Contingencia y violencia
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Editorial

Contingencia y violencia

 


El confinamiento en casa, durante lo que ha transcurrido de la contingencia sanitaria, ha traído consigo fenómenos hasta hace poco inexplorados respecto al comportamiento humano. La cotidianeidad del trabajo, de los hijos a la escuela y de la esposa, dedicada tanto a labores del hogar como al ejercicio de su profesión, hacía en cierto sentido, más llevadera la vida en familia. En realidad, el encierro en las paredes de una casa, departamento, hacienda o lo que fuera, ha llevado a períodos preocupantes de estrés. Niños (as) duermen demasiado, al estar ausentes de las clases presenciales y, no obstante, pesadas cargas de tareas. El encierro ha llevado consigo también, un mayor ensimismamiento en aparatos electrónicos como teléfonos celulares o computadoras personales.

Aunque en la Ciudad de México se han dado centenas de casos de violencia contra las mujeres y suponemos que no solamente ahí, en Oaxaca no contamos con un monitoreo telefónico, en donde los cuerpos policiales o de socorro den atención a víctimas de violencia doméstica. Se habla inclusive, de que mujeres son golpeadas ahora por sus parejas o esposos, ante la permanencia durante horas, días, semanas y meses en confinamiento. Esto implica que la convivencia intensiva desata mayores índices de violencia en contra de la mujer. Sorprende que los grupos, colectivos y demás, que dicen apoyar las causas de las féminas violentadas y demás, sólo remitan su acción a declaraciones espontáneas en los medios de comunicación, pero ninguna medida sistemática para proteger a quienes se hayan en ese entorno.

El pasado 10 de mayo, un grupo de activistas por los derechos de la mujer acudieron a realizar pintas a conocido monumento alusivo, ubicado en el inicio de la Calzada Madero y el ascenso al cerro de “El Fortín”. Sin embargo, eso no basta. El activismo feminista se ha enclaustrado en protestas, pintas y a veces hasta actos vandálicos, pero en casos como el que nos ocupa, tal parece que aquello que prevalece es el egoísmo. Sería bueno que se documentaran en esta contingencia los actos de violencia intrafamiliar y dar a las víctimas alternativas de supervivencia y salud, adicional a lo que estamos viviendo. Es decir, se requiere un papel más relevante en la defensa de los derechos de las mujeres, que vayan más allá de discursos acartonados o protestas que para la sociedad han perdido sentido.

Urgen medidas enérgicas

En el país se han registrado más de 7 mil muertos y en Oaxaca hemos rebasado los 100. Pese a ello y a las noticias duras y descarnadas que recibimos todos los días en torno al crecimiento de los contagios y decesos por el nuevo coronavirus o Covid-19, hay personas que aún, a estas alturas, siguen diciendo a quien quiera escucharlas que el mal no existe. La ignorancia es uno de los factores que ha influido de manera negativa para que aquellos que tienen posibilidades de mantenerse en casa, sigan saliendo a la calle, a mercados, centros comerciales o simplemente a vagar. El crecimiento en los contagios que hoy en día han ubicado a Oaxaca como una de las entidades que más casos están registrando, no es fortuito. Va en función de la movilidad de las personas que, a pie, a bordo del transporte urbano o de sus vehículos particulares, no han tomado con seriedad la cuarentena.  

Ya hemos dicho que un elemento negativo para esta situación fue la supuesta “vuelta a la normalidad”, en los municipios llamados políticamente “de la esperanza”, el pasado 18 de mayo. Muchos lo tomaron al pie de la letra, a pesar de que el ejecutivo estatal hizo precisiones al respecto. El relajamiento en las medidas de prevención, se han dado incluso hasta en modestos negocios, como taquerías que, sin recato alguno, tienen por la mañana diez, quince o veinte comensales, sentados en torno. No se ha cumplido pues con la disposición de vender comida “sólo para llevar”. Las redes sociales han dado cuenta de esta situación en tiempo real. Pero tal parece que los enjundiosos inspectores municipales, sólo atienen los casos que les convienen.

Es urgente apretar más en lo que se refiere en las medidas sanitarias, sobre todo, inhibir la movilidad. No es una mala idea la propuesta por el gobierno de la capital en coordinación con la Secretaría de Movilidad (Semovi), desde el viernes 22 de mayo, en el sentido de reducir al mínimo el trasporte urbano de pasajeros. No obstante, el paquete debe incluir también a los taxis foráneos, que son quienes mueven miles y miles de personas a diario, particularmente en los Valles Centrales, que es, justamente, en donde se ha ubicado el mayor número de contagios. Se trata de una emergencia que no debe anteponer intereses particulares ni el trillado argumento de la violación a los derechos humanos, un tema tan manoseado en la entidad, como en ninguna parte.  

 


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