Seriedad en apoyos
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Editorial

Seriedad en apoyos

 


A poco de haberse iniciado la crisis por la contingencia sanitaria por el Covid-19, el gobernador Alejandro Murat anunció un programa de apoyos para reactivar la economía y dar un breve aliciente a las micro, pequeñas y medianas empresas que empezaron a tener problemas económicos, como el cierre parcial, despido de personal y pago de impuestos. Justamente para paliar dicha situación, el gobierno estatal destinó una cantidad considerable, aunque en realidad insuficiente. Sin embargo, según algunos pequeños empresarios que acudieron a las áreas de la Secretaría de Economía para solicitar informes y acceder, de ser posible, a los apoyos estatales, se toparon con un excesivo burocratismo y la exigencia de documentación que los hizo desistir de los mismos. De igual forma ocurrió con la condonación sobre el impuesto sobre la nómina, de la que muy pocos se beneficiaron, unos porque no tuvieron información al respecto, otros porque vieron complicado el panorama, con las lecciones ya recibidas.

Durante la pasada visita del presidente Andrés Manuel López Obrador a Oaxaca, mencionó la cantidad de 572 millones de pesos, presuntamente canalizados a la entidad para hacer frente a la crisis económica ocasionada por la pandemia. No hemos tenido información al respecto ni, mucho menos se sabe si dicha cantidad fue canalizada a ciertos rubros de la economía o la cadena productiva. Lo cierto es que la situación es desesperante, al menos en aquellos segmentos que viven del turismo, como hoteles, restaurantes, agencias de viajes, líneas aéreas, de autobuses, etc. El Aeropuerto Internacional de la Ciudad de Oaxaca opera en menos del 20% de su capacidad y los principales destinos de playa, como Huatulco y Puerto Escondido, pese a que se abrieron algunos hoteles con paquetes promocionales, la realidad es que el miedo ha hecho presa de visitantes y los lugares lucen con el 10 o 15% de su capacidad.

Si bien es cierto que la capital se encuentra hoy mismo en semáforo naranja, a pesar de que los contagios y decesos están al alza, la actividad comercial está semi-paralizada. He ahí el por qué se requiere no sólo de información para que los afectados puedan tener algún beneficio, sino que los apoyos fluyan sin burocratismos ni restricciones. Es decir, que haya seriedad para otorgarlos y no engañar a los potenciales beneficiarios. Estos tiempos de crisis no son para estar haciendo dar vueltas a quienes ya padecen los embates económicos de esta pandemia tan grave.

Y siguen homicidios

Desde antes de la última visita del presidente Andrés Manuel López Obrador a Oaxaca, que concluyó el pasado 26 de julio, criticamos los informes del llamado Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), al menos dos de ellos que difundió la Secretaría de Seguridad Pública estatal. Existen dudas respecto a los criterios de medición con los que se obtienen dichos informes que, no pocas veces, en los últimos años, han considerado a Oaxaca como una de las entidades más seguras del país. Los informes aludidos afirman que los homicidios dolosos y delitos de alto impacto se han reducido y se publicitan, paradójicamente, justo cuando la entidad registra un mayor número de casos. Lo más cuestionable es que los mismos funcionarios federales y estatales se regodean en las estadísticas que validan los citados informes, como si el trabajo hecho fuera limpio y eficaz, lo cual no es así.

En los días anteriores a la difusión de los multicitados informes, Oaxaca registró en menos de una semana, 12 ejecuciones. ¿De dónde pues somos una de las diez entidades más seguras del país, con regiones como el Istmo de Tehuantepec o Tuxtepec, en donde materialmente la muerte tiene permiso? Sin duda alguna y salvo que el conteo que algún día llevamos a cabo o las notas que publicamos a diario adviertan lo contrario, lo cierto es que las cifras que maneja la institución mencionada al principio, no reflejan con crudeza la realidad que vivimos en materia de seguridad. Son, definitivamente, otros datos.

Un ejemplo: sólo el lunes 3 de agosto, en la entidad oaxaqueña se presentaron al menos cuatro ejecuciones. El cuerpo de una persona del sexo masculino fue localizado con huellas de tortura y el tiro de gracia, en un fraccionamiento de la agencia de Santa Rosa Panzacola, municipio del centro. En una casa en obra negra, en la carretera que comunica a Juchitán de Zaragoza con Playa Vicente, fue localizado el cadáver de Juan de Dios A.V., de 23 años de edad, con un disparo en la cabeza. Al filo del mediodía, mientras Lisandro Z.C., de 48 años de edad, originario de Santo Domingo Zanatepec, se encontraba en el interior de un restaurante localizado a orillas del Río Ostuta, fue ejecutado por desconocidos. El mismo día, en un asalto sangriento en un negocio de materiales de construcción, Julio César G.P. de 40 años de edad, resultó muerto por impactos de arma de fuego. Y estamos hablando de homicidios violentos ocurridos en menos de 24 horas.