Damnificados y protagonismo
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Editorial

Damnificados y protagonismo

 


Desde que se iniciaron los trabajos para atender a los damnificados por los efectos de la tormenta tropical “Beatriz”, el gobernador Alejandro Murat Hinojosa se dio a la tarea de recorrer las zonas afectadas y dar el mensaje a esos oaxaqueños que padecieron los efectos del meteoro, de que no están solos. La devastación fue mayor en varias comunidades de la Sierra Sur, pertenecientes al distrito de Miahuatlán, como San Marcial, San Francisco, Santa María y Santa Cruz Ozolotepec, así como comunidades como Santa Catarina Xanaguía y Santiago Lapaguía. Hasta ahí se tendieron los puentes aéreos con la ayuda humanitaria, tanto la que envió la Cruz Roja Mexicana como del gobierno federal.

Las Fuerza Armadas, como siempre, brindaron auxilio a la población civil y contribuyeron a distribuir los apoyos para la reconstrucción y la supervivencia. No obstante lo anterior, testigos afirman que no faltaron los funcionarios que vieron en el reparto de las despensas y demás apoyos, oportunidad para placearse cual si estuvieran en campañas de proselitismo. La entrega de las despensas se dio no como si fuera un apoyo institucional, sino como si cada dependencia responsable estuviera otorgando de su peculio dicha ayuda.

Es importante subrayar que desde la aparición del ejecutivo estatal en la agencia municipal de Boca del Río, perteneciente a Salina Cruz y en algunas colonias de Juchitán de Zaragoza, se observó una numerosa comitiva, algunos de cuyos participantes aprovecharon el viaje para tomarse la selfie. Parecía que para algunos que se presume quieren hacer méritos para las candidaturas del año entrante, no se trataba de una emergencia sino de un día de campo. Hubo incluso algunos presidentes municipales, como es el caso del de San Francisco Ozolotepec, que recibió a Murat Hinojosa con un vaporoso discurso, meloso, apologista y rapaz. Es decir, algunos han operado cual buitres en medio de la desgracia.

Sin duda pues, el protagonismo le hace flaco favor a la actividad gubernamental de brindar apoyo a los damnificados con los efectos de la pasada tormenta. Por fortuna, son los menos. No obstante, sería prudente que el ejecutivo estatal fuera leyéndoles la cartilla a aquellos que padecen calenturas tempraneras y están con la mirada puesta en el 2018, cumpliendo a medias con la responsabilidad que le ha sido otorgada en la actual administración. Nada mejor para cada uno (una) de quienes se pretenden perfilar para las candidaturas del año que viene, que ponerse a trabajar.

Instigadores y manipuladores

La soterrada actitud de no aplicar la ley y sentar con energía a los responsables de la violencia entre algunas comunidades, está socavando la paz social en la que algunas vivieron durante muchos años. Es increíble que la situación entre Tamazulapan del Espíritu Santo y San Pedro y San Pablo Ayutla, ambos en el distrito Mixe, por una vieja disputa limítrofe haya derivado en acciones criminales que segaron la vida de una persona y lesionaron al menos a ocho. Ello sin contar con el secuestro de varias mujeres.

Detrás de todo ello están las manos de los caciques, de los instigadores, de los manipuladores. Una acción similar se advierte en el viejo conflicto entre Santo Domingo Yosoñama y San Juan Mixtepec, que hace poco más de una semana derivó en la emboscada a una camioneta en la que viajaban cinco mujeres, entre ellas una menor de edad, las cuales no sólo fueron acribilladas cobardemente, sino además fueron incineradas. Los familiares de las víctimas señalaron a los leales a la organización denominada “Antorcha Campesina”. Éstos se deslindaron a través de sus dirigentes y en sendas cartas publicadas en los medios de comunicación impresos.

La ciudadanía oaxaqueña se ha sorprendido que en lo que va de la presente administración la Policía Estatal sólo sirva para ser testigo de los enfrentamientos y no exista un mecanismo para detener a esos instigadores y caciques, que llevan a sus comunidades al enfrentamiento estéril y al sacrificio. Igual ocurre con dirigentes sindicales y organizaciones como el Frente Popular “14 de junio”, con quienes pareciera haber una especie de complicidad, para garantizarles impunidad. Los asesinatos que han sido producto de enfrentamientos entre comunidades o como resultado de simples y cobardes emboscadas, jamás tienen castigo, es decir, tal parece que las vidas perdidas no importan mucho.

Ya es tiempo que las áreas responsables de garantizar la paz social y la seguridad en la entidad, dejen la modorra y se pongan a trabajar. No es un síntoma adecuado ver a nuestras corporaciones policiales secuestradas por turbas de fanáticos. Aquí y en cualquier parte del mundo, la policía debe darse a respetar a costa de todo. Ya es común que desarmen policías y quemen patrullas; ya es un agravio que a los cuerpos de seguridad los humillen. Es necesario y urgente restituir el principio de autoridad.