SSPO: Dura tarea
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Opinión

Editorial

SSPO: Dura tarea

 


Tarea nada fácil la que tiene encima el nuevo titular de la Secretaría de Seguridad Pública, Heliodoro Díaz Escárraga, muy distinta a la que tuvo cuando por primera vez ocupó el cargo, por ahí del año 2000. Ni la delincuencia estaba desatada como hoy, ni mucho menos, el catálogo de crímenes, ejecuciones y feminicidios se encontraban en el nivel en que hoy están. Sin embargo, desde entonces se manejaba un argumento que nosotros nos hemos encargado de rebatir con datos fuertes y sólidos: de que Oaxaca es una de las entidades más seguras del país. Dicha falacia se consolidó en el gobierno de Ulises Ruiz, cuando una tríada de fuereños se enquistó en los organismos de seguridad. Los tres se llenaban la boca para afirmar que estábamos casi en el paraíso. Sin embargo, las circunstancias y hechos posteriores echaron por tierra dicho argumento. 

Durante el gobierno de Gabino Cué, la seguridad fue un Talón de Aquiles de su administración. Uno de los factores fue, justamente, poner al frente de la dependencia de Seguridad Pública, luego de la renuncia del primer titular –que sí sabía- a personas sin conocimiento del tema ni la formación requerida. Con ello, reventó un paro policial y se tuvo que ubicar al frente al último inexperto. Con el arribo del gobierno de Alejandro Murat, llegó al área respectiva un oficial de la Secretaría de Marina/Armada de México, originario de Monterrey, Nuevo León, con buenas calificaciones en dicha dependencia, pero sin experiencia en tareas policiales, mucho menos conocimiento de la realidad oaxaqueña. El paso del capitán de Fragata, José Raymundo Tuñón Jáuregui, fue algo más que lamentable. Cuando le solicitaron la renuncia se fue echando pestes. 

Lo sustituyó un abogado originario de Nayarit, Raúl Ernesto Salcedo Rosales, con experiencia probada de más de dos décadas en tareas de inteligencia, pero poco fogueado en cuestiones de seguridad. Sin descalificar ni, mucho menos, denostar, hizo su mejor papel, aunque siempre con piedritas en el camino puestas por el Secretario Ejecutivo del Sistema Estatal de Seguridad Pública, José Manuel Vera Salinas, quien sigue afianzándose en el cargo y viendo desfilar al tercer titular de la SSPO. La seguridad pública es un verdadero desafío. En las regiones existe ya probada la presencia de cárteles violentos y ello ha hecho el caldo de cultivo para homicidios dolosos y ejecuciones que nos llevan a estar muy lejos de ser el Edén que suponen las autoridades.

Enmendar errores

Existe en las instancias del gobierno de la llamada Cuarta Transformación una soberbia tan burda como abominable. La delegación estatal de los programas Bienestar no se salvan de dicha debilidad, por el contrario, y, a pesar de los escándalos en que han estado metidos sus funcionarios, siguen arando en el surco equivocado. La pregunta es: ¿qué les pasa? En la mayor parte del país, han corregido su estrategia para la vacunación de adultos mayores. Aquí no. Tal parece que se tratara de una forma torpe de vengarse de la sociedad y poner al pueblo contra la pared. Lo hemos visto en las enormes filas de hombres y mujeres del campo que se han hecho afuera de las sucursales bancarias, para cobrar sus apoyos; de adultos mayores a la intemperie, esperando recibir la vacuna contra la Covid-19, luego de dos o tres días de espera o las concentraciones masivas del programa “jóvenes construyendo el futuro”, sin cuidar las medidas sanitarias que han impuesto las autoridades.

Asumimos que todo ser humano es susceptible de cometer errores; que el aprendizaje es un proceso y que existe la capacidad humana para ir enmendando errores, cuando existe conciencia de haberlos cometido. Pero también se entiende que existen personas de la cabeza dura que jamás asumirán que están en la ruta equivocada y cuya soberbia les hace seguir manteniéndose en el error. Eso es algo común en el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien, según un organismo de mediciones, miente veladamente de manera reiterativa. En Oaxaca, luego del conato de violencia que se registró cuando personas de Santa Lucía del Camino, que se asumieron engañadas durante la jornada de vacunación, por autoridades de Bienestar, protestaron de manera violenta en las oficinas sedes, recibiendo, asimismo, una dosis de violencia, era suficiente para que la principal responsable hubiera corregido el rumbo. Pero no.

En la jornada de vacunación de segunda dosis, que concluyó el pasado sábado, como lo mencionamos ese día, se cometieron las mismas acciones de torpeza de la primera vez. Nada hubiera costado informar a quienes desde tres días antes hacían fila, que el primer día sólo se vacunarían las personas que habían recibido la primera dosis, también el primer día. La confusión se dejó correr, haciendo de un beneficio como es la protección de la salud, un verdadero suplicio ciudadano.