignados, que cobran cada quincena y que se supone que están ahí para estudiar una especialidad en temporada vacacional o los fines de semana, al mismo tiempo que siguen laborando de lunes a viernes. Esta escuela de la extorsión representa un desfalco al erario, porque cuesta más de 79 millones de pesos mantenerla activa cada año. Lo increíble es que maestros con plazas, que ya perciben como salario 58 millones de pesos, quieren ser contratados ilegalmente como “asesores externos”.  

Estos vulgares extorsionadores quieren que el gobierno oaxaqueño les de 27 millones de pesos sin comprobar, al margen de la ley, para que ellos se los repartan. Como argumento de este abuso, inventan “pagos” a supuestos “asesores externos” y “becas”, por supuesto ninguno reconocido por la ley ni por las autoridades educativas federal y estatal. También de manera irregular, los directivos de la ENSFO metieron como estudiantes a trabajadores administrativos que, fuera de toda normatividad, dicen estar estudiando y quieren cobrar un doble sueldo. Y es la razón por la que desde el inicio del período vacacional de verano han estado cerrando calles, oficinas públicas, atracando en casetas de cobro y bloqueando el acceso al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de Oaxaca, haciendo vivir a turistas y locales un infierno, sin que el gobierno haya aplicado la ley.

Covid-19: Sigue la mala racha

La tercera ola de Covid-19 sigue socavando la tranquilidad y la vida de los oaxaqueños. No es fortuito que en una semana haya bajado su calificación del semáforo epidemiológico verde a amarillo e, inmediatamente a naranja. Esta situación se disparó, justamente, cuando arribaban a la capital y sitios de interés turístico, miles de turistas, no en proporción a antes de 2020, pero sí en cantidad considerable, formando una bocanada de aire fresco a la industria sin chimeneas. Miles de visitantes atiborraron parques, restaurantes, calles, etc., en esta temporada sin respetar los protocolos sanitarios. Se entiende, hay un hartazgo generalizado. Sin embargo, los resultados están a la vista. Oaxaca registraba el pasado martes, más del 50 % de ocupación hospitalaria. Hay al menos dos decenas que están completamente saturados por pacientes de Covid-19. Incluso algunas instituciones como el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), han encendido las luces de alarma ante el incremento de derechohabientes que acuden a sus instalaciones.

Pero las luces rojas han seguido apareciendo en el entorno estatal. Por ejemplo, el Vice-Fiscal en la Cuenca del Papaloapan, informó que trámites y audiencias estaban suspendidas, en virtud del contagio masivo de agentes del Ministerio Público en dicha área. Más aún, el edil de Magdalena Tequisistlán, Rogelio Filio Lozano habría reportado que su comunidad de poco más de 7 mil habitantes, había al menos 1 mil 500 contagiados. Obvio, no es el único. En decenas de comunidades se han solicitado cercos sanitarios. Los llamados a evitar fiestas patronales y religiosas han sido constantes. Pero pocos hacen caso. Las costumbres están demasiado arraigadas en nuestra idiosincrasia que es imposible borrarlas de un día para otro. La ciudadanía sigue retando al mal. 

Los Servicios de Salud en el Estado (SSO), como lo hemos señalado en este mismo espacio editorial, han seguido insistiendo en la necesidad de evitar aglomeraciones, festejos familiares, fiestas de niños u otros, ante el riesgo inminente de que crezcan los contagios. Si bien es cierto que los decesos han ido a la baja, justamente porque los rehenes del mal son ahora personas de mediana edad y jóvenes, las estadísticas son preocupantes. Aún personas que ya recibieron las dos dosis de vacunas se han contagiado. En los últimos días he sabido de decesos de personas que hasta hace sólo un mes estaban sanas en su totalidad, sin resabios patológicos ni nada parecido. La gravedad de esta tercera ola, ha mostrado con creces de que la pandemia sigue viva y dejando una estela de dolor y muerte por doquier.