AMLO/Trump: Halagos y omisiones
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Opinión

De Paradojas y Utopías

AMLO/Trump: Halagos y omisiones

 


No hay peor servidumbre que la esperanza de ser feliz

Carlos Fuentes, Diana o la cazadora solitaria, Alfaguara, 1994

 

1).- Las lecciones de la historia

A lo largo de la historia, sobre todo desde la entrada en vigor del TLC, el 1 de enero de 1994, nuestra política hacia los Estados Unidos, ha sido un constante recuento de daños y agravios. No obstante, el papel destacado de diplomáticos como el oaxaqueño Carlos Manuel Sada Solana, hemos vivido entre roces, fricciones y malos entendidos. Nuestra diplomacia parece haber perdido su esencia histórica. La fama de ser un ejemplo de soberanía, identidad e independencia. Aquellos íconos de los Siglos XIX y XX, como Matías Romero, Ignacio Mariscal, Joaquín Baranda, Genaro Estrada, Isidro Fabela y Alfonso García Robles, entre otros, habrían de morirse de nuevo al ver esta realidad. La política exterior hacia nuestro vecino distante según Alan Riding, ha dejado mucho qué desear. La relación con México sigue siendo de interdependencia asimétrica; una relación bilateral “especial”, pero ventajosa para el vecino mayor. Un “matrimonio por conveniencia”, pues.

Desde que México se constituyó en Estado soberano, a principios del Siglo XIX, los encuentros y desencuentros con los gringos han sido un desafío complejo y tortuoso. Sólo basta recordar la llegada a México del habilidoso Joel R. Poinsett en 1822, enviado por el Secretario de Estado, John Quincy Adams y el presidente James Monroe, para entender el afán expansionista y de sojuzgamiento hacia el vecino débil. Ahí se fraguó la anexión de Texas, que se consumaría con la invasión de 1846-1847. (Glenn Price, Los orígenes de la Guerra con México, FCE, México, 1982).

2).- Más dudas que certezas

Sobre la relación México-EU han corrido ríos de tinta. Es tema de especialistas de ambos países. Echarse un brinco a la bibliografía es sumergirse en un mar sin fondo. Es mejor ir al grano. México no es para el gobierno gringo ni para su diplomacia, el “amigou”. El cambio del discurso de “los mexicanos son violadores, asesinos y narcos” del presidente D. Trump en 2016, al de Mr. President Obrador, es mi amigo o “una buena persona”, no es un éxito político de éste, sino demagogia de aquel. El Destino Manifiesto deja claro que los gringos no tienen amigos sino intereses. Por ello, no sorprende que una visita de trabajo –que no de Estado-, haya roto protocolos y se haya convertido en un festín de halagos mutuos.

Quemarle incienso a la entrada en vigor del T-MEC, fue sólo una cortina de humo, pese a lo rescatable y preciso del discurso de AMLO, que no omitió los agravios. Sin embargo, se soslayó una agenda bilateral compleja, histórica y llena de claroscuros. Migración, seguridad, tráfico de armas y drogas; el muro fronterizo, la xenofobia y el racismo. Y otros temas, asimismo, escabrosos: el papel de México ante gobiernos non gratos para el vecino mayor: Venezuela y Bolivia, entre otros. El canciller Marcelo Ebrard y la embajadora ante la Unión Americana, Martha Bárcena Coqui, se quedaron cortos en este encuentro.

3).- Una relación tortuosa

AMLO y Trun (sic), en sus distintos universos, tienen una coincidencia: su aversión a la crítica y a los medios. Coinciden en satanizar a sus adversarios y abusar del lenguaje. Según Michael Wolff, Trump es un presidente “frecuentemente iracundo, quejumbroso y atormentado, que busca el amor de los medios sin conseguirlo… que piensa en forma emocional y no estratégica y ha tenido un talento especial para enemistarse con los periodistas”. (Fuego y furia, Planeta, México, 2018, p. 238). De AMLO podemos decir, parafraseando a Carlos Fuentes que, de la historia de nuestros orígenes aprendimos que el gran monarca azteca, el tlatoani, designó sus atributos autoritarios: “el rey es el dueño absoluto de la palabra”. (Nuevo tiempo mexicano, Aguilar, México, 1994, p. 80).

Pese a la gira “exitosa” como ha sido calificada, México sigue siendo el patio trasero de EU. El backyard. Y así hemos actuado. ¿Acaso es fortuita la vigilancia de las Fuerzas Armadas en la frontera sur, para evitar el paso de inmigrantes de Centroamérica? El muro de Trump es una realidad. Tampoco hay que olvidar que el TLC siempre fue visto con escepticismo por los mexicanos nacionalistas. Sindicatos y cámaras empresariales lo consideraron una amenaza a la soberanía. (Josefina Zoraida Vásquez y Lorenzo Meyer, México frente a Estados Unidos, FCE, 2006, p. 223). El T-MEC, no es para nada pues, la panacea, mucho menos la amistad de Trump. Nuestro país atisba graves problemas de crecimiento económico y su relación con el vecino del Norte podría ser de mayor tensión si triunfa en el próximo proceso electoral, Joe Biden del Partido Demócrata, porque Trump utilizará esta visita como eje de su reelección. Por lo menos, ya se vio la “popularidad” de AMLO en Washington, D.C., que emula a la de su generoso, amable y cordial anfitrión.

 

BREVES DE LA GRILLA LOCAL:

 

— Luego de una cadena de claroscuros y de una pésima estrategia en la conducción de la pandemia de Covid-19, ahora resulta que los gobiernos estatales son los responsables del semáforo epidemiológico. El Subsecretario Hugo López-Gatell se quiere lavar las manos de sus tropiezos y errores.

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