Inseguridad y ejecuciones
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Opinión

Editorial

Inseguridad y ejecuciones

 


La tarde/noche del miércoles, sujetos armados presuntamente a bordo de una camioneta asesinaron en la puerta de su domicilio, al conocido médico y persona ampliamente conocida y estimada en la sociedad oaxaqueña, Luis José Larumbe Mendoza. El crimen ocurrió en la Colonia Reforma de la capital oaxaqueña y cuando aún había actividad comercial, automovilistas y transeúntes. Los disparos de arma de fuego, que según las primeras pesquisas son de calibre .9 mm, se escucharon a cuadras a la redonda. Se trata de una ejecución en todo el sentido de la palabra. Este crimen ha indignado a la ciudadanía de la capital, pues cuestiones de esta naturaleza pasan, pero no a menudo en nuestra antes tranquila capital. Es importante subrayar que en menos de 24 horas ocurrieron en la entidad al menos cinco ejecuciones: Francisco Velasco Vásquez y Enrique Baltazar Sumano, presidente y tesorero de Bienes Comunales de Santiago Jamiltepec, fueron asesinados en el tramo carretero de la 190, que comunica Huajuapan de León con la capital oaxaqueña. Hubo además, dos personas heridas más. Si bien es cierto que el asunto quiso disfrazarse de accidente automovilístico, los disparos que cada uno de los occisos recibió, desestimó la hipótesis de un accidente. Se trató de una ejecución. Antes hubo otra en Santa María Mixtequilla, perteneciente a Tehuantepec.

La ola criminal, sin embargo, ha continuado. Ayer viernes por la mañana fue acribillada con disparos de armas de fuego, la señora Verónica Baltazar Narváez, esposa del abogado Miguel Calderón Cisneros, quien fuera director de Seguridad Pública en Jamiltepec y también director de Averiguaciones Previas en la Costa. Se ha soltado pues una ola de ejecuciones de las que las corporaciones no tienen ni la menor idea. No es fortuita pues nuestra crítica cuando decimos que las cuentas alegres que rinden tanto el Secretario de Seguridad Pública, José Raymundo Tuñón Jáuregui como el Comisionado de la Policía Estatal, José Aniceto Sánchez Saldierna, están alejadas de la realidad lacerante que se padece en la capital, los Valles Centrales, la Cuenca, la Costa y el Istmo de Tehuantepec. Oaxaca se ha convertido en los últimos años en una de las entidades más inseguras del país. No es fortuito que algunos países como los Estados Unidos de América nos sigan poniendo tache ante sus connacionales, para que no viajen a la entidad, ante el clima de inseguridad que prevalece.

Organizaciones parasitarias

En este espacio editorial, hemos sido severos críticos de las más de 350 organizaciones sociales existentes en la entidad, cuyos dirigentes, sin tener una representatividad legal, perviven alargando la mano para recibir la dádiva del gobierno, tomando como bandera a grupos de comuneros, indígenas, mujeres, etc. La semana anterior fue la denominada “Antorcha Campesina”, quien bloqueó el crucero del Aeropuerto, emulando a los mentores de la Sección 22 en sus soterradas protestas e inconformidad. La citada organización es una de las principales beneficiarias de los gobiernos priistas y, según ha trascendido, su dirigente estatal, Gabriel Hernández, cuenta con constructoras las cuales son beneficiadas con los recursos que su organización obtiene para las comunidades en donde tiene presencia. Es un caso más de demagogos que golpean con la izquierda pero reciben el dinero del gobierno con la derecha. En Oaxaca, casos como ésos son comunes. En el gobierno de Gabino Cué, entre 2011 y 2013, una cincuentena de organizaciones sociales y grupos políticos fueron beneficiados con más de mil millones de pesos, incluyendo “Antorcha Campesina”, recursos que se dan a fondo perdido y sin los instrumentos para rendir cuentas o solventar los gastos.

El Frente Amplio de Lucha Popular (FALP), también hizo de las suyas la semana anterior. Realizó bloqueos carreteros en diversos puntos de la Mixteca oaxaqueña. Dicha organización se ha caracterizado por su beligerancia y movilización; por su voracidad y chantaje. Dirigida por Gervasio García, se ha pulverizado en otras filiales, una de las cuales dirige Carlos Aguilar Castellanos, conocido como “El Chino Mugre” y otra más, que se convirtió en franquicia del ex diputado local del PRD, Jesús López Rodríguez, quien salió de la LXI Legislatura del Estado con pendientes millonarios, de los que nunca rindió cuentas cuando presidió la Junta de Coordinación Política (JUCOPO). Su tendencia es sólo pedirle dádivas al gobierno, las cuales, la mayoría de las veces, llega a sus bolsillos y no a los que ellos dicen representar. He ahí por qué en Oaxaca se dice que la falsa lucha social, se ha convertido en la industria más rentable para quienes la lideran. Es el motor más sutil para convertirse en millonario en pocos meses, a través de los manidos métodos del chantaje, los bloqueos carreteros, el cierre de las oficinas de Ciudad Administrativa o Ciudad Judicial.