Una demanda justa
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Editorial

Una demanda justa

 


El decreto emitido el pasado miércoles por el gobernador Alejandro Murat, en el sentido de disponer el cierre de bares, cantinas, antros y otros, así como deportivos, gimnasios, guarderías y demás, a las que se añaden las medidas impuestas por el ayuntamiento de la capital oaxaqueña en la sesión de Cabildo de la misma fecha, han sido, sin duda alguna, enérgicas y en el contexto de salvar vidas a raíz de los efectos letales de la pandemia del coronavirus, de no tomarse las medidas de prevención adecuadas. Sin embargo, también son letales para la actividad económica de los oaxaqueños, habida cuenta de que la actividad comercial y de prestación de servicios turísticos, se ha paralizado parcial o totalmente. Miles de empleos se han generado, justamente, en el entorno de los servicios. Detener de golpe la actividad comercial y de la industria restaurantera, representa despido de trabajadores o pagar renta, salarios y prestaciones, de la bolsa de los empresarios.

Es innegable que la micro, pequeña y mediana industria local vive al día. Si a ello se agregan el pago de impuestos de nómina y el Impuesto sobre la Renta (ISR), además de las constantes pérdidas que generan los bloqueos, el comercio en la vía pública en el Centro Histórico y el constante cierre de negocios ante la poca rentabilidad que generan, el panorama se atisba más complejo. Nadie tiene lo suficiente para aguantar sin generar recursos por más de un mes. Es cierto, la contingencia sanitaria exige sacrificios, pero de la misma manera en la que existe un programa nacional de apoyo a los empresarios que generen pérdidas por esta contingencia, los oaxaqueños que están en ese supuesto, han solicitado a los tres órdenes de gobierno, medidas inmediatas para paliar la situación económica que se les avecina. 

El pasado jueves se publicó en las páginas de El Mejor diario de Oaxaca, una carta abierta dirigida al presidente Andrés Manuel López Obrador; al gobernador Murat Hinojosa y al presidente municipal, Oswaldo García, en la que el sector restaurantero y de venta de bebidas, les exponen su situación y les solicitan una serie de medidas para resarcirle de las pérdidas que, a poco de haber entrado en vigor la contingencia, ya están padeciendo. Se presume que, se solidarizan con dichas medidas sanitarias y las disposiciones oficiales, salvo que el sector empresarial exige también medidas justas y apoyos adecuados a la situación de cada uno.

 

¿Impunidad o complicidad?

Hace unos días se dio un hecho no sólo preocupante sino, simplemente deleznable. En la madrugada, suponemos al inicio de esta semana, en una taquería ubicada frente a la Terminal de Autobuses de Primera Clase, negocios que normalmente permanecen abiertos durante toda la noche, llegaron tres sujetos, quienes fueron identificados presuntamente, como Juan e Iván Luis Villaseca, junto con el tío de ambos. Luego de hacerse de palabras con quienes se encontraban ahí cenando, uno de ellos desenfundó un arma de fuego y la accionó sobre dos sujetos, quienes resultaron ser conocidos futbolistas profesionales. Una cámara de video captó los momentos en que Juan Luis Villaseca le disparó en la pierna a una de las víctimas, no sin antes hacer disparos hacia automóviles y personas que pasaban por el lugar. Por fortuna ninguno de los disparos o balas perdidas dio en algún blanco humano.

Se trata de dos sujetos violentos que, -aunque luego dijo que fue en una cuenta pirata- fueron identificados por el dirigente estatal de la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México (Catem), Jaime Paz. Hay que recordar que los aludidos hermanos Luis Villaseca, son hijos del desaparecido Juan Luis Martínez, quien junto con sus hermanos (a), mantuvo a sangre y fuego el control sobre el transporte concesionado en Oaxaca, generando con ello decenas de muertes violentas. Herederos de esa casta, Erick, Iván y Juan Yahvé, formaron el Sindicato “Libertad”, en donde delinquieron a placer. Es más, hace sólo unos meses, durante un enfrentamiento en los rumbos de Santa Lucía del Camino, con miembros de Catem, en donde han sido rechazados, la Fiscalía General del Estado, realizó un cateo, decomisando vehículos con reporte de robo, armas de fuego y animales exóticos.

Para encubrir sus actividades criminales, los citados hermanos Luis Villaseca, pretendieron formar hace poco más de un año, el grupo “Jóvenes Catem”, pese al rechazo la dirigencia de dicha organización, también caracterizada por su beligerancia y violencia. Luego de los hechos descritos al principio, lo que resulta extraño es que dos personajes que tienen pendientes de ejecutar órdenes de aprehensión se sigan paseando impunemente por las calles de la capital oaxaqueña, además, en posesión de armas de fuego. La pregunta es: ¿quién o quiénes los protegen y a qué obedece dicha protección, que raya en la impunidad? ¿Qué esperan las autoridades de seguridad para echarles el guante?