Ixcotel: Fin de ciclo
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Opinión

Editorial

Ixcotel: Fin de ciclo

 


Después de más de medio siglo de funcionar como centro de reclusión para personas que se encontraban privadas de la libertad, el edificio que albergaba el Centro de Reinserción Social de Santa María Ixcotel, fue cerrado de manera definitiva el pasado lunes en la madrugada, con el traslado de poco más de 900 internos a diversos penales regionales como Tanivet, Miahuatlán de Porfirio Díaz y la Villa de Etla. Desde hace años la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) lo había ubicado como un espacio que atentaba en contra de las garantías individuales. Hacinamiento, promiscuidad y espacios indignos, lo ubicaron como el Lecumberri oaxaqueño, es decir, un palacio negro e insalubre. Ahí se concentraron todos los vicios de que padecen algunos centros de reclusión en el país, como el tráfico de droga, venta de espacios, autogobierno, malos tratos y violaciones sistemáticas a la dignidad de quienes por diversos motivos llegaban a dicho centro.

Según se informó el pasado lunes, la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca activó un protocolo de actuación ante el traslado de las personas privadas de la libertad, al verificar que las acciones emprendidas de manera conjunta por la Secretaría de Seguridad Pública del Estado (SSP), Guardia Nacional y Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) hayan sido y sean respetuosas de los derechos humanos tal y como lo marca la ley. Por su parte, el gobierno estatal afirmó que el cierre de este lugar tiene el objetivo de asegurar la tranquilidad y paz de los oaxaqueños, pero también garantizar la integridad y derechos de las personas que se encontraban ahí purgando una condena. Es importante subrayar que, de inmediato, se soltaron rumores y trascendidos, no sólo en torno a la propiedad del inmueble, sino en el sentido de que ahí se instalaría una plaza comercial, situación que desmintió Murat Hinojosa al subrayar que, en dicho espacio, se proyectará la posible construcción de infraestructura educativa universitaria

Esperamos que esta acción, necesaria a todas luces, permita la utilización de dicho espacio en algo digno para los oaxaqueños, que vaya en sentido contrario al sufrimiento de tantos culpables o inocentes, que pagaron en reclusión sus agravios a la ley y a la sociedad. Y que el traslado de más de 800 internos al penal de Tanivet, uno de los más modernos y funcionales del país, permita un proceso real de readaptación y espacios dignos, para quienes aún pagan condenas y sentencias.

Deterioro urbano

Pese a las campañas de denuncia en medios de comunicación y redes sociales, la capital oaxaqueña, orgulloso Patrimonio Cultural de la Humanidad, muestra los síntomas del abandono y el deterioro. No hay una sola calle o avenida que se encuentre en estos momentos al cien por ciento transitable. Hay zonas en donde el tránsito vehicular es prácticamente un reto a la tolerancia. Pero también colonias en las que, pese a su alta plusvalía, no han estado exentas de baches y hoyancos. Hace un par de semana o algo más, luego de campañas de denuncia y críticas, el gobierno de la ciudad inició un programa de bacheo, que para los especialistas y constructores dista mucho de ser duradero. Algunos baches fueron rellenados con tierra o escombro nada más. Ante esta situación, vecinos de diversas colonias y agencias, por sí mismos, llevaron a cabo una tarea que compete a las autoridades, que para ello pagamos nuestros impuestos.

Uno de los problemas que se dice arrastra el ayuntamiento capitalino, he ahí el por qué la criticada venta del terreno que se encuentra ubicado por los rumbos de “Lomas del Crestón”, es la falta de recursos para gasto corriente. De lo obtenido de la venta –afirman- será para financiar combustibles y otros insumos, cuestión que por supuesto no termina de convencer a la ciudadanía, pues todo ello debe estar contemplado en su propio presupuesto de egresos de este año. De igual manera, todo lo referente a reparaciones, rehabilitaciones, construcciones y otros, no son rubros ajenos a las responsabilidades oficiales, sino parte de su Plan de Desarrollo Municipal que, cada trienio, debe entregar el gobierno local que asume el cargo.

Hay pues muchos elementos para poder cuestionar ese abandono a calles y avenidas en la ciudad y para poner en tela de juicio la abulia y el desinterés para poder cumplir con el mandato ciudadano de entregar a los gobernados una ciudad digna y decorosa. Es paradójico que no se lleven a cabo obras de relevancia, que puedan ser atribuidas al gobierno municipal, pero tampoco se arreglen los desperfectos y el deterioro de vialidades. Tampoco se ha atendido el crecimiento anárquico de la mancha urbana, menos la urgencia de diseñar un plan maestro de desarrollo urbano que permita coadyuvar a mejorar la calidad de vida de los habitantes de esta ciudad, considerada en revistas y publicaciones turísticas, como una de las más bellas del mundo.