¿Debilidad institucional o terror?
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Opinión

De Paradojas y Utopías

¿Debilidad institucional o terror?

 


1).- El apunte necesario

Dicen los clásicos que el poder, su ejercicio y sus límites, son la esencia de la política. Y el Estado es la máxima personificación del poder. Monopolio de la fuerza, el dinero público, el Ejército, la educación, la hacienda, etc. “Es lógico –dice el filósofo español J. A. Marina- que una concentración tal de poder despierte codicias y miedos”. Para Maquiavelo, dos recursos son imprescindibles para quien detenta el poder político: la fuerza y el dinero. Y hay una coincidencia: no hay tal poder sin autoridad y no hay autoridad sin convicción. (La pasión del poder, Anagrama, Barcelona, 2008, pp. 188-189). Convencido de que, en las altas esferas de poder local no se lee; de que esto quedará en mera teoría, ante la “eficacia” de nuestra política rastacuero; de una praxis aldeana ominosa y perversa, la pregunta es: ¿Por qué el miedo a ejercer el poder emanado de las urnas, legítimo y fincado en la promesa de cumplir y hacer cumplir con la Constitución? Los oaxaqueños vivimos en el limbo, entre la anarquía y la ingobernabilidad; las libertades conculcadas y la debilidad institucional.

2).- 2006/2016: A pagar los platos rotos

Los oaxaqueños pagamos la factura de dos momentos: el fallido desalojo del 14 de junio de 2006 y el affaireNochixtlán, del 19 de junio de 2016. Ambos fueron etiquetados como represión por el Cártel 22. Hizo a conveniencia su propia historia. Y la sigue manipulando a placer. Enrique Rueda Pacheco y Rubén Núñez Ginés, respectivamente, los capos de entonces, se cubrieron con el sacrosanto manto del dolor y el martirologio. Eso marcó al gobierno. Pero a los oaxaqueños nos pegó –así, literal- en lo más profundo: la libertad. Quedamos expuestos a los abusos, atropellos, atentados a la libre circulación de mentores, normalistas, comuneros, sindicalistas, etc. Nadie, nadie les tocará un pelo, sin que al responsable se le cuelgue el Sambenito de “carnicero” o represor. El miedo ha devenido paranoia ante la posible injerencia de organismos de derechos humanos, ONGs, periodismo militante y grupos radicales, que están al alba de repetir el numerito; debilitar al gobierno y erigirse de nueva cuenta en víctimas. Y, obviamente, sacar raja política y económica.

3).- Aplicar la ley versus represión

Oaxaca es ícono nacional de la movilización perpetua. Ni un solo días la ciudadanía puede vivir en paz. Toma de casetas, bloqueos carreteros, toma de oficinas, retención ilegal de empleados y funcionarios, secuestro de autobuses y unidades comerciales, cierre de plazas, toma del Aeropuerto o Terminal de Autobuses. Todo, todo, bajo el ardid de la libre expresión. Los coletazos son infames: daños a la economía, al turismo, a las funciones de gobierno y administración. Desaliento y retiro a inversiones, un ambiente de zozobra y psicosis, barruntos de ingobernabilidad y anarquía. Cualquier hijo de vecino –léase vecinos de Santo Domingo Teojomulco, Santiago Yaitepec o Santa María Teopoxco-maestros, normalistas, universitarios, bloquea y vandaliza; amenaza o golpea. Desafía al gobierno, poniendo a la ciudadanía contra la pared. Y no pasa nada. Es más, ante la impunidad que campea, crean un ambiente de asonada. Obvio, esto no es libre expresión. Pero el estigma de la represión ya inmovilizó al gobierno. Los menos, fustigan a los más. Minorías se imponen por miedo, ante la mirada complaciente de la autoridad.

4).- Teopoxco: Asunto privado, daño público

El acuerdo leonino, subrepticio, mafioso, entre el síndico Carlos Quevedo y la presidenta municipal, Susana Alvarado Lozano, para manejar el presupuesto y las obras; la ambición monetaria de los jefes de los 27 barrios de dicha comunidad, empecinados en cobrar como concejales y el manejo tras bambalinas de grupos de Morena, han reventado en el conflicto interno en Santa María Teopoxco. Fuentes políticas han identificado al diputado federal, Daniel Gutiérrez, por un lado; a COMUNA de Flavio Sosa, a través de la diputada local Elisa Zepeda Lagunas y, en un tercer frente, al también morenista, Ángel Domínguez. Un conflicto de intereses, dinero y poder, devinieron actos vandálicos, orquestados por Ignacio Estrada, Ángel Pérez Carrera y Álvaro Sánchez Estrada, la semana pasada. Hasta la fecha, nadie les ha fincado responsabilidades. Y menos movió un dedo para detener esta agresión al gobierno y al pueblo.

BREVES DE LA GRILLA LOCAL:

— Y sigue en el imaginario colectivo, sobre todo en los medios de comunicación, el tema de los cambios y enroques en el gabinete de Alejandro Murat. Las dudas y vacilaciones se han vuelto un proceso tortuoso. La pregunta es: ¿cuánto coadyuvarán a la gobernabilidad y a esta administración, si son las mismas caras, sólo que recicladas?

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