Hoy, la Octava
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Editorial

Hoy, la Octava

 


Como desde 1932 en que se realizó el ya mencionado “Homenaje Racial”, origen contemporáneo de La Guelaguetza, hoy se celebra la Octava de nuestro evento folklórico y tradicional más famoso en el país. El Auditorio respectivo recibirá por la mañana y por la tarde a otras delegaciones que llegan a presentar ante el pueblo de México y el mundo, parte de sus tradiciones, bailes y danzas. Con este evento se dan por concluidas prácticamente las fiestas del mes de julio, las mismas que calan hondo en el ánimo de los oaxaqueños y muestran a los visitantes del país y el extranjero, toda la riqueza cultural, artística, gastronómica y costumbrista de nuestro estado. Más de cien eventos culturales prepararon tanto el gobierno estatal como el municipal, para darle el mayor realce a nuestros festejos, entre ellos, la llamada Feria Internacional del Mezcal, en donde se dieron cita los más reconocidos productores de la bebida, tanto de Oaxaca como de otros estados. Entre los eventos más relevantes hay que destacar la Feria de los Moles, en la cual se mostró parte de nuestra rica gastronomía oaxaqueña, la cual viene desde la época de la Colonia, con ribetes de cocina prehispánica.

Si bien es cierto que nuestro estado arrastra un cáncer pernicioso y letal, llamado magisterio, hay que reconocer como mucho se ha dicho en estos días: las fiestas de julio, con toda su amalgama de ferias, muestras, exposiciones, folklore y otros, es patrimonio de los oaxaqueños no de los maestros. Los excesos y atropellos en los cuales dicho gremio se vio involucrado en días pasados sirvió para que los visitantes que retornan a sus lugares de origen, puedan llevar la imagen deplorable y deprimente de mentores encapuchados, enemigos de Oaxaca y de sus tradiciones, que quisieron echar por la borda una tradición centenaria. La sinrazón y la beligerancia, que les son característicos, quedaron grabadas en la memoria de quienes nos visitaron, dejando en ellos un pésimo precedente de este onagro, que día a día mantiene a la ciudadanía oaxaqueña contra la pared. Un gremio falso, convenenciero y demagogo, que debe ser puesto pero ya, bajo la tutela de la ley y de la fuerza. A ocho días de la agresión a nuestra fiesta tradicional más arraigada en nuestra conciencia colectiva, con los amagos y las amenazas a la Policía Estatal en su propósito bastardo de bloquear el auditorio, recibieron como lección el desprecio ciudadano traducido en miles de asistentes que disfrutaron plenamente de La Guelaguetza.

Reconstrucción más que onerosa

Ante las intensas lluvias que siguen cayendo en la entidad, precipitaciones atípicas que sólo en los últimos días han generado mayores daños, los recursos del Fondo Nacional para Desastres Naturales (Fonden), que conllevan las declaratorias de emergencia que ha otorgado la Secretaría de Gobernación (SEGOB), serán insuficientes para paliar todo el daño que se ha ocasionado a la entidad. Primero fueron los efectos brutales de las tormentas tropicales “Beatriz” y “Calvin”, en los últimos días han sido los coletazos de otros meteoros que se han precipitado sobre la entidad, haciendo de la reconstrucción de la red carretera, de caminos vecinales, cauces de arroyos y ríos, etc., una labor demasiado costosa para nuestra pobreza presupuestal. Las lluvias pues, no nos han dado tregua. Desde hace más de un mes, cuadrillas de trabajadores y maquinaria de Caminos y Aeropistas de Oaxaca (CAO), se han dado a la tarea de reparar las vías de comunicación terrestres. Pero hoy se repara y mañana de nueva cuenta los deslaves y derrumbes hacen su labor depredadora. Las cuestionadas vías carreteras al Istmo y la Costa, de las que hemos comentado mucho en las últimas semanas, siguen resintiendo los daños en las partes que ya fueron cubiertas de asfalto.

Una vez más pues, las carreteras de la entidad sufren mayores daños, esta vez ocasionados por los temporales, justo cuando nuestros municipios no reciben aún las famosas mezclas de recursos para poder operar en sus respectivas jurisdicciones. Deberán seguir las gestiones ante la Federación para que nuestra red carretera afectada reciba más recursos; para que el gobierno federal tome conciencia de la situación tan crítica que mantiene a Oaxaca en el rezago, más allá de su permanente y abominable protesta social. Porque a los grupos que siguen disputándose las miserias presupuestales, incluyendo a los maestros de la Sección 22, poco les importa el bienestar común, sino sólo sus particulares intereses, tasados siempre en dinero. Es impresionante la insensibilidad de estos grupos, sindicatos y organizaciones respecto a lo que ocurre en el entorno social. Para ellos sólo importa la satisfacción de sus particulares demandas. Lo demás no interesa. En este entorno, no hay duda que la reparación de la red carretera de la entidad, a menos que se pretenda aislar a cientos de comunidades de la capital y los centros urbanos, debe inscribirse como una prioridad gubernamental.