La violencia: un plan criminal
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La violencia: un plan criminal

 


Cuando se anunció el triunfo de Andrés Manuel López Obrador en las elecciones presidenciales, un amigo, al que estimo y siempre está bien informado sobre lo que piensan las élites económicas en el país, me dijo: “sí, ya ganó, pero no lo van a dejar gobernar”. Tomé esta información como un comentario más del dolor político y personal que le causaba el triunfo avasallador de AMLO en la presidencia y en las cámaras de diputados y senadores. Hablaban los adoloridos. No le di mayor importancia.

A medida que avanzaba la administración y se iban instrumentando las transformaciones que se habían prometido veía que se formaban grupos de resistencia y se trataba de boicotear las reformas. El presidente insistía que ésta era una reforma pacífica. Negociaba con los grupos y explicaba en las conferencias de prensa llamadas “Mañaneras” que las medidas que se tomaban beneficiaban a los habitantes de México en general y a los pobres en particular.  

A cada acción había una reacción organizada en contra del gobierno. De esa manera se hicieron diversas manifestaciones, se violentó la ciudad rompiendo parte de su bienes y monumentos, se utilizó a la prensa para crear corrientes de opinión críticas y llenas de medias verdades y mentiras completas. Diversos órganos de prensa extranjeros de los Estados Unidos e Inglaterra que están al servicio de los capitales internacionales publicaron notas contra México y las medidas que se implementaban para cambiar los contratos leoninos y la voracidad y los intereses de las compañías extranjeras, las cuales finamente pagan la edición de esos órganos de prensa que están para eso, para defender los intereses de las compañías transnacionales. 

La pandemia creó un impase en los ataques a las medidas de política interna, se atacó entonces la forma en cómo se enfrentaba la pandemia, la calidad de las medicinas, las vacunas que fueron distribuidas en la forma más justa y equitativa posible por edades y sin mediar condición social o económica. Se cuestionó el profesionalismo y la calidad de la preparación de los encargados de aplicar estas medidas. Todo era criticado, como se dice, con “mala leche”. 

En relación con su política económica se dijo que “Sí, tiene programas sociales de transferencia muy importantes, pero puede que no esté llegando a los más pobres y la macro y lo microeconomía. Tiene muy claro que lo macro debe funcionar, pero en lo micro se están generando problemas que veremos a lo largo del tiempo, rezagos en materia de salud y educación”.

A tres años de gobierno todo parece indicar que el pronóstico del boicot a las acciones de gobierno se estaba cumpliendo, había un plan determinado y personajes como Juan X. González que trabajaban todos los días para boicotear a la administración pública está funcionando, lo que me había dicho mi amigo que había grupos de la oligarquía dispuestos a boicotear la Cuarta Transformación era cierta. AMLO enfrenta un plan perfectamente organizado por la derecha de este país para que fracase su administración.

La verdad que asombra a esos enemigos es que AMLO supo conectarse con una mayoría social, ha logrado mantener ese vínculo y al mismo tiempo ha evitado un enfrentamiento directo con las élites económicas mexicanas. Públicamente es difícil no estar de acuerdo con él en el plano discursivo. Su narrativa pública genera mucho apoyo popular cerca del 70 por ciento de los votantes. López Obrador ha sido un presidente exitoso para explicar el fracaso del modelo neoliberal que llevó a brutales tasas de desigualdad, pobreza y corrupción. Ha tenido mucho éxito en eso. Y están las grandes obras, la refinería Dos Bocas, el Tren Maya, los megaproyectos que nadie había emprendido. 

Nada parece afectar a la imagen del presidente, según los estudios de opinión. Con una oposición desarticulada y una tribuna cotidiana para defenderse, durante las conferencias de prensa mañaneras. Sin embargo, es preocupante que la violencia no disminuye y cada vez tome mayor y nueva dimensión; desde mi punto de vista, esta violencia está dirigida por aquellos que quieren que fracase el gobierno. No es una violencia espontánea de grupos que han enloquecido, forma parte de un plan verdaderamente criminal para hacer fracasar en parte al gobierno. Las acciones de violencia se ven tan claras, tan perfectamente programadas para desquiciar una economía y la relación de AMLO y su administración con el pueblo. Es tan visible, va por estados y etapas. Es un plan. Con objetivos y estrategias. Ése es el peligro para el país. La violencia criminal.


aa

 

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