Normalidad lejana
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Editorial

Normalidad lejana

 


El pasado martes, el gobernador Alejandro Murat hizo una declaración sincera, aunque preocupante: a un año de que la pandemia se hiciera presente en nuestras vidas y se llevara a cabo el primer confinamiento social, en 2021 no llegará la normalidad. Pese a que se llegara a la vacunación masiva de todos los sectores sociales, las cosas no volverán como antes. Será un proceso lento y, seguramente, desgastante. Murat insistió en que lo más importante es evitar más contagios, cuidar a la familia, usar cubre-bocas y, de ser posible, seguirse quedando en casa. Hace unos días abordamos el tema en este espacio editorial, luego de que el ejecutivo estatal realizara una gira de trabajo por Miahuatlán de Porfirio Díaz, en la que adelantó que como están las cosas, no habrá fiestas tradicionales para festejar, es decir, la Semana Santa y, posiblemente, los festejos de julio, sean igual que el año pasado.

Uno de los sectores más afectados ha sido la industria turística. Desde hace un año las cosas no vuelven a la normalidad y, por lo que el mismo ejecutivo sostuvo no habrá mejoría en el horizonte. Tenemos en puerta el fin de semana largo del 21 de marzo y, a pesar del cumplimiento de los protocolos sanitarios dispuestos por las autoridades, seguramente la afluencia no responderá a las expectativas de un sector necesitado y con cierres constantes en hoteles, restaurantes y otros ejes de dicho sector. Ya hemos comentado aquí del golpe tan brutal que ha tenido la pandemia en el ámbito laboral. En el estado se han perdido miles de empleos y no ha habido manera de compensar esta situación que ha dejado en la zozobra a miles de familias que sobreviven de milagro. 

El hecho de que el mismo ejecutivo estatal reconozca esta situación da cuenta de la gravedad de la misma. Por lo pronto se espera que la vacuna pudiera, con el efecto rebaño, paliar un tanto contagios y decesos, pero también hay que reconocer que, hasta el momento, esa situación no se ha dado en virtud de la lentitud con la que avanza el programa de vacunación que, en muchos sentidos, tampoco es la panacea que cure todos los males que ha traído el Coronavirus. La recomendación pues sigue siendo la misma: protegernos a sí mismos y con ello proteger a los demás, sobre todo a la familia. Para ello, esperamos que no surjan más organismos de derechos humanos que echen por tierra y con toda la mala fe, las recomendaciones de las autoridades sanitarias.

Zona violenta: Urgen acciones 

Los conflictos políticos y sociales que se han presentado en las últimas semanas en la zona de Matías Romero, los cuales han derivado en serios descalabros a la gobernabilidad y a la economía, dados los bloqueos carreteros que los grupos inconformes han montado, exige acciones enérgicas de las autoridades estatales. Durante diez días, vecinos de San Juan Mazatlán, Mixe, por un conflicto interno, mantuvieron cerrada la carretera Transístmica. Cerrados a cualquier arreglo, pusieron filtros en donde sólo se dejaba pasar a aquellos automovilistas que pagaban 500 pesos o transportistas que aportaban mil pesos, en lo que se tipifica como un vil atraco disfrazado de protesta social. Es más, en su terquedad, impidieron el paso de vehículos cargados de tanques de oxígeno procedentes de Coatzacoalcos, Veracruz, con destino a Juchitán, Salina Cruz y Tehuantepec, con casos probados de enfermos de Covid-19.

Al principio de esta semana, vecinos de agencias y colonias del municipio de Matías Romero, irrumpieron en el palacio municipal y secuestraron a empleados de manera violenta, de cuyo resultado hubo personas heridas. La exigencia es que el edil sustituto les entregara sus participaciones y cumpliera compromisos asumidos por el difunto presidente municipal, Alfredo Juárez. De poco sirvieron los llamados de la Secretaría General de Gobierno para que las peticiones se canalizaran por la vía del diálogo. De inmediato empezaron las prácticas de chantaje. El cierre de la carretera citada y las molestias para los habitantes de la región que exigen detener esta permanente agresión por parte de grupos bien identificados.

Por si ello no fuera suficiente, la ciudadanía vive en una permanente zozobra y temor, ante el crecimiento de hechos criminales, prohijados por células de la delincuencia organizada que operan en poblaciones como Santiago y Santa María Petapa, Lagunas, Rincón Viejo y otras comunidades cercanas a Matías Romero. Cadáveres atados de manos o degollados, con cartulinas alusivas, entre otros hechos, son cosa cotidiana en dicha región. Y los bloqueos no son sólo como protesta en contra de las autoridades, sino que tienen implicaciones en las operaciones del crimen organizado. Hay razón pues de que los diversos sectores sociales le exijan al gobierno de Alejandro Murat y a la Federación, acciones enérgicas para que la ciudadanía pueda vivir en paz.