El legado de Juárez
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Editorial

El legado de Juárez

 


Hoy se cumplen 214 años del nacimiento del oaxaqueño más reconocido a nivel mundial: don Benito Juárez. Según los muchos análisis biográficos que se han publicado hasta el momento, incluyendo la obra significativa de Ralph Roeder, nació un día como hoy en San Pablo Guelatao, perteneciente al distrito de Ixtlán. Más allá de la historia anecdótica y la fantasía que se le ha acuñado a su figura, en efecto, fue producto de padres indígenas y tuvo que luchar mucho para poder salir de su comunidad y asumir la aventura de ir a estudiar a la capital oaxaqueña, que vivía los estertores y coletazos de la Guerra de Independencia. Hecho del esfuerzo propio, Juárez ingresó primero al Seminario Conciliar de la Santa Cruz, de donde salió para ingresar el entonces reconocido Instituto de Ciencias y Artes del Estado, entonces semillero del pensamiento liberal de esa época, mitad del Siglo XIX.

El Instituto fue crucial para la etapa formativa de Juárez y punto de arranque de su carrera política, primero como rector y después como gobernador, ministro de la Suprema Corte de Justicia, para devenir, posteriormente, presidente de la República, que pudo mantener, pese a las amenazas de los conservadores y los amagos de la intervención extranjera. Para algunos de sus biógrafos, haberse mantenido al frente de un gobierno trashumante, en el exilio y consolidado un grupo de liberales progresistas a su lado, formó un hito en la historia de México. Tuvo el acierto de forjar la Generación Oaxaqueña del 57, que le permitió, asimismo, contribuir con lealtad y esfuerzo, a la carrera de otros oaxaqueños como Porfirio Díaz, Matías Romero, Ignacio Mariscal, Rosendo Pineda, Manuel Ruiz y otros.

La instauración del gobierno republicano, a partir de 1867, justo después de la batalla del 2 de abril de ese año, en Puebla, en donde las armas nacionales se cubrieron de nueva cuenta de gloria, gracias a la habilidad militar del general Díaz, fue el corolario de importantes reformas hechas con antelación, como la Ley de Desamortización de los Bienes del Clero, de donde partió la separación tácita dela Iglesia y el Estado. Además de otras leyes y reglamentos, como la Ley del Registro Civil, del Matrimonio, de los panteones y otras más, que siguen formando parte de nuestro cuerpo jurídico plasmado en la Constitución, primero de 1857 y, posteriormente, de la de 1917. Juárez es pues, para los oaxaqueños, un ícono de la consolidación de México como Nación soberana e independiente.

Semanas cruciales

La pandemia conocida como coronavirus o Covid-19 es una realidad irrebatible. Ni las redes sociales, mucho menos el manejo irresponsable que se le ha dado en el gobierno de la Cuarta Transformación podrá paliar sus efectos. Como a tiempo lo advirtieron en otros países, México no podía ser inmune a este mal, que mantiene hoy mismo, paralizados o semi-paralizados a algunos países como Italia, Francia, España y los Estados Unidos de América.

Sorprende la forma tan superficial en la que la Federación ha tomado esta situación de emergencia sanitaria, tomando como eje la ideología y la política y no los mecanismos institucionales para enfrentarla. Según la agenda, hoy está en territorio oaxaqueño el presidente Andrés Manuel López Obrador, empeñado en recorrer el país, en muchos sentidos, haciendo caso omiso de las recomendaciones e instrucciones en materia sanitaria.

Se sabe que hoy estará en Guelatao de Juárez, sorteando –ésa es la palabra- las advertencias hechas por el Sector Salud y los constantes llamados de la Organización Mundial de la Salud (OMS), para que su gobierno participe de manera más responsable en la prevención del mal, no sólo las autoridades sanitarias, sino otras dependencias encargadas de la seguridad nacional. México, y todos estamos con una honda preocupación, vive momentos cruciales no sólo por la amenaza de contagio de la enfermedad citada, sino por los serios problemas financieros que ha traído consigo el desplome de los precios del petróleo, que fueron estimados en el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF-2020), en 49 dólares, pero hoy su precio es menos de la mitad. Ello ha fortalecido la tesis de que una vez más y peor que en 2019, el crecimiento de la economía mexicana tendrá una nueva contracción.

Esperamos y confiamos que la situación de emergencia sanitaria sea superada, pese –insistimos- a la forma tan superficial con la que ha sido tomada por el gobierno de la 4T, sin embargo, también la crítica respecto a que la situación de la economía no sea tomada con ligereza. Una política económica errática, como ha sido tomada en otros países, sin duda alguna tendrá efectos colaterales en la inflación, la falta de empleos, la inseguridad y otros rubros más. Se requiere seriedad y firmeza, no discursos fatuos y vanos que no nos llevan a ninguna parte, más que alentar la incertidumbre y la pérdida de confianza en el gobierno.


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