PRI/2018: Panorama crítico
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Opinión

De Paradojas y Utopías

PRI/2018: Panorama crítico

 


1).- Una breve introducción

Hace mucho que el PRI dejó de ser omnipresente en Oaxaca. Cuando el PAN ganó la presidencia de la capital, con Pablo Arnaud, fue una humillación para el gobierno priista de Diódoro Carrasco. Luego vendrían más panistas y en el 2001, el entonces llamado partido Convergencia por la Democracia, derrotó al tricolor. Ya en Juchitán la COCEI/PRD se habían enquistado. En Huajuapan, el PAN era un poder de facto. Aun así, el tricolor era la Chucha cuerera en los procesos electorales. Ni la guerra sucia de la Sección 22 y sus radicales le hacían mella. Los triunfos de la oposición eran esporádicos. El “carro completo” del PRI era la historia mil veces repetida. Pero nada es para siempre. En 2006, una mala acción política y un ajuste de cuentas entre mafias derivaron uno de los peores fracasos electorales. La verdadera historia del conflicto del 2006, despojada de prejuicios ideológicos o compromisos políticos, aún no se ha escrito. Un movimiento que nunca permeó a nivel nacional. Fue localista.

2).- El trágico 2006

El proceso electoral se llevó a cabo en plena consolidación del gobierno de Ulises Ruiz. Oaxaca “territorio PRI” se le denominaba. Desde el inicio se acotó al amplio directorio de organizaciones sociales que, en el sexenio anterior, habían recibido 400 millones de pesos a fondo perdido. Ni un peso más. El prolongado paro laboral del Cártel-22 permitió la infiltración. Hasta la delincuencia organizada penetró. Y la basura radical de Atencos, Panchos Villas, Panteras. El fallido desalojo del 14 de junio devino la formación de la tristemente célebre Asamblea Popular del Pueblo de Oaxaca (APPO). Luego los torpes corrigieron: “de los Pueblos de Oaxaca”. Con el apoyo de los maestros y de los mismos priistas, hicieron naufragar a los candidatos del PRI. AMLO apareció en la boleta. Fueron senadores de la República, Gabino Cué y Salomón Jara. Adolfo Toledo logró la senaduría de primera minoría. De diputados sólo se ganaron dos distritos: Juchitán con Jorge Toledo y Teotitlán, con Patricia Villanueva. Oaxaca se pintó de amarillo. Algunos casos emblemáticos, en donde los propietarios llevaban de suplentes a papás o hijos.

3).- 2010: La historia se repite

El bombardeo al gobierno de Ulises Ruiz; la división al interior del PRI y los ajustes de cuentas entre las mismas mafias del tricolor, contribuyeron al triunfo de Gabino Cué. Priistas operaron a favor de Cué. Y algunos cobraron el favor, como Germán Espinosa, hoy dirigente del CDE, que fue director del COBAO. La idea fue trastocar la sucesión ulisista y descarrilar al candidato Eviel Pérez Magaña. La derrota fue aplastante e inevitable. El tricolor perdió la gubernatura por primera vez en décadas de supremacía. Con todo el poder estatal a favor; con los recursos disponibles; con la maquinaria en marcha, el PRI perdió. Y AMLO se asumió el gurú de la administración gabinista. Se paseó una y otra vez por todo el territorio estatal. Impuso a su alfil, Salomón Jara, como titular de la SEDAFPA. Gabino se perfiló como su discípulo más aventajado. URO blindó a su “tiburón” –Eviel- y lo impuso en la dirigencia estatal del PRI.

4).- 2012: Otra vez a morder el polvo

De nueva cuenta AMLO apareció en la boleta. La derrota priista fue más penosa. Perdió los dos escaños del Senado con Benjamín Robles y el anodino, Adolfo Romero Lainas, del PRD. Eviel obtuvo la de primera minoría. De diputados federales de mayoría sólo uno: Samuel Gurrión. En elecciones federales y locales sucesivas, el tricolor fue nuevamente vapuleado aunque no en la magnitud del 2006 y 2012. El Congreso del Estado ha reflejado esta realidad. En la LXI Legislatura apenas lograban mayoría con la suma de votos de partidos pequeños. En la actual sí tienen mayoría, aunque ha cuajado más “el pago por evento” y el soborno para los opositores. Distritos federales los ha perdido el PRI. En 2016 Alejandro Murat ganó la gubernatura. Varios factores influyeron: una cara joven, nueva y despojada de estigmas, además, la pulverización del voto de la izquierda entre José Antonio Estefan y Salomón Jara, del PRD y MORENA, respectivamente. Y la participación de PSDO, PUP y PRS, cuyo papel fue más bien de cuñas para afianzar el triunfo priista.

5).- Colofón

Sólo un torpe puede pensar que el PRI está en su mejor momento. La realidad es que su precandidato presidencial, José Antonio Meade, no era el esperado. Por eso es el invisible en Oaxaca. Existe un PRI local con dos liderazgos: de jure y de facto. Germán Espinosa va por un lado; el operador estrella del actual régimen, Alejandro Avilés, va por el otro. La división y fractura es más que evidente. No hay trabajo político; no hay labor de tierra, menos con las bases y comités. El PRI está desarticulado, en la indigencia. Hay confusión, duplicidad, exceso de confianza. Se la quiere jugar en el pasado. Se envía a caminar a candidatos sin arraigo. Salvo excepciones, carece de aspirantes competitivos. He ahí la inmediatez con la que se echa mano de los reciclados. Las mismas caras, sólo que más viejas. Algunos desconocidos. Parece que se le está haciendo el caldo gordo a AMLO.

BREVES LA GRILLA LOCAL:

— Ya es tiempo de ir parando a los radicales que mueven los hilos en la problemática del sector salud. El colapso de los servicios, los bloqueos y la bandera que exige la renuncia del titular, tiene un objetivo abiertamente político-electoral.
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