El calendario: una cárcel
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El calendario: una cárcel

 


Oficialmente este es el fin del año 2020, de un calendario que por comodidad han adoptado los países como referencia temporal. Lo estableció Julio César en el año 45 A.C. quien ordenó que un mes se llamara como él, Augusto emperador hizo lo mismo y llamó a un mes agosto. Tal parece que eran calendarios que se renovaban para agradar a los emperadores. En el año 1582 el Papa Gregorio XIII encargó a Luis Lilio y al jesuita alemán Cristopher Clavius la reforma por la cual se creó el Calendario Gregoriano que nos rige. Es el más utilizado en el mundo y la única convención en la que estamos de acuerdos los habitantes de la tierra, todo lo demás está a discusión.

Hay otros calendarios el musulmán, el chino, el más antiguo fue encontrado en Escocia en un monumento Mesolítico de la región de Aberdeenshire. Data de alrededor del año ocho mil A.C. y mide el tiempo a partir de las fases del Sol y de la Luna. El calendario egipcio surge a principios del tercer milenio antes de Cristo y es el primer calendario solar conocido de la Historia. El primer año de la era romana, denominado Año de Rómulo tenía diez meses. Rusia a principios del siglo XX tenía otro calendario, por esa razón las fechas de la Revolución Rusa se marcan con dos fechas las del calendario ruso y las del romano. Los judíos mantienen su propio calendario, viven actualmente en el año 5,781. Los años tienen doce meses y cada cuatro o cada siete años, hay un año de trece meses. Por eso la fecha en que termina un año y se inicia otro es movible, se celebra el año nuevo en septiembre o en octubre. Cada pueblo ha establecido sus calendarios adaptado a sus necesidades y creencias. Finalmente, el calendario es una cuenta sistematizada del transcurso del tiempo que utilizamos los humanos para la organización de actividades.

El calendario señala los cambios de la humanidad con meridiana claridad como el ascenso de hombres al poder, el fin de las metrópolis, las disposiciones por ordenar la vida de las sociedades, el dominio de los imperios, el deseo de imponer distintas versiones de la vida, en síntesis, las reformas, las adecuaciones que marcan los ciclos históricos de la humanidad. No habíamos dado cuenta de lo lento o apresurado que pasa el tiempo, hasta que este año encerrados por la pandemia hubo que contar las horas, los minutos y los segundos que teníamos encerrados. Las horas que dedicamos a una introspección.  El calendario nos dimos cuenta es esa jaula invisible que da ritmo y control a la existencia.

Pero hubo un tiempo en que no teníamos ningún control sobre el tiempo. No existían palabras para nombrar los días, menos los meses. Seguramente desconocíamos lo que es una semana, las estaciones, las horas. El tiempo en ese momento no se medía en esferas blancas o negras como las del Kremlin en Moscú, donde se marcan los números y las manecillas se mueven señalando los instantes que transcurren. Seguramente los movimientos de la luna, las temporadas de lluvias, los cambios de climas, los nacimientos y las muertes servían para establecer diferencias y darse cuenta de que la vida cambiaba a cada instante, aunque se repitieran algunos hechos, eran distintos a los que se vivían en esos momentos.  Se entendía que algo cambiaba, por los instantes felices o trágicos que acontecían en la vida, por los peligros que existan, por la cantidad de risas o lágrimas que habían expresado. La vida no se media por años, meses o días. Se medía por emociones, momentos felices o desafortunados, por instantes de alegrías, por duelos y pasiones. Que es la forma como debe medirse el tiempo.

Hoy, el recuento de los acontecimientos el paso de las horas, los meses, los días nos hacen tomar conciencia y darnos cuenta de que el calendario es la estricta medida que no acepta escapatoria y controla nuestras vidas. La existencia va ligada a una fecha. De esa manera, cada día importante, cada año o cada época la enmarcamos en el día que señala el calendario con lo cual le damos un sentido y una interpretación a la existencia.

Este año 2020 que muchos pensaban cabalístico para las buenaventuras, resultó ser uno de los más trágicos para todo el mundo. En la salud la economía, la libertad de movimiento. No hay ser humano que no se sienta amenazado por el Covid 19 y la sentencia de muerte que puede representar.

Afortunadamente apareció la vacuna y con ello la esperanza. Nuestros descendientes recordarán esta época como la de la gran pandemia del Murciélago. También recordarán que en estos días del fin de año 2020, en medio de lo más crítico del Covid 19 se produjo la conjunción planetaria de Júpiter y Saturno con la Tierra, un acontecimiento cósmico que no sucedía desde 1623 y que se repetirá seguramente en 2080, de eso estamos seguros.  De lo que no estamos seguros, es que en el próximo 2021 se curen totalmente las heridas de la humanidad, se mitiguen las dolorosas pérdidas que hemos tenido. Esperamos ir sanando del temor y el miedo para que se conviertan en un recuerdo. Entonces podemos decir como escribe Manuel Vicent: ¨La auténtica revolución de la cultura solo llegará después de rebelarse contra todos los aniversarios, de destruir todos los calendarios para volver a medir el tiempo por los hechos esenciales felices o trágicos que acontezcan en nuestras vidas, por los peligros que uno haya sorteado, por la cantidad de risas o lágrimas que haya podido acopiar. En eso consiste realmente la historia”.

FIN