Vialidades colapsadas
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Editorial

Vialidades colapsadas

 


Si bien es cierto que en la capital oaxaqueña y ante el inminente arribo del período vacacional de verano, que ya está en puerta, el gobierno de la ciudad lleva a cabo un programa masivo de bacheo y reposición de la carpeta asfáltica, ello no ocurre en las agencias municipales y los municipios conurbados, como Santa Cruz Xoxocotlán, Santa Lucía del Camino, Santa Cruz Amilpas y San Jacinto Amilpas, entre otros, cuyas vialidades están deshechas materialmente y siguen así ante la insensibilidad de los ediles y de los propios cabildos.

Para hacer más patética la situación y como siempre ocurre, los ayuntamientos se esperan a la temporada de lluvias para realizar diversas obras, entre ellas, introducción de drenaje y alcantarillado, haciendo la situación más difícil para automovilistas, pasajeros y peatones.

Desde hace al menos un mes, en la Calle Camino al Sabino, en donde se encuentran las instalaciones de esta casa editorial, se encuentra convertida en un cochinero de lodo, baches gigantes y agua estancada, haciendo la vialidad intransitable. Y por lo que se advierte, así seguirán las calles y avenidas, hechas un verdadero estercolero, pues el argumento de siempre es que no hay recursos o que las reparaciones se harán después de la temporada de lluvias. La pregunta es: ¿para qué?

En Santa Lucía del Camino, las obras de remodelación de Avenida Ferrocarril no sólo no avanzan, sino además, han devenido una trampa para la vialidad, pues lejos de agilizar el flujo vial lo entrampan, en tanto que el presidente municipal, Raúl Cruz González, sólo se dedica a placearse y perfilar grandes obras, cuando las menores y necesarias no es capaz de terminarlas. Un caso similar ocurre con el edil de Santa Cruz Xoxocotlán, Alejandro López Jarquín que, en un afán electorero, ha difundido la especie de que durante lo que resta de su gestión tiene en mente construir un boulevard. Sin embargo, no ha tenido la capacidad de urgir a la constructora que instala la red de drenaje que pasa por la avenida que hemos mencionado, que está convertida en un estercolero. No hay pues convicción de que el bienestar ciudadano debe estar por encima de los proyectos personales de índole política, menos aún, la certeza de que el compromiso de los gobiernos locales es responder a las expectativas que desde las mismas campañas políticas que los lleva a la silla de mando, expresa la ciudadanía de los diferentes estratos sociales.

Sindicatos chantajistas y extorsionadores

Hace al menos un par de años, los armadores que transportan mercancías al Puerto de Salina Cruz, cambiaron de ruta. Optaron por explorar los puertos del Golfo de México para llevar sus productos, ante el acoso de transportistas afiliados a la Confederación de Trabajadores de México (CTM), de presionarlos para ser ellos y solamente ellos, los que tuvieran la concesión para al transporte por tierra de dichas mercancías.

Entre lo que llegaba por barco a Salina Cruz, eran principalmente aspas y torres para los aerogeneradores de las empresas que generan energía eólica. Las empresas enfrentaban junto al chantaje sindical, los permanentes bloqueos carreteros en la carretera transístmica, particularmente a la altura del puente de fierro en Tehuantepec o en el Canal 33.

Por el lado que se quiera ver, las compañías navieras tenían cuantiosas pérdidas, por lo que, como ya hemos dicho, optaron por la ruta del Golfo. Sin embargo, el chantaje y las extorsiones a que hacemos referencia, continúan por parte de los citados sindicatos en otros entornos. Cualquier ciudadano que pretenda edificar una obra, se ve presionado ante el acoso de camioneros materialistas y dirigentes, para que sean ellos los que tengan el contrato para el acarreo de material pétreo y otros, que pelean la inclusión con bloqueos y chantaje, como es el caso de FESO, que paralizó la ciudad el pasado martes.

Esto es, ya nadie es libre para elegir lo que más le acomode a su bolsillo, sino que antes debe capotear la presión de los sindicatos, que no sólo se refieren a la CTM, sino al Sindicato Libertad, a la Confederación Nacional de la Productividad (CNP) y otras alimañas como FESO. Caer en sus manos es someterse a los caprichos de los dirigentes que, como verdaderos capos del narcotráfico, andan resguardados por numerosas y ostentosas escoltas, obviamente, armadas, sin que ninguna autoridad les ponga un alto. Desafiarlos y no caer en su juego es un albur, en los que una empresa, el propietario de la misma o los administradores de determinada obra, se pueden jugar la vida.

Una pregunta que muchos nos hacemos es: ¿por qué el gobierno permite este tipo de desplantes de prepotencia, como si estuviéramos en un lugar de excepciones en donde a unos se les permiten excesos y la gran mayoría debe someterse a lo que dicta la ley? Oaxaca -insistimos- jamás podrá salir del marasmo en que vive, mientras no se aplique la ley. Tal parece que maestros, normalistas, transportistas y sindicatos se rigen por un estatuto diferente y no en el cumplimiento de la norma.