Las culpas ajenas y los otros datos

1).- La paja en el ojo ajeno

En entrevista, hace un mes, la Embajadora Emérita, Martha Bárcena, ex titular de la Embajada de México en Estados Unidos –mi jefa inmediata en la Cancillería en 1985-, admitió que la inseguridad en el país preocupa sobremanera a los titulares del Departamento de Estado, de Seguridad Interna y de Justicia, del gobierno vecino. El periodista mexicano de Univisión, Jorge Ramos, se lo espetó en una mañanera al presidente López Obrador: a diario mueren de manera violenta 100 mexicanos. Reynosa, Zacatecas, Aguililla, muestran el fracaso la política de “abrazos, no balazos”.
La participación del crimen organizado en el proceso electoral del 6 de junio, evidencia con más crudeza, la presencia de un narco-Estado. Una especie de Cártel del Pacífico. El poroso litoral de miles de kilómetros, en manos de los grupos criminales. Periodistas como Ricardo Ravelo, Héctor de Mauleón y otros más, han dado pelos y señales. Pero, para las altas esferas de la 4T y de AMLO, son rumores de los adversarios, de los conservadores y neoliberales. En menos de tres años, el país se ha desangrado como nunca. Pero eso les vale gorro. AMLO tiene otros datos. Ya hasta adelanta su sucesión y juega con sus corcholatas.

2).- De Pío a Martinazo

El pase de charola, que se creía exclusivo de la Mafia del Poder, no lo es tanto. Hoy se sabe, ha sido el gran negocio de la familia presidencial. ¿Cómo rebatir las video-evidencias, en donde el mismo personaje, David León, en diferentes fechas, entrega fajos de dinero, primero a Pío y luego a Martín? ¿Con qué argumentos legales exonerar a este par de charoleros? Hace años fue su cercano René Bejarano con Carlos Ahumada Kurtz. Fue conocido como “El Señor de las Ligas”. Pero no. Los malos son los otros. Toda la podredumbre actual hay que acuñársela a los gobiernos que le antecedieron. Llevar a juicio a los ex presidentes –que no es tal sino los actos del pasado- es una prioridad, no limpiar la zahúrda familiar. Poner en la picota a periodistas y medios, en “quién es quién en las mentiras”. Culpas ajenas, cortinas de humo.

3).- Consulta, legado de atolondrados

Deploro como millones de mexicanos, de las verdades a medias, el doble discurso y la doble moral; las constantes descalificaciones a medios y periodistas; el soslayo a promesas de campaña; la militarización del país; la política de sumisión del Estado ante los grupos criminales; la sospecha de ser candil de la calle, oscuridad de la casa en el tema de vacunación; el soslayo a los efectos de la tercera ola. Pero, sobre todo, la una y mil promesas a los oaxaqueños y lo poco que ha cumplido. ¿Algún chairo o fanático puede rebatirlo?
La famosa consulta para enjuiciar a gobiernos del pasado se percibe como un ejercicio ocioso, oneroso, fatuo y de auto-complacencia. Hay pleno convencimiento de que los carniceros de hoy serán las reses del mañana. También, de que ya es tiempo de que este régimen muestre de qué está hecho, más que de rencor y deseos de venganza. Esta cortina de humo sólo ha impactado en Oaxaca en aquellos atolondrados como el senador Salomón Jara, cuya propuesta política, magra y mediocre, sólo le apuesta a montarse sobre el teatro nacional. Su “convocatoria” ya generó tragedias. También se han montado en esta farsa, que al pueblo mexicano le viene valiendo sorbete, algunos de sus adversarios políticos o correligionarios como Benjamín Robles y Armando Contreras.

BREVES DE LA GRILLA LOCAL:

— Los hechos ocurridos entre vecinos de San Pablo Etla y militantes del MULTI, manipulados con intereses oscuros y venales, que bloquearon la carretera 190, es sólo una muestra del hartazgo social ante este tipo de abusos y atropellos. La política de diálogo y más diálogo puede hacer más daño que beneficio, ante posteriores y reales hechos de sangre. La omisión y el temor para aplicar la ley, también son delitos.
— Buena iniciativa la de mi colega y hermano, Alfredo Martínez de Aguilar, de convocar a la sociedad civil a conformar Unidos por Oaxaca. Los oaxaqueños hemos dicho ¡Basta! Trato igual para todos. Los indígenas no son una raza aparte, sino iguales como todos los mexicanos
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