Remembranza histórica
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Editorial

Remembranza histórica

 


Este tres de octubre se cumplen 154 años de la gesta heroica de la Batalla de Miahuatlán, en la cual las armas nacionales, comandadas por el general Porfirio Díaz se cubrieron de gloria. Ésta fue, según reconoció el general en sus “Memorias”, la batalla más estratégica de todas las que libró en la Guerra de Intervención, pues le abrió el camino para avanzar hacia Puebla, en donde habría de librar la batalla definitiva el 2 de abril de 1867 y don Benito Juárez pudiera restablecer la República. Los biógrafos del general Díaz, como James Garner, José C. Valadés, François Xavier Guerra y muchos otros, han reconocido el genio militar de quien fuera luego conocido como “El Soldado de la Patria”. Pese al estigma que se ha creado en torno a su figura, calificándolo de dictador y enemigo de la democracia, hay análisis y estudios recientes que le dan el valor histórico que se le ha negado. En el imaginario colectivo, gracias a la enseñanza de una historia oficial plagada de inconsistencias y verdades a medias, se creó una especie de amnesia histórica.

Cada año, desde el día primero de octubre, se llevan a cabo en Miahuatlán de Porfirio Díaz, una serie de ceremonias, actos cívicos, desfiles escolares y militares, para recordar no sólo la hazaña épica de Díaz, sino para reconocer, asimismo, el heroísmo de muchos soldados originarios de esta población, que combatieron con valor y arrojo, al mando de los coroneles Feliciano y Apolinar García. Entre esos homenajes tradicionales se realizan cabalgatas hacia los cerros de El Yolveo y Los Nogales, conocidos como La Pilastra, para depositar un día y arriar al siguiente, la bandera nacional, en honor a los héroes caídos en combate, tanto mexicanos como franceses.

Sin embargo, desde la semana pasada, las autoridades municipales anunciaron que, a raíz de la contingencia sanitaria, dichos actos conmemorativos serán suspendidos, excepto discretas ceremonias cívicas. Más allá de controversias y diferencias de opinión, muchos oaxaqueños esperamos que, algún día, se le haga justicia al general Díaz. Para ello habrá que romper paradigmas y juicios históricos superficiales. Y también habrá que despojarse de mitos y tabúes, con los que algunos héroes nacionales han sido descalificados. Curiosamente, uno de sus grandes anhelos, el Ferrocarril Interoceánico, que Díaz inauguró en 1903, cobra vigencia a más de un siglo. Son las paradojas de la historia.

La movilización perpetua

Nuestra entidad arrastra un mal fario: padece una movilización perpetua de grupos, sindicatos y organizaciones sociales. Muchos de éstos viven prácticamente de la dádiva que el gobierno ofrece a fondo perdido, lo que hace que sus dirigentes o franquicitarios no trabajen y se pasen la vida medrando de cachar conflictos, demandas, quejas, etc. Hay pues casi un servicio profesional para movilizar a la gente, así sean veinte o cincuenta, con los cuales se bloquean carreteras o vialidades. Un ejemplo deplorable de este ejercicio lo constituye un membrete denominado “Sol Rojo”. Semana a semana se aparece en la ciudad, con decenas de indígenas enarbolando banderas y con un sinfín de demandas. La semana anterior, con la exigencia de la aparición de un maestro universitario de cuyo paradero se desconoce desde hace meses, bloquearon tramos carreteros en el Istmo de Tehuantepec, generando serios problemas a los afectados.  

Un caso similar es el Comité para la Defensa de los Derechos del Pueblo (Codep), del que mencionamos el jueves 24 de septiembre que, con la bandera de presionar a las autoridades para liberar a un sujeto, miembro de dicha organización, que fue video-grabado cuando abusaba de su ex pareja sentimental, a quien golpeó, también ha ocasionado atropellos. El aludido, bajo proceso por intento de feminicidio, fue consignado ante las autoridades, a pesar de que la dirigente del referido organismo, intentó intimidar a la víctima para desistirse de la denuncia. Es decir, para estos chantajistas, acostumbrados a presionar, la ley y la justicia deben estar a su disposición y estar sujetos a negociación. Sin embargo, su paso por oficinas de gobierno y complejos administrativos fue brutal, pues fueron objeto de pintas y consignas ofensivas.

También se han dado movilizaciones de organismos como “Antorcha Campesina”, algunos de cuyos miembros se movilizaron en solidaridad con sus correligionarios de Puebla, que han sido fustigados por el gobierno de Miguel Barbosa. Otros más, éstos del Frente Popular Revolucionario (FPR) han hecho lo propio a un mes de que fue asesinado uno de sus dirigentes regionales: Tomás Martínez Pinacho. Hay pues en nuestro ambiente oaxaqueño una tendencia enfermiza a protestar, chantajear y presionar por uno o un sinfín de argumentos. La ciudadanía está harta de este tipo de expresiones que, si bien todos tienen derecho a manifestarse, hay en nuestro medio un justificado hartazgo que no se asimila tan fácilmente, habida cuenta de que obstaculizan o frenan el desempeño normal de la sociedad.