Otro golpe a economía
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Editorial

Otro golpe a economía

 


En circunstancias normales, los agricultores que se dedican a cultivar fruta, flores o diversos productos de temporada y usuales para adornar ofrendas del Día de Muertos u otros, ya estarían en los mercados de la capital o las plazas de los Valles Centrales, generando sus medios de subsistencia. Sin embargo, con motivo de la contingencia sanitaria que vivimos desde hace siete meses y la prohibición no sólo por parte del ayuntamiento de la capital oaxaqueña de visitar los panteones o realizar calendas, procesiones o demás, el panorama para uno de nuestros festejos más tradicionales, se anticipa sobrio y triste. Representa, eso sí, un golpe severo a la economía de miles de campesinos, distribuidores y productores de los insumos de esta temporada. Del tema ya hablamos hace al menos dos semanas, pues el impacto ya se advierte en los mercados de la ciudad. No hay que olvidar también que la parte exterior de los panteones representan el modus vivendi de cientos de familias que se instalan para la venta de comida o negocios de diversiones.

Un tema aparte es el revés a la industria turística, una de las más afectadas por la pandemia. En condiciones normales, a estas alturas las reservaciones en hoteles y sitios de recreo ya estarían a todo vapor. Pero no. El Covid-19 no nos ha dado tregua y, seguramente, llegaremos a los festejos del “Día de Muertos” en semáforo naranja, pues los contagios y decesos no han cesado de crecer en la entidad. Pese a todo, como ya hemos comentado en este espacio editorial, el Centro Histórico de la capital oaxaqueña ha lucido como si fuera verbena popular, con cientos y cientos de comerciantes, con puestos de venta de mercancía diversa, comida, juegos mecánicos y la infalible protesta. Por fortuna ya fueron removidos y el ayuntamiento citadino realizó labores de desinfección, tratando de abatir los riesgos de contagio.

En notas periodísticas ha circulado la versión de que las líneas aéreas que llevan o traen pasajeros a la capital, trabajan a su mínima capacidad. El porcentaje de pasajeros es mínimo. Jamás habíamos vivido una situación como la actual. Todo ello, junto a la protesta que ha sido festín de organizaciones sociales y grupos de presión, advierten un panorama oscuro no sólo para el festejo que está en puerta, sino para el resto del año. Ello implica que la economía oaxaqueña estará en una de sus peores condiciones. Lo peor es que no se advierte en el corto plazo una recuperación, sólo, tal vez, en las falsas expectativas del gobierno de la Cuarta Transformación.

Justificada crítica

No les ha hecho falta razón a quienes a través de las redes sociales han difundido información gráfica sobre la situación tan penosa por la que atraviesa nuestra capital oaxaqueña. Sin ánimo de descalificar los esfuerzos que al respecto ha realizado el gobierno de la ciudad, estamos convencidos de que hace falta mucho por hacer. En efecto, baches y socavones están dispersos por todo el entorno citadino. Lo que se ha realizado a la fecha es mínimo para el daño que han ocasionado las lluvias y tormentas. Hay avenidas aún intransitables y en pésimas condiciones, sin que a la fecha se haya dado una respuesta eficaz a dicha demanda ciudadana. Ya mencionamos que hay ciudadanos que han acudido a instancias jurisdiccionales para poner su queja en torno a lo que ellos llaman nula respuesta de las autoridades municipales. 

Y es que no solamente son los baches y hoyancos. El sistema de semáforos no ha recibido el mantenimiento requerido, por lo que siguen algunos cruceros peligrosos sin la señal para dirigir el tránsito. Sorprende que, a más de tres meses de denuncia ciudadana al respecto, se haga una omisión criminal de este tipo de irregularidades. No se trata de cuestionar, así como así la ineficiencia administrativa o del gobierno en la capital y los municipios que la rodean, sino de señalar que la denuncia que circula en las redes sociales mucho tiene que ver con la realidad que vivimos a diario y que la autoridad, simplemente se encoge de hombros sin asumir la responsabilidad que le compete. Hoy, a diferencia de antaño, la ciudadanía se ha vuelto más exigente y no hay que esperar a que se publique una nota o columna respecto a tal o cual anomalía, sino que el ciudadano se entera de ello en tiempo real.

Otra situación que ha despertado la crítica ciudadana es la imagen que hoy en día da el Centro Histórico de la capital. Se entiende que esto rebasa la responsabilidad y capacidad del gobierno local. Es más, se trata de un asunto de presión política para el gobierno de Alejandro Murat. Lo que sorprende es que a casi dos años de la actual administración municipal no se haya dado una buena coordinación con el siguiente orden de gobierno para resolver el tema del comercio en la vía pública. Sin duda, al inicio de la gestión del edil, Oswaldo García Jarquín hubo un intento sano de desalojar el zócalo para restituirle a la ciudadanía ese espacio común, ello se estampó con intereses políticos muy bien definidos que se esconden detrás para impedir, cualquier acción de fuerza y aplicación de la ley.