De nuevo a semáforo amarillo
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Opinión

Editorial

De nuevo a semáforo amarillo

 


Desde el pasado viernes trascendió que Oaxaca, al igual que otras entidades del país, regresaba al semáforo epidemiológico amarillo, es decir, en términos de la pandemia de Covid-19, a un riesgo de alto a moderado en contagios. Es la segunda ocasión en que nuestra entidad figura, de acuerdo a las autoridades federales, en dicho color, pese al elevado número de casos positivos. Como oportunamente lo informamos el pasado sábado, la semana anterior superó en número a la antepasada. Es más, el mismo viernes en que se dio a conocer el cambio de naranja a amarillo se contabilizaron 184 nuevos casos positivos y 6 decesos. Un día antes hubo cerca de 160 y 16, respectivamente. Es un hecho que el virus no nos ha dado tregua y que sigue con su carrera letal en territorio oaxaqueño. Sorprende que la Secretaría de Salud federal no tome en cuenta factores como los que hemos señalado. 

En efecto, se desconocen los criterios o la metodología aplicada, además de las serias contradicciones que existen en las mismas autoridades. Se ha dicho que las clases presenciales volverán cuando las entidades estén en semáforo verde. Sin embargo, ellas mismas descalifican el retorno a la normalidad, al afirmar que será responsabilidad de cada gobierno estatal reestablecerla en el ámbito educativo. En el caso de Oaxaca, ni bien se han instruido restricciones para comercios, bares, plazas comerciales, restaurantes y otros, cuando de nueva cuenta cambiamos de semáforo epidemiológico. Mientras tanto, el país registra tasas de mortalidad mayores que en otros países. Es obvio que el manejo de la pandemia ha sido deficiente y que México está muy lejos de poder “aplanar la curva”, como se ha jactado el gobierno federal desde hace meses. 

La pérdida de empleos formales, la constante protesta de trabajadores del sector turismo o comercial que han padecido los efectos graves de la pandemia, no sólo en términos de salud sino en lo económico, son factores que siguen fustigando a los oaxaqueños. La industria turística ha sido una de las más afectadas, por la cantidad de personas que laboran en la misma. A seis meses de haber iniciado la contingencia sanitaria, asoman por doquier sus efectos letales, no solamente en las tasas de contagio y mortalidad que no han cedido, sino de sus efectos en miles de trabajadores que han sido lanzados a la calle y la falta de programas de apoyo para que puedan resarcirse de sus salarios esfumados.

Consulta: Un fiasco

Como si fuera una broma de mal gusto, la famosa consulta a la que convocó el presidente Andrés Manuel López Obrador, para llevar a juicio a los últimos cinco ex presidentes de la República, acción que fue instrumentada por el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), tiene visos de inconstitucionalidad, según la versión difundida de la sentencia del ministro ponente, Luis María Aguilar Morales, de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). El razonamiento jurídico es contundente: sería condicionar los derechos humanos y las garantías constitucionales del ciudadano, a juicio de las mayorías plasmadas en consultas populares. Desde la propia instrumentación de la consulta con la pregunta de, si el ciudadano estaba de acuerdo para llevar a juicio a los ex presidentes, se observó una tendencia política absurda y temeraria. Era un intento, aunque más formal, de aprobar algo levantando la mano, situación que ha sido de principio a fin una trastada para el pueblo mexicano.

Lo que más ha calado en al ánimo de la ciudadanía mexicana es que habiendo temas prioritarios, como es el caso de la pandemia, que ha dejado más de 76 mil muertos y la crisis económica que se avecina; el conflicto por el agua en el estado de Chihuahua y una creciente inseguridad, a raíz de la irrupción de los grupos criminales desafiando el Estado de Derecho, el presidente se distraiga con tal barrabasada dejando de ejercer su función como estadista y asumirse promotor de un partido. En efecto, lo que se quiere es que haya temas que figuren en la boleta electoral del 2021, para que el partido actualmente en el poder se enchufe de nuevo. 

Si bien es cierto que falta aún que la ponencia del ministro citado se someta a consideración del pleno de la SCJN, es evidente que se trata de una obsesión por el ajuste de cuentas y la venganza, que lo único que ha fortalecido es la división entre los mexicanos y el encono entre unos y otros. Porque hay que decirlo sin cortapisas: AMLO ha sembrado odio entre los mexicanos que no estaríamos lejos de un desencuentro nacional. Ya hemos hablado en este mismo espacio de las descalificaciones y denuestos hacia los medios de comunicación y la amenaza latente contra la libertad de expresión que, de continuar, nos pondría en la antesala de un régimen de corte autoritario y fascista. De ello, obviamente, no estarán de acuerdo algunos fanáticos y chairos. Pero la realidad es otra. Qué bueno que, en el país, las instituciones de justicia siguen vigentes.