Repudio ciudadano
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Editorial

Repudio ciudadano

 


El feminismo, como una bandera de lucha por la reivindicación de la mujer en el mundo, la igualdad de oportunidades, el fin de la violencia contra la mujer, entre otras causas, ha tenido una gran aceptación y apoyo ciudadano. Las exigencias de familias cuyas hijas o hermanas han sido víctimas de violencia, desaparición forzada, secuestro, trata o asesinato, han tenido un indiscutible respaldo ciudadano, de tal manera que la crítica hacia la forma tan superficial en la que se ve esta lucha, por parte del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, ha sido criticada. Los medios de comunicación han dado amplia cobertura a la demanda de feministas y víctimas. Sin embargo, ese respaldo, ese apoyo, ha devenido en los últimos tiempos, un repudio generalizado; un asco social, ante la irrupción en la capitalización de dichas banderas, de grupos de mujeres violentos, anarco-punks y muchas lacras sociales. Mujeres resentidas e insatisfechas han mal utilizado la citada lucha para destruir, golpear, vejar y arremeter en contra de todo lo que esté a su paso.

El pasado lunes, para festejar un año de la despenalización del aborto, un grupo reducido de mujeres violentas, encapuchadas, con mochilas en la espalda, conteniendo pintura en aerosol o botellas para cócteles Molotov, aglutinadas en una organización denominada “Marea Verde”, realizaron una marcha de la Fuente de las “Ocho Regiones” al Centro de la ciudad, destruyendo cristales, puertas, ventanas, vehículos, en oficinas públicas, hospitales, centros y plazas comerciales. Para hacer más patético su vandalismo, arremetieron por igual en pintas, golpes, intimidación y amenazas, en contra de los medios de comunicación, como lo hicieron hace un par de semanas al golpear a reporteras de medios de comunicación, entre ellas a Melina Hernández de este diario.

Una lucha genuina, que en su momento tuvo el respaldo ciudadano, se ha convertido en un lamentable festín de salvajes, que sólo ha generado repudio y encono ciudadano. ¿Quién pagará los daños de las empresas o patrimonio personales afectados? Las escenas que vimos este lunes en la Ciudad de México, con la participación activa de sectores femeniles de la Policía, para contener a estos grupos delictivos, disfrazados de feminismo, hace suponer que Oaxaca no se puede quedar atrás. El gobierno de Alejandro Murat debe evitar sólo encogerse de hombros y restablecer el orden y la legalidad. La impunidad campea en la entidad, por un mal entendido temor a la supuesta represión. 

“Grupo Oaxaca” y su legado

Dentro del programa de divulgación editorial del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) se editó el libro: “La agenda democrática del Grupo Oaxaca: Balance y Futuro”, de la coordinación editorial del Dr. Juan Francisco Escobedo Delgado. Varios miembros de lo que fue dicho grupo abordan en sus páginas las experiencias para hacer realidad en México, el acceso a la información, la rendición de cuentas, el derecho a la información y la transparencia. Los diversos capítulos de dicha obra, son abordados por: Jorge Islas, Issa Luna Pla, Roberto Rock, Salvador Olimpo Nava Gomar, Luis Javier Solana, Jenaro Villamil y Luis Ernesto Salomón Delgado. Esta obra será presentada de manera virtual, en coordinación con el Instituto de Acceso a la Información Pública y Protección de Datos Personales del Estado de Oaxaca, este jueves 1 de octubre del año en curso. 

Cono comentarista de esta obra figura nuestro director y gerente general, Benjamín Fernández Pichardo, quien al frente de la hoy extinta Asociación Mexicana de Editores de Periódicos, A.C. (AME), sumó a la causa a más de setenta propietarios de diarios del interior del país y fue prácticamente quien encabezó esta cruzada, junto con Ernesto Villanueva, entonces investigador de la Universidad Iberoamericana (UIA). En efecto, el citado “Grupo Oaxaca” nació a raíz de la celebración del Seminario: “Derecho a la información y proceso democrático”, que se llevó a cabo en la capital del estado, en mayo de 2001. Ahí se aprobó la llamada “Declaración Oaxaca”, que perfiló lo que al año siguiente sería la “Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental”, promulgada por el ex presidente Vicente Fox, en 2002.

Con el paso del tiempo se han creado mitos y fantasías al respecto. A la creación del “Grupo Oaxaca” le han surgido muchos autores y padrinos, al igual que a la lucha contra la opacidad y la secrecía. Es más, hasta cuadros gubernamentales o partidos políticos se han asumido como promotores y creadores de las leyes de transparencia y los órganos garantes, como lo hemos padecido en Oaxaca, se han convertido en rehenes del interés de gobierno y partidos. Es decir, aquella lucha genuina de la sociedad civil para encaminar al país en la ruta democrática de la transparencia y la rendición de cuentas, ha transmutado a un remedo de autonomía, que hoy mismo está en la mira presidencial.