Urge programa emergente

No tenemos la menor duda que las medidas sanitarias se habrán de recrudecer. Es posible que tengamos situaciones de excepción, intentos desesperados para evitar la propagación del virus y haya más muertes. La posibilidad de toque de queda no es remota, si se parte de la premisa que el confinamiento voluntario en casa es uno de los antídotos recomendados por las autoridades, a la luz de la experiencia de otros países que han padecido la gravedad de la enfermedad. Sin pesimismo ni fatalismo alguno, una situación extrema terminaría por colapsar por completo el sistema sanitario del país y de Oaxaca, de cuya pobreza, deficiencias y carencias, ya hemos hablado en otros espacios editoriales. Sin embargo, los tres órdenes de gobierno deben, asimismo, trabajar en otro frente: la creación de un fondo de contingencia económica, que evite, en primer lugar, que una vez que todo vuelva a la normalidad, se polarice la situación social del país. 

Cientos y cientos de empleados de servicios –ya lo hemos comentado en este espacio editorial- se han quedado materialmente en la calle. ¿De qué habrán de sobrevivir si por años lo han hecho devengando un salario mínimo, que complementan con las propinas que reciben en bares, antros y restaurantes? ¿O las personas que hacen las habitaciones en hoteles, que han suspendido sus operaciones ante el llamado de las autoridades y de los mismos turistas que han cancelado sus viajes, por el colapso en el transporte y otros? ¿De qué vivirán nuestros productores locales de papaya, mango, aguacate, tomate, flor, verduras, etc., cuyos productos se están echando a perder en puestos y bodegas, ante la falta de clientes, que por salud están resguardados en sus hogares?

La insensibilidad mostrada por el gobierno federal y el acoso del Sistema de Administración Tributaria (Sat), es totalmente incongruente con la emergencia sanitaria. El mismo presidente, en un discurso contradictorio y pese a medidas anunciadas, ha insistido en que no habrá condonaciones de impuestos, pero sí ha pedido a los empresarios mayores sacrificios. Con el ardid de que se requieren recursos para hacer frente a la pandemia, el sistema tributario ha continuado con su labor persecutoria a los contribuyentes, cuando sus directivos saben a ciencia cierta, el Calvario que están pasando para poder conservar su planta laboral y conservar sus niveles de empleo. 

El crimen no da tregua

A los grupos criminales, sobre todo a los que se asentaron y mantienen el control de la Cuenca del Papaloapan, poco les interesa la contingencia sanitaria para evitar la propagación del Covid-19. Ellos siguen con su labor de exterminio de sus grupos antagónicos. Lo grave y contradictorio es que los operativos para encontrar la hebra de las operaciones se estampan con una realidad: mientras la Fiscalía General del Estado pone bajo la ley a los presuntos criminales, los jueces los liberan sin más. La semana antepasada se dio a conocer el operativo coordinado entre la Fiscalía, la Secretaría de Seguridad Pública y la Guardia Nacional, en el municipio de Loma Bonita, en donde hay evidencias de que un conocido cártel criminal se ha incrustado hasta el mismo gobierno local.

Fueron detenidos entre otros, quien se dice es el principal operador del citado cártel, el director de la Policía Municipal, algunos de sus elementos y hasta funcionarios (as) del ayuntamiento. Es más, la SSPO tomó el control de la seguridad, ante la detención de los mandos locales. Pues bien. El pasado miércoles trascendió que el jefe policial y el capo del cártel referido, habían obtenido su libertad. La pregunta es: ¿Fue un nuevo fiasco de la Fiscalía General o el Poder Judicial tiene otra lectura de la matazón que sigue llenando de luto a la ciudadanía de Tuxtepec, con cerca de 25 ejecuciones en lo que va del año? De una cosa estamos ciertos. Si como dicen los abogados y leguleyos, el mundo del juez es el expediente, ello implica que no se aportan las pruebas necesarias para que los detenidos, aún en flagrancia, sean vinculados a proceso y pisen la cárcel.

Para nadie es un secreto que dicha zona, antes considerada la más rica del estado, es hoy en día una región sin ley, desde que se convirtió en terreno de disputa de los grupos criminales. Mucho se dice que es vertedero de cadáveres de sicarios avecindados en Veracruz. Eso era en el pasado. Hoy en día, Tuxtepec es una ciudad lacerada a diario por dichos grupos delincuenciales. Es más, se han observado caravanas de vehículos colgando mantas y leyendas dirigidas a sus adversarios en el negocio de la extorsión, el secuestro, el cobro de derecho de piso, el trasiego de droga, de robo de gasolina y el tráfico de indocumentados que tienen por ahí el paso obligado. Todo ello, obviamente, con el respaldo del sistema de justicia que por miedo o por negligencia, liberan a los criminales cuando son detenidos.