Todos somos prisioneros
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Debates y Deslindes

Todos somos prisioneros

 


Por primera vez toda la tierra es un centro de reclusión domiciliaria. La pandemia es mundial y ocurre al mismo tiempo. No hay un espacio seguro, todos los seres humanos sin importar clase social, raza o condición económica somos susceptibles de sufrir el Covid19. En principio toda la raza humana esta prisionera en su casa.  No tenemos a donde ir, no hay ningún espacio de libertad sin amenazas. Nunca en la historia de la humanidad se dieron estas condiciones. El silencio se escucha y la soledad se siente en las ciudades, es una nueva realidad que nos envuelve y desconcierta

Este virus nos ha atacado por todos lados, como su tamaño lo hace invisible se detiene donde nadie lo espera, penetra a los organismos vivos cuando se le antoja, en corto tiempo presenta síntomas que pueden llegar hasta la muerte del receptor. Los especialistas indican que no tiene una sintomatología única, son variados los síntomas que representa de acuerdo con la salud, sexo, edad de las personas que lo reciben. Hay algunos que estaban contagiados y no se dieron cuenta, otros, están encamados y graves, no saben qué va a pasar. Afortunadamente el número de defunciones es reducido, aunque ese dato no mitiga su angustia.

 

Los hombres enclaustrados, 80 por ciento son pobres y el 20 por ciento pueden sobrellevar o pasar la crisis sin problemas económicos, sin embargo, hay problemas comunes. La sobrevivencia económica, el cuidado que deben de tener con su familia, la alimentación diaria. La experiencia de estar las 24 horas del día con personas que a veces no conocemos totalmente, cuya conducta cotidiana es extraña. Los nuevos ruidos y las voces de los distintos estados de ánimo. El permanecer todo el tiempo en otro lugar que no el cotidiano. Los chistes y memes de los hombres y mujeres con una doble vida familiar han tenido que elegir con quien estar, han llenado páginas y páginas de las redes sociales. Esta decisión es importantísima y fundamental para su vida futura. Si es que sobreviven.  ¿Qué hacer con lo que podríamos llamar tiempo enclaustrado? Afortunadamente la inventiva del hombre es infinita, como el coronavirus

 Cada pueblo y grupo social reacciona de acuerdo con sus condiciones socioeconómicas, culturales y geográficas. La nueva tecnología de comunicación abrió sin duda un inmenso abanico de posibilidades de estar sin presencia física en reuniones, visitas, comunicaciones, pláticas por teléfono. El internet nos lleva a cualquier lugar del mundo, nos acerca a la más amplia y extensa información casi sobre cualquier tema. Las clases de los alumnos de primaria y secundaria empezaron en línea. Las manifestaciones en las redes sobre enclaustrados que tenían conocimientos u ocupaciones que no conocíamos se multiplicaron geométricamente. Algunos empezaron a dar clases de música, teatro, literatura, matemáticas, pintura. Otros presentaron varias decenas de tipo de inversiones para invertir 200 y perder doscientos, aunque te ofrecían dos mil.

Las clases de yoga y meditación abundaron, unas gratis, otras con aportaciones voluntarias, otras con costos estratosféricos, todas dependían del tipo de disciplina y el tiempo. Fue evidente que esta disciplina fue la más ética en precios, no alcanzaría el periódico para anunciar cada una de las profesiones, oficios y ociosidades que se pusieron en las redes. Las cuales no sabemos si siguen siendo benditas.

En esta crisis, como en otras, los oaxaqueños damos una vez más muestras de la falta de respeto a las normas elementales de convivencia y proclamamos mundialmente. El importante madrismo que nos caracteriza. Tal parece que nuestra cultura no es tener una vida civilizada, sino al contrario demostrar nuestro subdesarrollo, primitivismo, molestar, agredir, indignar, faltarle al respeto y agredir al prójimo. Parece que ese es el código de conducta del ochenta por ciento de la población. El Oaxaqueño ha demostrado una vez más que no le importan las normas sociales, que es un pueblo primitivo, inculto y agresivo. Organizó plantones, fiestas, no obedeció, ni guardo las normas mínimas de protección. Puede sentirse muy orgulloso y si se contagia reconocer que es solamente su culpa y su conducta

Los bancos han demostrado una vez más su ineficiencia, para dar un buen servicio a los usuarios. Solamente en Oaxaca he visto filas enormes de personas de la tercera edad que duermen en la calle esperando que abran las sucursales para cobrar el dinero que el gobierno de la república les asigna, las “colas” son infinitas.

La vida, más o menos, sigue igual que cuando no teníamos contingencia. En fin que hacemos, aquí nos tocó vivir y por primera vez el planeta tierra es una cárcel total y para todos los humanos.

Las estadísticas

Hace algunos años que preguntaron cuántos habitantes tenía Saltillo y uno de los asistentes expreso: depende porque carretera llegas, si es por Monterrey son 800 mil, si es por la carretera de México son 750 mil, si es por la de Torreón son 650 mil. Todas las carreteras tienen a la entrada el nombre y el número de habitantes de cada población y todas tenían unas cifras distintas. Cuando estaba en la preparatoria el maestro Salvador Enrique Peralta, nos daba física, explicó que la medida del metro es una convención, la diezmillonésima parte del cuadrante terrestre, porque el metro único no existe. Todos son distintos por milímetros. Así pasa con las estadísticas.

Han salido cientos de expertos en estadísticas que critican las cifras que ofrece el doctor Hugo López-Gatell, afirmando que no son reales. En la crítica aparecen varios ex secretarios de estado que no hicieron mucho por el sector, pero disfrutaron de su paso por la secretaria. Como el doctor Narro, un hombre que se niega a desaparecer del escenario político. El Subsecretario expone las cifras que les dan los gobiernos de los estados, los centros de salud del gobierno ISSSTE, IMSS, y la información que dan los certificados de defunción, de manera que estas cifras son las más apegadas a la realidad, una cifra exacta, exacta no existe, es imposible conocerla porque cada minuto está moviéndose el panorama de contagiados, enfermos y muertos, no solo en México en todo el mundo.  Esto lo saben los críticos, si no lo saben, son unos imbéciles, pero como ahora viste muchos negar la realidad y criticar a una nueva forma de gobernar se suben al carro de la libertad que tiene hoy la prensa de publicar todo.

 Nadie tiene las herramientas que tiene el gobierno federal, el subsecretario López -Gatell, para opinar sobre la validez de esas cifras.  Por otra parte, ¿qué interés tendrían en ocultar cifras de un problema que no generaron y que están padeciendo todos los gobiernos? En esta crisis debería de privar la buena fe y la unidad de esfuerzos, pero la vida tiene muchas vertientes. Ahora estamos viviendo la crítica política disfrazada de científica, en un tema tan delicado como es la salud. Afortunadamente es poco el daño que pueden hacer.

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