Réquiem por el Centro Histórico
Oaxaca
La Capital Los Municipios
El Imparcial del Istmo El Imparcial de la Costa El Imparcial de la Cuenca
Nacional Internacional Súper Deportivo Especiales Economía Estilo Arte y Cultura En Escena Salud Ecología Ciencia Tecnología Viral Policiaca Opinión

Opinión

De Paradojas y Utopías

Réquiem por el Centro Histórico

 


1).- Espacio vital perdido

Todo pueblo, toda cultura, tiene lo que el geógrafo alemán Friedrich Ratzel llamó su lebensraum. Su espacio vital. Ese sitio ideal –pero real- donde nos sentimos seguros y plenos. Hasta los años 80, el Zócalo fue para los oaxaqueños –nitos y no- ese espacio. Escuchar a la Banda de Música o a Las Marimbas del Estado por las noches, era una delicia para las familias que acudían de paseo. Cenar, tomarse el café o el trago en los portales; la convivencia con amigos o el rendez-vous obligado, fue para algunos, parte de nuestras vidas.
Visitantes extranjeros, como el desaparecido escritor argentino, Julio Cortázar, quedaron maravillados de su belleza. El ensayista Eliot Weinberger, afirma que el filósofo Friedrich Nietzsche, quiso venir a Oaxaca y estar ahí, para recuperar su salud mental. La pregunta es: ¿Cuándo diablos ese espacio ciudadano, ese lugar de relax y sano esparcimiento se convirtió en el estercolero que es hoy, de ruido, protesta y pestilencia? ¿Cuándo lo perdimos y porqué gobiernos estatales y municipales han sido omisos para recuperar esa parte de nuestro Patrimonio Cultural; de nuestra identidad; el corazón de la Verde Antequera y cuyo abandono nos llena de coraje y oprobio?

2).- Temor para aplicar la ley

Las protestas universitarias de los años 70 tomaron al Zócalo como eje. Gritar consignas ahí, frente al Palacio de Gobierno, donde despachaba el ejecutivo, era prueba de desafío. Pero no más. En 1980 surgió el llamado Movimiento Democrático de los Trabajadores de la Educación (MDTEO). Y los plantones devinieron una práctica anual. La burra torció el rabo en el 2006. Cada marcha, cada movilización traía consigo su cauda de cómplices y corifeos. El tiempo que tardaba la protesta, dicho espacio se convertía en un pueblote. Un gigantesco tianguis. Fue desde el inicio, el negocio turbio de las dirigencias del Cártel 22. Y ahí se fueron quedando.
En 2010, antes de iniciar la gestión de Gabino Cué, un grupo de indígenas triquis que se asumían desplazados por la violencia en la zona de Copala, acudieron a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Ésta dictó medidas cautelares. Tal cual si les hubieran escriturado los pasillos del Palacio de Gobierno. De los 60 cautelados, si acaso quedan 20. Ahí viven, cohabitan, venden o rentan los espacios. Coto de poder de Lorena Merino, Reyna y Jesús Martínez. En poco más de un año terminará la gestión de Alejandro Murat. Y habrán pasado dos sexenios sin que se haya movido un solo dedo para recuperar dicho espacio. El poder público ya se habituó a convivir con la zahúrda que tiene al lado.

3).- Coto de grupos de presión

Como todo en nuestro Oaxaca querido, el chantaje político ha sido el resorte para obtener concesiones, permisos, prebendas y canonjías. Así se abrieron paso quienes hoy mantienen como rehén nuestro Centro Histórico. A golpes, catorrazos, presión y amenazas. No sólo de huestes que han militado en el PRI, como las de Carmela Luján, Yolanda Ortega, Israel Ramírez Bracamontes o Leovigildo Aquino, sino grupos de presión como “Sol Rojo” de Javier Aluz Mancera; UACOL de Adán Mejía, hasta el Frente “14 de junio” del tristemente célebre Pancho Mugre o la mafia de CATEM. El intento tardío del presidente municipal de la capital, Oswaldo García Jarquín, de recuperar dicho espacio es loable, aunque fallido, pues el mal, como el cáncer, ya se extendió.

BREVES DE LA GRILLA LOCAL:

— Murió don Humberto Hernández, mejor conocido como “El Chato”. Famoso cantinero –como se calificaba a sí mismo- y “médico de cabecera” de bebedores y borrachos, sobre todo de empresarios y de la clase política, hoy setentona. Fundador de “El Capri”, que funcionó en las calles de 20 de noviembre y Allende. Después, en el “Salón de la Fama”, que en su momento fundara su tocayo, el también desaparecido Humberto Villalobos Arias, a) Beto Palos. Que en paz descanse.
— Y hablando del tema. Luego de la muerte de dos de sus hijos (a), se encuentra muy disminuida de salud, doña Maty, propietaria de “Caminito al Cielo”. El mezcal minero, acompañado de tostadas de salchicha o queso de puerco, además de los ajos en vinagre, han sido una delicia para muchos. Ojalá que se recupere de sus penas y dolores.
Consulte nuestra página: www.oaxpress.info y www.facebook.com/oaxpress.oficial Twitter: @nathanoax