La carpeta vacía
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Debates y Deslindes

La carpeta vacía

 


Siempre pensamos que una carpeta debe de tener documentos. Incluso hay títulos de libros con historias sobre el contenido de una carpeta La carpeta Purpura, La carpeta Rosada, La carpeta Ilustrada y así podemos seguir al infinito. Las carpetas nos intrigan principalmente cuando tienen documentos interesantes o comprometedores para alguien. En Americana Latina están circulando unas carpetas del Supremo Tribunal de Brasil que contiene documentación de la empresa Odebrecht que comprometen a diversos mandatarios, diputados, ministros y gente importante en negocios de obras públicas de diversos países a quienes se les acusa de recibir “propinas”, o sobornos para favorecer la asignación de las obras a una empresa que es la más grande de Brasil en materia de construcciones.

Las carpetas sobre México han sido producidas por las declaraciones de Alberto de Menese, Luis Mameri, e Hilberto Da Silva, funcionarios de altísimo nivel y confianza de Odebrecht. Por lo pronto, el contenido de esas carpetas de otros países ya metió a la cárcel a mandatarios y tienen bajo investigaciones a los presidentes de Colombia y la expresidenta de Argentina. Lo mismo ocurre en Brasil, con Lula y otros políticos brasileños están bajo serias acusaciones han tenido que renunciar a sus cargos por el contenido de las carpetas que salieron del Supremo Tribunal de Brasil.

La historia es harto conocida. Una empresa recorre América Latina corrompiendo a los gobiernos que realizan obras públicas de gran calado. En México se elige a uno de los miembros del comité de campaña del entonces candidato Enrique Peña Nieto, a quienes las encuestas de esos años daban como favorito para llegar a la presidencia, el elegido es Emilio Lozoya Austin, le ofrecen una serie de apoyos económicos y este hombre de mundo, de empresas financieras y conocedor de que la mayoría de los delincuentes de cuello blanco caen en manos de la justicia por que las investigaciones policiacas sigue la ruta del dinero, diseña un sistema para impedir que se sepa de quiénes son una serie de empresas offshore registradas en las islas Vírgenes Británicas, donde pide que se hagan los depósitos.

En marzo de 2012, afirma el Supremo Tribunal de Brasil, que Luis Alberto Meneses se reunió con Alberto Lozoya Austin y acordaron empezar a abonar varios miles de dólares que llegan a cuatro millones en esa cuentas difíciles de rastrear, pero que tenían como punto final la cuenta 4604835090374534007 del banco Suizo Gonet et Cie, más adelante se utilizó un banco del Principado de Liechtenstein. Todos ellos caracterizados por ser guardianes absolutos del secreto bancario. A Lozoya Austin se le puede acusar de cualquier cosa menos de incapaz, tener buen gusto por las pinturas y los relojes y de que sabe muy bien ganar y ocultar dinero. Es sin duda un buen financiero, inteligente y un banquero brillante.

Cuando Peña Nieto gana las elecciones y se sienta en el trono de Santa Ana, Lozoya Austin recibe el premio que le deben sus servicios y la amistad del nuevo presidente. Lo nombran Director General de Pemex y puede retribuir los favores recibidos a la empresa Odebrecht, ésa que en otros países tiene colgados de los pelos a diversos presidentes y funcionarios de América Latina, aquí en México no pasa nada, aparece el realismo mágico y las carpetas y expedientes que están llenas de acusaciones y condenas en otros países, aquí están vacías. El mismo Emilio Lozoya Austin hace una declaración a la prensa y dice que a él que lo esculquen, que lo revisen, que en las carpetas no hay ninguna prueba de que haya recibido dinero de esa empresa, que es más, sólo conoce a uno de los que ha declarado la distribución de propinas. Una cosa es el escándalo mediático y otra las pruebas jurídicas. Añade su abogado un antiguo ex procurador, excelente penalista, que ahora la que debe de cuidarse es la empresa Odebrecht porque van sobre ella por daño moral. ¡No les parece maravilloso este país!

Realmente nosotros los mexicanos debemos de sentirnos orgullosos de ese tipo de funcionarios como Lozoya Austin, porque una de dos, son absolutamente y completamente honrados y no los puede tocar la ambición de recibir un dólar que no les corresponda, o son unos magos financieros y profundos conocedores del sistema bancario mundial y pueden ocultar la ruta del dinero. En ambos casos son verdaderamente excepcionales. Ni modo, fracasó el aforisma de “sigan al dinero”, Lozoya está completamente seguro de que nunca van a encontrar las pruebas de que esas propinas llegaron a la campaña de Peña Nieto y una parte a su bolsillo al pasar por su manejos financieros.

No es ésta la primera vez que hay evidencias, pero no hay pruebas. Hace varios años Raúl Salinas de Gortari se enriqueció en forma desquiciante durante el gobierno de su hermano Carlos, ante las evidencias lo metieron a la cárcel porque las cuentas y los depósitos estaban a su nombre. Ocho años después cuando las condiciones políticas del país habían cambiado fue declarado inocente, puesto en libertad y hasta exigió que le pidieran perdón y lo indemnizaran. Cinismo Absoluto. De esa experiencia de corruptor elemental, que fue Raúl Salinas, dejó los billetes y las pruebas expuestas a la opinión pública han aprendido estas nuevas generaciones de corruptos y nos demuestran que del tiempo y las experiencias se aprende. Ahora diseñan mecanismos que pierden la huella del dinero, de los destinatarios y utilizan mecanismos más sofisticados que les permiten a los indiciados declarar: ¿No hay pruebas? Las carpetas están vacías.

Fin