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Editorial

Nuestro reconocimiento

 


En una fecha tan importante en el calendario litúrgico no sólo de Oaxaca, sino de México y el mundo, justo es desear a todos, felicidades y expresarle nuestros mejores deseos de Salud y Bienestar. La familia periodística de EL IMPARCIAL. El Mejor diario de Oaxaca, conformada por los socios, directivos, colaboradores, reporteros, editores, publicistas, formadores, diseñadores y demás, queremos agradecer a quienes nos distinguen con el favor de su atención y lectura; es momento de darles las gracias por permitirnos estar en sus corazones y hogares; de reconocer que nobleza obliga, darles nuestro mayor reconocimiento porque día a día, durante muchos años, nos han permitido ser la fuente privilegiada de información y han sido leales con nosotros. A esa parte del pueblo oaxaqueño, que allende nuestras fronteras, nos sigue día a día en redes sociales o nuestra página web. 

Hace menos de un mes, este diario cumplió 69 años de haber salido por primera vez. Fue un 26 de noviembre de 1951. Oaxaca se encontraba entonces convulsionado políticamente. Fueron tiempos difíciles. Nuestro diario, uno de los medios impresos del interior del país más antiguos y sólidos, consignó en sus páginas aquellos hechos, como lo hizo en su momento con la caída del ex gobernador Manuel Mayoral Heredia; con el movimiento estudiantil de 1968 o la solicitud de licencia de don Manuel Zárate Aquino, en 1977. Es decir, como ha dicho nuestro director y gerente general, Benjamín Fernández Pichardo: hemos sido espectadores de primera fila. En 2021, si todas las cosas mejoran como ha sido la esperanza de millones de seres humanos en el mundo, que han sobrevivido a los embates de la pandemia de Covid-19, esperamos celebrar nuestros 70 años de vida periodística.

Por ello, en esta fecha tan importante, en que las familias están unidas y el mensaje es pedirle a Dios que nos conceda licencia para seguir con salud y bienestar; con trabajo productivo y salarios que nos permitan sortear los vendavales de la necesidad que trae consigo la vida, justo es también desear a nuestros amigos y suscriptores; lectores y seguidores, nuestros mejores deseos para que en familia pasen un feliz Día de Navidad. Vayan pues nuestra gratitud y bendiciones, pues en los tiempos en que estamos viviendo, lo mejor es enviarnos un abrazo, sin mayores expectativas que haya salud y bienestar.

Seguridad a cuenta-gotas

Mientras en los discursos oficiales se sigue con la cantaleta de que Oaxaca es una entidad segura, en este mes de diciembre, los crímenes y ejecuciones suman decenas. Una revisión de la Sección Policíaca de los diarios locales puede ser un referente para ilustrar que la pandemia y su carga mortal, no han sido obstáculos para las acciones criminales. O son los crímenes múltiples en la zona de Copala, en donde presuntamente están involucradas organizaciones sociales triquis o son simples ejecuciones en las regiones, algunos municipios conurbados o la capital del estado. Los criminales se han cebado sobre mujeres. Sólo en la semana anterior fueron asesinadas: la propietaria de una carnicería en Tuxtepec; un ama de casa en Tlalixtac de Cabrera; otra fue degollada en Arrazola, municipio de Xoxocotlán y el viernes, una dama más en Miahuatlán de Porfirio Díaz. 

A principios de la semana anterior, un policía municipal de Juchitán de Zaragoza murió abatido por delincuentes; un mesero fue ejecutado en un callejón de la Colonia Reforma Agraria y un taxista tuvo una suerte parecida en San Pedro Pochutla. En otros hechos, dos hermanos fueron sacrificados en Santa María Huazolotitlán; en Juchitán de Zaragoza, un profesor fue asesinado, justo cuando daba sepultura a su padre; el jueves anterior, un joven de 23 años de edad fue ejecutado en Tlalixtac de Cabrera y por ese mismo rumbo, un ex trabajador del IMSS corrió una suerte similar el pasado viernes. El sábado se encontró el cadáver de un joven, con signos de ejecución en Etla y en Asunción Ixtaltepec, tío y sobrino corrieron con igual suerte. Estamos hablando de hechos que registraron los medios de comunicación que suman 15 crímenes.

La pregunta es: ¿y qué hace la dependencia responsable de la Seguridad Pública en el estado, que no sea montarse en las cuentas alegres del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, que en sus mediciones nos ubica como un remanso de paz? Mientras ello ocurre, los escándalos de presunta corrupción están a la orden del día, incluso en algunos medios de circulación nacional. En la capital del estado los asaltos a transeúntes, cuenta-habientes, casas habitación y negocios, van viento en popa. De aquella ciudad tranquila de hace algunos años sólo está quedando el recuerdo. Si bien es cierto que la inseguridad es un problema nacional, aquí es responsabilidad de los dos órdenes de gobierno: estatal y municipal, cuidar que no nos vayamos a convertir en una tierra de nadie.