Centro Histórico, en franco deterioro
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Editorial

Centro Histórico, en franco deterioro

 


Uno de los sitios más emblemáticos de la capital oaxaqueña, el Centro Histórico, calificado como eje de monumentos históricos e inmuebles catalogados por su gran valor arquitectónico, es hoy en día víctima del abandono oficial y la abulia gubernamental. Del tema ya hemos comentado en estos espacios editoriales. En principio, parece no haber algún plan municipal para reacomodar o reubicar al comercio en la vía pública, pues dicen algunos ciudadanos que, en lugar de hacerlo, el gobierno de la ciudad les arregla las banquetas, cosa que no hace en el Andador Turístico, Macedonio Alcalá, en donde hay losetas de cantera desprendidas y el daño ocasionado por el tiempo es evidente. Es más, los llamados ambulantes se han extendido incluso hasta Santo Domingo, en franco reto a las autoridades y afectado la imagen visual de la capital, calificada por la UNESCO desde 1987, como Patrimonio Cultural de la Humanidad.

El Zócalo capitalino, el corazón de la Verde Antequera luce descuidado. Los jardines están deteriorados y tal parece que hasta la fauna nociva circula en las noches. Luego del derribo de dos árboles gigantescos y centenarios, a raíz de las tormentas del año pasado, todo indica que, salvo iniciativas ciudadanas para su protección y salvaguarda, no hay un plan oficial al respecto. Se advierte abandono y apatía para mantener las fuentes en funcionamiento. Los grupos que ya viven ahí, en supuesta protesta, han contribuido a esta pésima imagen. Durante al menos dos décadas, luego de que el magisterio afiliado a la Sección 22 lo utilizara como bastión de sus protestas y plantones, diversos grupos prácticamente se avecindaron ahí. El caso más representativo son los triquis, supuestamente desplazados de la zona de Copala, Juxtlahuaca que, con el ardid de las medidas cautelares otorgadas por la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH), han hecho de los pasillos del Palacio de Gobierno, hotel, cocina, tianguis, etc.

Sin embargo, eso es sólo el principal cuadro del Centro Histórico. Las calles aledañas como Trujano, Las Casas, Miguel Cabrera, Armenta y López y otras, lucen desoladas y oscuras. El deterioro de las canteras es evidente; el desorden y la anarquía lo son más. Inseguras y fantasmales; llenas de puestos y vendedores, hasta de boletos de autobús a la Ciudad de México es posible encontrar en ellas. Y nadie mueve un dedo para solucionar la problemática.

Urgen acciones enérgicas

La semana anterior abordamos en este diario el tema de los panteones de la capital oaxaqueña, la mayoría de los cuales están completamente saturados, en virtud de la demanda de espacios que han significado los decesos por Covid-19. Hay personas que han recibido rechazos para inhumar a sus familiares, no obstante pagar sus contribuciones e impuestos en la capital y han tenido que recurrir a autoridades municipales de otras demarcaciones, para encontrar un lugar en donde sus seres queridos tengan el descanso eterno, ante la imposibilidad de hallarlo en su ciudad natal. Y no nos referimos a los espacios privados que ya han creado algunas empresas, sino es espacios públicos a los cuales las autoridades locales les han dado la vuelta. Por ejemplo, tal como lo publicamos, el Panteón General de San Miguel, desde hace mucho tiempo ha registrado saturación, al igual que el del Marquesado, Xochimilco e incluso, el Panteón Jardín, ubicado en zona conurbada.

Pese a tratarse de un asunto delicado y de urgencia, en el Cabildo de la capital oaxaqueña no se le ha dado la importancia debida. Es decir, para los concejales no tiene relevancia. Lo único que ha propuesto el gobierno local es aprovechar las fosas vacías o aquellas, de las cuales los familiares no han pagado impuestos, para poder liberar algunos espacios. Eso sería sólo tener unas cuantas y no resolver el problema de fondo. Este tema resulta tan importante por la situación en la que estamos viviendo, como la construcción de un relleno sanitario, lo cual se ha ido difiriendo de manera irresponsable y dolosa. Cada campaña municipal se escucha como promesa de los aspirantes la construcción de un nuevo depósito de basura. Y eso lo hemos venido escuchando desde hace al menos cinco períodos de gobierno municipal.  

Hace un par de meses se habló mucho de la venta de un terreno por Lomas del Crestón, que el ayuntamiento pretendía enajenar en una suma realmente irrisoria. Se desconoce el destino final de la citada propiedad, pero no es nada descabellado que dicho predio pudiera ser utilizado eventualmente para la construcción de un nuevo panteón, antes de que grupos o vivales lo invadan. Ya viven en las cercanías extranjeros que sabrá Dios cómo lograron adquirir predios, a sabiendas de que los mismos se ubican en una zona catalogada como reserva ecológica. La situación de falta de espacios y saturación de panteones urge de acciones enérgicas de las autoridades municipales, particularmente.