La corrupción eran todos nueve desgobernadores
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Debates y Deslindes

La corrupción eran todos nueve desgobernadores

 


Emilio Lozoya ha puesto sus reglas de juego sobre la mesa e intenta darnos dosis homeopáticas de información cómodamente sentado en la sala de su casa. Es evidente que aun cuando haya una nueva administración y se pretenda erradicar la corrupción, los tratos no son iguales y a estos jóvenes egresados de universidades extranjeras, exponentes de una nueva clase política internacional, se les puede acusar de corruptos e inmorales, pero de tontos no.

En las mentes simples y sencillas como la mía, el que delinque es un delincuente y si lo agarran tiene que pagar la pena correspondiente. Pero parece que no es así. Durante más de un año anduvieron asustando a los funcionarios del sexenio pasado con detener a Emilio Lozoya y con base en la información que proporcionará consignar a todos aquellos que habían participado en los grandes y sucios negocios que se hicieron el sexenio próximo pasado.  Ahora ha salido a la luz pública que el presidente Enrique Peña Nieto, desde el primer día que ganó las elecciones se preocupó por premiar y dar obras y buenos negocios a los empresarios que apoyaron económicamente su campaña.

De la información que ha surgido hasta este momento una novedad es la compra que hicieron de los líderes parlamentarios de los partidos y de algunos diputados que formaba parte esa legislación encargada de sacar adelante las propuestas del Pacto por México.  No sé qué delito comentan los diputados si les pagan por votar de una u otra manera, pero eso es corrupción. A todos les dieron un sobre con grandes emolumentos por votar a favor de vender la patria. Es sorprendente ver cómo funcionaba todo en una misma dirección: saquear a México. Entregar los recursos públicos a manos privadas.

Para convencer a los diputados del PAN dispusieron de 52 dos millones ochocientos mil pesos de la constructora Odebretch, nada más para que aprobaran la reforma energética.  El dinero, según Lozoya, se le envió a Ricardo Anaya, que era presidente de la Cámara de Diputados, en el periodo en que discutía la reforma energética y Anaya viajaba semanalmente a Denver donde vivía con su familia. El dinero se entregó el 8 de agosto de 2014. Del botín no sólo disfrutó el futuro candidato del PAN a la presidencia, el aprendiz de mafioso como lo llama AMLO, también le dieron sendos millones a Ernesto Cordero, Salvador Vega y a los hoy gobernadores de Querétaro, Francisco Domínguez y Tamaulipas, Francisco García Cabeza de Vaca. Éstos y muchos más legisladores, sin poca ni más vergüenza, vendieron su voto, su conciencia y su vida. Con qué autoridad moral pueden hoy gobernar

Me cuesta trabajo entender hasta este fin de semana que ha pasado en este vodevil del caso de Lozoya. La sociedad mexicana, el Estado mexicano y la administración de AMLO se juegan muchas cosas. La credibilidad de esta administración y la confianza que tiene más del 60 por ciento de la población, la posibilidad de salir de bache económico del 11 por ciento de la economía, la elección de un nuevo congreso, la recuperación de la pandemia. Está, en síntesis, en juego el destino de México. La administración de AMLO no la tiene fácil, se enfrenta a los Salinas de Gortari, los Fox, los Calderones y los Peña Nieto que, si bien es cierto que están asustados, también es cierto que están dando una batalla para que Lozoya en su lucha contra la fiscalía juegue una partida de ajedrez de largo plazo. Son como un tigre amenazado. Menuda responsabilidad de Gerzt Manero.

Ineficiencia y golpeteo político

Seis meses después de que el covid-19 fuera declarado una emergencia de salud pública de interés internacional, el continente americano es ahora el epicentro de coronavirus en el mundo, con casi 9 millones de casos, la mitad de éstos en América Latina con casi 350 mil muertos, según datos de la Organización Panamericana de la Salud.

La pandemia no tiene palabra, es un virus desconocido, al cual ningún gobierno, ni organización de salud han podido enfrentar, aislar y controlar. Países como Italia, Francia, España y China que anunciaron haberlo superado se enfrentan a nuevos brotes inexplicables.

En esas condiciones todos los estados nacionales enfrentan con sus parámetros económicos y sociales la pandemia. Nadie ha inventado el hilo negro y bajo distintos nombres se aplican las mismas reglas, proporcionan la misma información, diseñan estrategias que son las mismas: no salir de casa, uso de tapabocas y encomendarse a todos los santos. Desgraciadamente las medidas no son eficaces y los enfermos siguen en aumento. Ningún país tiene herramientas de medición seguras para da respuestas definitivas y lo que parecía estar controlado, cambia en cuestión de horas.  Así es en todo el mundo.

En México los adversarios políticos de López Obrador aprovechan las crisis que han provocado la pandemia de salud y económica para golpear a la administración de la cuarta transformación. Nueve gobernadores cuyas elecciones fueron cuestionadas y muchos de ellos carecen de autoridad moral, como los de Querétaro y Tamaulipas que vendían su voto cuando fueron legisladores federales, piden en un manifiesto, mal redactado, la renuncia del doctor Hugo López-Gatell. Con ello quieren oscurecer las políticas locales de sus estados que lamentablemente han resultado ineficientes. El escenario político se compone y descompone, de acuerdo al lado donde esta cada persona.