UABJO: La eterna protesta
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Opinión

Editorial

UABJO: La eterna protesta

 


La situación financiera de nuestra Alma Mater, la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca (UABJO), la tiene al borde del colapso. La administración de dicha institución ya no puede más con las exigencias de al menos seis sindicatos y el pago de pensiones. En efecto, los vicios se han arraigado ahí, como es el caso de la venta de los espacios de nuevo ingreso, manipulados por dirigentes de porros y golpeadores que cada inicio de cursos, mueven a los rechazados para obtener espacios y llenarse los bolsillos. Con el efecto de la pandemia, la situación se ha exacerbado, habida cuenta de que, al no haber exámenes presenciales, quienes no fueron aceptados han manejado un sinfín de justificantes, uno de ellos es que los pagos de inscripción deben cancelarse. Es decir, darles un duro revés a las finanzas universitarias, ya de por sí vulneradas por un raquítico presupuesto, insuficiente para hacer frente a sus compromisos tanto en lo académico como en lo laboral.

Desde hace al menos dos semanas, un grupo denominado Frente de Organizaciones Estudiantiles de la Universidad ha cerrado los accesos a los edificios universitarios y a dos o tres facultades, impidiendo el retorno general de los estudiantes, al menos los trámites. Movidos presuntamente por conocidos pájaros de cuenta del porrismo universitario, una veintena de supuestos estudiantes exigen la cancelación de las cuotas de inscripción y, otros, piden ampliar la matrícula con el argumento de que la educación debe ser, como reza el Artículo 3º. Constitucional: laica, gratuita y obligatoria. Sin embargo, se trata de una demanda absurda. En toda universidad pública o privada, las cuotas son una obligación sin estar sometidas a negociación. 

Como lo hemos publicado en nuestras páginas en días anteriores, el rector de la UABJO, Eduardo Bautista Martínez, ha tocado puertas y ha cabildeado con nuestros representantes populares en las cámaras local y federal, para obtener un mayor presupuesto para la institución, pues el que le es asignado actualmente es insuficiente. La situación es similar a la que mantienen a varias universidades públicas del país en riesgo de colapso. Hay que recordar que su matrícula es mayor a los 25 mil estudiantes, por lo que requiere de mayor atención de las autoridades, pues hoy en día es de las instituciones a donde acuden cada año, miles y miles de aspirantes a forjar una carrera profesional, lo que la ha hecho, una alternativa viable para la juventud estudiosa.

Culpas ajenas

Ante la ciudadanía se escucha como un argumento infantil que el ayuntamiento de la capital culpe al Sistema de Agua Potable y Alcantarillado (SAPAO), del estado en que se encuentran calles y avenidas de nuestra ciudad. Por supuesto que no es así. Las calles y avenidas, como comentamos hace dos días, lucen cual si fueran paisajes lunares. Las redes sociales han dado cuenta del estado terrible de algunas vías, como es la que pasa arriba del puente Porfirio Díaz, a la altura se Santa Anita, lleno de hoyancos que, para quien sale o entra de la ciudad, debe ser un serio desafío. Sin duda, en donde SAPAO ha realizado excavaciones sin concluir obras, están perfectamente identificadas, pero no así el resto de calles destrozadas, deshechas y muestra de una abulia brutal. Las hay por todos lados. Es más, en la Colonia Reforma y en otras colonias, se han formado socavones que ponen en peligro la vida de transeúntes y automovilistas. En redes sociales, algunos aficionados o ciudadanos en general, dan cuenta a diario de esta situación.

Si bien es cierto que en contra de SAPAO hay muchas quejas: falta de suministro de agua potable por semanas o meses; la no reparación de cepas y zanjas para tomas de agua particulares; los cobros indebidos, entre otros, que no se justifican ante la ciudadanía, ello no implica que se le endosen culpas ajenas como son los baches o el mal estado del sistema de semáforos que, desde hace meses, no funcionan, poniendo en riesgo a miles de automovilistas o transportistas que tienen que atravesar por cruceros peligrosos. La crítica ciudadana es que las autoridades municipales no cumplen con las responsabilidades mínimas que tienen ante la ciudadanía, como es, justamente, tener la capital en un estado decoroso, digno y transitable. Ya no es argumento el hecho de que no hay recursos o las prioridades que ha traído la pandemia.

En efecto, pues, SAPAO tiene la responsabilidad de que la ciudadanía carezca del vital líquido y del pago de cuotas que no se justifican, pero también el ayuntamiento de la capital tiene la suya ante el desinterés para llevar a cabo un programa masivo de bacheo, ya que toda la ciudad, sobre todo entradas y salidas, están prácticamente intransitables. Lo hemos dicho: cualquier desperfecto que haya en la carpeta asfáltica, las autoridades tienen una ventana que son las redes sociales para detectarlas. Es poco institucional pues culpar al de enfrente de las responsabilidades. El municipio tiene las suyas y la entidad responsable del agua potable y el alcantarillado las propias. Ninguna debe empalmarse entre sí.