El retorno de Fausto Vallejo
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Opinión

De Frente y de Perfil

El retorno de Fausto Vallejo

 


Resulta asombroso el cinismo de algunos políticos, que después del desastroso papel desarrollado en su paso por esta actividad y de su alejamiento por breve tiempo, intentan pedir nuevamente el voto de los ciudadanos.
Fausto Vallejo Figueroa es uno de esos personajes que pretende la candidatura a la alcaldía de Morelia, cargo que ya ostentó y desde el que brincó a la candidatura al gobierno estatal, regresando los colores del PRI al gobierno estatal.
Su presencia en Michoacán, especialmente en Morelia, siempre fue bien vista como un sujeto bonachón, sin grandes pretensiones, que después de varias derrotas, reponía su ánimo y participaba nuevamente en las contiendas electorales.
Fausto el eterno perdedor curaba sus heridas con la victoria en la alcaldía de Morelia, la que gobernó dos veces con el voto de los electores, aunque sufrió varios reveses como otro intento más y en su pretensión de ser senador, donde fue enviado hasta el tercer sitio, sin conseguir siquiera el escaño de consolación que es la primera minoría.
El michoacano sorprendió con su victoria en las urnas en 2011, cuando venció al actual gobernador, Silvano Aureoles Conejo y a la eterna perdedora, Luisa María Calderón Hinojosa, quien compitió por primera vez para ese cargo (repitió después).
Con su triunfo, Fausto regresó la ilusión a los ciudadanos michoacanos que habían pasado por dos malas administraciones perredistas, la de Lázaro Cárdenas Batel y la de Leonel Godoy Rangel, aunque la realidad fue distinta.
El gobierno de Fausto se significó por sus constantes ausencia, debido a enfermedad, lo que provocó la solicitud de diversas licencias, hasta que llegó el momento en que sus malestares fueron tan grandes que se aprobó su ausencia definitiva.
Fausto era un hombre enfermo cuando ganó los comicios, al que fue necesario realizarle un trasplante de hígado y atender los distintos malestares que tenía.
El lapso de ausencia fue cubierto, primeramente por su secretario de Gobierno, Jesús Reyna García, elevado a la calidad de gobernador interino, aunque para la segunda ausencia larga del gobernador ya no pudo ocupar el cargo, toda vez que ya se encontraba detenido (continúa en prisión), por presuntos vínculos con la delincuencia organizada, especialmente con el grupo conocido como Los Caballeros Templarios y por su relación con Servando Gómez Martínez, La Tuta.
Reyna García era el principal operador de Vallejo Figueroa, de quien había sido su coordinador de campaña, luego de que el mismo Reyna perdiera los comicios como candidato priista el gobierno estatal cuatro años antes.
Curiosamente, poco después de eso, se filtraron unos videos en los que se ve la familiaridad con la que uno de los hijos (Rodrigo Gerardo Vallejo Mora) del propio Fausto Vallejo convivía con el mismo personaje conocido como La Tuta.
Vallejo Mora fue condenado a once meses de prisión por ocultar datos sobre Los Caballeros Templarios.
La administración estatal de Vallejo Figueroa se significó por la corrupción, violencia, inseguridad y los nexos de algunas autoridades con los grupos delincuenciales en la entidad, lo que dio margen al nacimiento de los grupos de autodefensa y al establecimiento de un Comisionado de Seguridad, enviado desde el gobierno federal.
La figura de Alfredo Castillo, el enviado federal, se convirtió en un gobernante alterno, por encima de la figura del gobernador Fausto, de su sucesor Reyna y de Salvador Jara, quien terminó la administración.
Fue más importante y poderoso Castillo, tanto que combatió a los autodefensas y encarceló a varios de ellos, al tiempo de optar por uno de los grupos que disputaban los espacios en la entidad.
El desastre fue el signo de identificación del gobierno de Vallejo Figueroa y de sus sucesores, por lo que se pensó que el exgobernante había concluido con su carrera política.
Incluso algunos pensaron que Fausto había salido bien librado de su gestión, al no haber sido enjuiciado o sujeto de investigación sobre su gobierno.
Sin embargo, ahora reaparece públicamente el exgobernador, quien anuncia que buscará por enésima vez la alcaldía de Morelia, la que curiosamente encabeza en la actualidad un presidente independiente, sin militancia partidista.
Pero Fausto no busca ese método para competir, sino el recurso de uno de los tres partidos que compiten con un mismo candidato presidencial (Andrés Manuel López Obrador), lo que podría devenir en una alianza alrededor de su figura del Partido Encuentro Social, del Trabajo y Movimiento de Regeneración Nacional.
Claro que Fausto continúa siendo priista, pues aún no renunciaba a su militancia de 40 años cuando anunció su nuevo intento político.
Habrá que ver si se confirma la posibilidad de una nueva competencia electoral del exgobernador de Michoacán y si le alcanza para ganar el respaldo de los ciudadanos.

Debates
Mal comienza la semana al que ahorcan en lunes, reza el viejo adagio que puede aplicarse a los tres dirigentes de los partidos que son cabeza de alianzas y coaliciones presidenciales.
Damián Zepeda (PAN), Enrique Ochoa (PRI) y Yeidckol Polevnsky, entraron en una fuerte dinámica sobre el tema de la corrupción, en la que intentaban mostrar que el contrario es más corrupto que ellos.
El trío de dirigentes partidistas llevaron a la tv sus propios carteles en los que se especificaba los dineros que no habían sido declarados por unos y otros, para después hacer señalamientos de los gobiernos y funcionarios corruptos de unos y otros y la manera ilegal de fondear las campañas electorales.
De propuestas cero, de acusaciones muchas. ¿Será esa la forma de convencer al electorado que los respalde en las urnas?

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