EL PRI, en peligro de desaparecer
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Debates y Deslindes

EL PRI, en peligro de desaparecer

 


Verdaderamente da tristeza como un grupo de políticos corruptos pueden acabar con las instituciones. Digo esto porque no deja de preocuparme el estado en que ha quedado el antiguo, invencible y poderoso Partido Revolucionario Institucional (PRI). Nadie hubiera pensado que esa institución sólida, llena de promesas, repartidora de bienes, dadora de favores fuera a convertirse en pocos años en una piltrafa social. ¿Cómo fue posible que esto ocurriera? Primero se empezó con reconocer que en las elecciones había presencia de otros partidos y, si bien, no obtenían en todos los casos la mayoría de votos, si constituían una seria amenaza para el triunfo electoral absoluto.

Había que reconocer que la etapa de un solo partido ganador había terminado. Era necesario reconocer la fuerza y presencia de otras fuentes de la sociedad civil. La élite del poder en esos momentos decidió abrirse a la derecha, era menos peligroso según el PRI que una conversión a la izquierda. Se reconocieron triunfos al Partido Acción Nacional (PAN) y se abrió el poder legislativo para que se volvieran las cámaras plurales. No sólo pertenecían al partido tricolor los asientos de la cámara de diputados, aunque se mantenía el mismo color y métodos en la de senadores. Ese reconocimiento inicial de que el PRI había dejado de tener la mayoría de los electores a su favor se inició antes de que tomara la presidencia Carlos Salinas de Gortari. Éste necesitaba urgentemente que se reconociera su triunfo como presidente para imponer el modelo económico del neoliberalismo. Además, necesitaba una mayoría parlamentaria.

La izquierda también obtuvo triunfos y exigió que se les reconociera de manera que don José López Portillo inició un proceso de democratización nacional; surgió una mezcolanza de intereses entre el PAN, PRI y el Partido de la Revolución Democrática (PRD). Desde ese momento, el PRI empezó a perder en cada elección a numerosos votantes hasta que llegó a perder la presidencia de la república frente al PAN. Lamentablemente, el PAN llevaba a la cabeza de su fórmula electoral a uno de los hombres más impreparados, corruptos e ignorantes que han llegado a la primera magistratura no sólo en México, sino en el mundo: Vicente Fox, quien no rebuznaba porque no le salía la tonada.

Cuando un partido de oposición llega al poder, el electorado le da más de una oportunidad para que demuestre la validez de sus propuestas políticas, de manera que Vicente Fox maniobró, hizo trampas y mantuvo en el poder a su partido por un sexenio más. Durante doce años estuvimos gobernados por el PAN, el cual no realizó ninguna modificación política a favor del pueblo de México; mantuvo el “estatus quo” para imponer el modelo económico del neoliberalismo. La idea era copiar el modelo político de los Estados Unidos donde dos partidos deciden quienes mandan en el país: los republicanos o los demócratas.

Tan malo el pinto como el colorado. Desde hace más de siglo y medio, los Estados Unidos han probado la alternancia en el poder con grandes éxitos económicos porque los programas de gobierno no cambian, ambos partidos mantienen un modelo económico liberal que los ha conducido a ser la primera potencia mundial. Aquí en México la fórmula de los dos partidos trató de ensayarse. Después de dos sexenios, el PAN regresó al PRI la administración pública federal y durante 6 años el antes invencible y omnipotente PRI volvió a la presidencia de la República. 

Pero algo estaba podrido en las elecciones para gobernadores de los estados del pacto federal, el PRI fue perdiendo una a una cada entidad federativa donde había elecciones, no sólo frente al PAN, sino ante una nueva fuerza después de años de lucha política de las corrientes de izquierda. 

La mayoría de los dirigentes del PRD, del Partido del Trabajo (PT) y de otros partidos simpatizantes de las políticas públicas a favor de los más pobres fueron avanzando y obteniendo triunfos cada vez más importantes. En el corto plazo surgió el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), que encabezó Andrés Manuel López Obrador, y quien en el corto plazo obtuvo triunfos electorales en la misma medida en que otros partidos iban perdiendo esas posiciones. 

Finalmente, los dirigentes de Morena obtuvieron la presidencia de la república. Y fueron ganando una tras otra las entidades federativas. En estos momentos Morena tiene 26 estados donde han triunfado en las elecciones sus candidatos, la mayoría en las cámaras de senadores y diputados y cientos de alcaldías en todo el país. 

Pero en la medida en que un partido nacionalista como Morena, preocupado por los pobres se fortalecía, el PRI se iba quedando cada vez más solo y perdía una elección tras otra. Para colmo de males llegó a la presidencia del PRI Alejandro Moreno, “Alito”, quien había sido gobernador de Campeche, dejando una estela de corrupción y mala administración. 

El PRI había olvidado a sus mejores cuadros y entregado la dirección a un personaje folklórico, impreparado, lleno de acusaciones por mal manejo de la administración de uno de los estados que más está creciendo en el país, quien se rodeó de una serie de políticos que se han distinguido por su ambición de poder y malos manejos. Los resultados no se hicieron esperar. El PRI siguió perdiendo elecciones y sus dirigentes entraron en conflicto entre ellos tratando de que renunciara “Alito”, uno de los presidentes del PRI que pasará a la historia como el enterrador oficial de ese gran, extraordinario e importante partido, que está —sin duda alguna— en la historia de México, pero en este momento lleno de traidores y ambiciosos. Lástima. 

LA INFLACIÓN

Todos los gobiernos de izquierda o de derecha tienen un enemigo común: la inflación. A nadie le temen más que a ese proceso económico que lamentablemente nadie puede detener y siempre lo terminan pagando los más pobres del país. La inflación mata a mucha gente, más que la guerra, pero ésta es silenciosa; la gente muere de hambre, de desnutrición, de falta de medicinas y de atención médica. Los pesos se convierten en centavos y con ellos no se puede comprar nada o casi nada, de manera que la gente deja de comer carne, leche, proteínas, deja de alimentarse y de comprar sus artículos de primera necesidad, sus medicinas y con el tiempo ven disminuido su nivel de vida y mueren en forma silenciosa, mueren de hambre. 

En el proceso intervienen básicamente los productores y comerciantes o intermediarios. Hacen falta artículos y suben los precios, el consumo se reduce. No se puede sembrar ni producir a los mismos precios y ante una falta de consumo y circulante la gente deja de comprar, primero lo superfluo y después lo indispensable. Todos los días sentimos en nuestro bolsillo y consumo como suben los precios. Estamos en un proceso que no ha sido posible controlar, a pesar de los esfuerzos y subsidios que está dando el gobierno, como en el caso de la gasolina, un producto explosivo que si sube de precio la inflación será incontrolable. Afortunadamente, como el fenómeno es mundial, se están buscando fórmulas y aplicando remedios en todo el mundo. Aquí sólo le pedimos a los comerciantes e intermediarios que moderen su ambición, su deseo de lucro y piensen que, si pierde el consumidor, perdemos todos. Fin


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