La ley de la oferta y demanda política
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De Frente y de Perfil

La ley de la oferta y demanda política

 


Lo dicho, solamente fue dejar pasar la atención centrada en el conteo de muertos, heridos y damnificados por los sismos del 7 y 19 de septiembre, para que los partidos políticos entraran en la rebatinga de la atención pública.
Unos y otros se arrebatan la paternidad de algo que todavía que no existe y que hace poco negaban pudiese ocurrir, la devolución de los dineros públicos para campañas electorales.
Ahora resulta que los del frente opositor (PAN, MC y PRD) y priistas buscan la devolución total del 100 por ciento de lo presupuestado por la autoridad electoral, para no quedarse atrás de la alta vara que había puesto Morena, con su dirigente nacional Andrés Manuel López Obrador.
Se encuentra en el mercado de la oferta y la demanda. López Obrador propone que se ceda el 20 por ciento del dinero público para campañas electorales, los priistas replican que el 25 por ciento. El dirigente de Morena sube al 50 por ciento ahora los adversarios establecen el 100 por ciento, es decir no tocar un centavo de ese dinero.
Eso sí aprovechan la atención centrada en ellos para tirarse con todo, los priistas acusan a los opositores que quieren llevar su propuesta de regresar el dinero hasta 2021 y que la de ellos es inmediata.
La realidad de esto es que los priistas fueron los generadores de ese dinero público que se destina a los partidos políticos y que ahora pretenden ellos mismos despojarlos.
Y es que la intención del financiamiento público a los partidos y sus candidatos con dinero gubernamental llevaba como propósito el de evitar la intromisión de grupos delincuenciales o el crimen organizado en el financiamiento, aunque este permea en las campañas.
También lleva implícita la equidad, a mayor número de votos, más dinero, a menores sufragios favorables, poco dinero público.
Pero los priistas van por todo y quieren anular los legisladores plurinominales y realizar una reforma constitucional con tal propósito, para destinar todos esos recursos monetarios a la reconstrucción de las zonas afectadas por los sismos, que refieren los estados de Oaxaca, Chiapas, Morelos, Puebla, Estado de México y CDMX, principalmente.
Los planes priistas están bien estructurados y llevan dentro de su proyecto la búsqueda de la mayoría en el Congreso de la Unión, algo que no consiguen desde 1994, cuando por medio el voto del miedo lograron concretar un triunfo arrollador en las urnas.
En aquél entonces, los sucesos ocurridos mantenían en alerta a la ciudadanía, que vio como única opción para que el país regresase a la normalidad el votar por el partido tricolor.
Se sucedieron el levantamiento zapatista en Chiapas, el asesinato de Luis Donaldo Colosio y la designación de un nuevo candidato no considerado hasta entonces.
Los votos recibidos por el Partido Revolucionario Institucional sorprendieron a todos, considerando que los otros partidos tenían buenos candidatos en Cuauhtémoc Cárdenas por el PRD y la izquierda y Diego Fernández de Cevallos en el PAN.
Y es que el panista había borrado del primer debate al priista, por lo que se mantenía con números favorables, aunque su abstinencia en la campaña redujo sus posibilidades de triunfo.
Los priistas salieron avante de esa contienda electoral, aunque un mes después del triunfo zedillista se produjo el crimen de José Francisco Ruiz Massieu, considerado el coordinador de la mayoría priista en la Cámara de Diputados.
Por eso se ubicó a esa competencia electoral como la más riesgosa, hasta entonces, para el priismo, que impuso el llamado voto del miedo, a lo desconocido e incierto que podría ser el futuro, en caso de no ganar el tricolor la Presidencia de la República, mito que rodó por el suelo, cuando seis años más tarde, el entonces panista Vicente Fox Quesada se alzó con la victoria.
En esta ocasión, los rumores de desastre se dejan sentir sobre la posibilidad de un triunfo del tabasqueño Andrés Manuel López Obrador, al que con anticipación, sin tener pruebas lo señalan como probable tirano, estableciendo una república similar a la de Venezuela, con un estilo de gobernar como Hugo Chávez o Nicolás Maduro.
Teniendo en cuenta el pánico de la sociedad golpeada por los sismos, en esta ocasión, pero avasallada por los constantes desastres que dejan a su paso huracanes, depresiones y tormentas tropicales, se pretende sensibilizar al pueblo, haciendo un parangón entre partidos y candidatos buenos y malos.
La próxima contienda electoral se desarrollará en una cerrada competencia, según prevén los especialistas y analistas que consideran que Morena, el frente opositor (PAN, PRD y MC) y el PRI con sus aliados podrían estar en una elección de tercios.
Claro que primero habrá que conocer los nombres de aquellos candidatos que representan a cada uno de esos partidos o alianzas, ya que una cosa son los partidos y otra los candidatos y la fusión de ambos, con los programas que ofrecen, es lo que determina el triunfo o derrota en las urnas.
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