Contagios y decesos al alza
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Editorial

Contagios y decesos al alza

 


Está por demás insistir, sin afán catastrofista, que los contagios y decesos por el nuevo coronavirus o Covid-19 siguen al alza en Oaxaca. La semana pasada cerramos con más de 1 mil trescientos casos positivos y más de 150 muertos. Se han dado escenas escalofriantes que sólo veíamos que ocurrían en otros países, como es el caso del abandono de familiares en hospitales e inclusive, de cadáveres en parajes solitarios de carreteras, de resultar ciertos los rumores de ataúdes envueltos en plástico encontrados en una barranca entre San Miguel y Ejutla de Crespo, todo con la intención de evitar contagios entre la familia. Hace unos días, la diputada local por el Partido Acción Nacional (PAN), María de Jesús Mendoza, denunció en redes sociales el caso de una familia completa de Tuxtepec, contagiada del virus, cuya atención hospitalaria no había sido posible, pues los mandaban de un lugar a otro. 

Estamos convencidos de que la atención en nosocomios habilitados para atender a pacientes Covid-19 no es tarea fácil. Es evidente que todo el manejo de los mismos y los riesgos que ello entraña, en donde se juega la vida, no es tarea simple. Hace poco más de una semana abordamos en nuestras páginas el peregrinar de un pasante de Medicina que, con su padre enfermo, fue del tingo al tango, sin poder lograr que se le atendiera de inmediato. Gracias a la presión en redes sociales y medios de comunicación logró que se le abrieran las puertas de un hospital. La persona resultó positiva a Covid-19. Así como este caso hay muchas historias más, algunas llenas de dolor y tragedia, pues lo que hemos advertido es que ni siquiera los muertos se despiden como nuestros usos y costumbres nos mandatan. 

Estamos en una situación crítica, de altísimo riesgo. Desde la semana pasada las autoridades sanitarias nos pusieron en semáforo rojo. La fase de más peligro en esta pandemia. Sin embargo, insistimos, la movilidad ciudadana se ha exacerbado en la capital –la zona de más contagios y decesos- sin que haya una voz para convencer a quienes pueden quedarse en casa, de hacerlo. No está por demás decir que, tal como hemos insistido en este mismo espacio editorial, hay quienes de manera forzosa tienen que salir a trabajar. Pero hay muchos más que no tienen argumentos más que su incredulidad o su ignorancia. Eso es fatal en los momentos que estamos viviendo.

Medios: Siguen en la mira

La semana anterior se difundió la entrevista que uno de los principales paleros del gobierno del presidente, Epigmenio Ibarra, le había hecho a Andrés Manuel López Obrador que, sin duda alguna, con tantas verdades a medias que hemos escuchado los mexicanos en esta etapa crítica de la pandemia, poco o nulo interés tuvo entre la población. Como en la nueva era de la información no hay nada oculto bajo el sol y muchas cosas, por más que pretendan estar en la opacidad aparecen, llegan a saberse, se filtró una parte de la entrevista que, obviamente no fue presentada al público, en la que el presidente afirma que “el gobierno controla a los periódicos” y la información que publican. Jamás en la historia política mexicana se había escuchado semejante afirmación, torpe, veleidosa y perversa. 

Unos días antes la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), calificó de “incitación a la violencia” los ataques que el presidente de México, vierte en forma periódica, constante y sistemática contra los medios de comunicación y periodistas. El presidente de la SIP, Christopher Barnes, dijo que, si bien el periodismo como cualquier otra actividad está abierta a la crítica, advirtió que el sesgo autoritario, ideológico y despectivo con el que López Obrador ataca a los medios, puede motivar a aquellos individuos que sólo necesitan una excusa para incitar violencia y atacar físicamente a los periodistas y medios. En forma sistemática y periódica aprovecha sus conferencias de prensa matutinas para estigmatizar a los medios de comunicación, en especial a ciertos diarios a los que califica cotidianamente de amarillistas, corruptos, alarmistas, calumniosos y opositores. Las campañas de desprestigio, también han apuntado contra medios internacionales como The Financial Times, The Washington Post o El País”, entre otros.

Algunos medios extranjeros han respondido a esos ataques y descalificaciones con información precisa y puntual sobre lo que ocurre en México. La semana pasada el influyente diario norteamericano Los Angeles Times arremetió en contra del mandatario mexicano a quien calificó de necio y obstinado en no reconocer la situación tan vulnerable que en materia sanitaria y económica padece el país. Todos ellos, han difundido de manera crítica los disparates y excesos verbales que tanto daño han ocasionado a la unidad y solidaridad entre los mexicanos.


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