Sobre la importancia del testigo
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Sobre la importancia del testigo

 


En el ejercicio de las Ciencias Sociales las y los científicos sociales incurrimos en muchas equivocaciones, sin embargo, uno de los errores imperdonables que de manera recurrente cometemos es la falta de relación y aterrizaje que tenemos para hablar con quienes no pertenecen a nuestro gremio, a nuestra disciplina. Me explico:

Al ser Ciencias, una de las obligaciones que tenemos como científicos sociales es la producción de conocimiento socialmente útil y aplicable, sin embargo, entre la especialización del conocimiento y el uso técnico del lenguaje (a la par de la poca por no decir nula difusión de la Ciencia en nuestro país) es muy complicado extender y dialogar con otras disciplinas y ámbitos más coloquiales, informales, fuera del rigor académico para la ciudadana y ciudadano promedio. Muchas veces nuestros escritos, nuestras investigaciones y charlas a manera de eco se replican entre nosotros mismos como politólogos, sociólogos, etc., no salimos del confort de los centros de investigación, de los libros y la Academia.

Esto, sin duda, es en extremo peligroso pues no solamente impide la socialización del conocimiento y su respectiva difusión con las comunidades, también se vuelve peligroso para nosotras y nosotros ya que al colocarnos la bata blanca de investigador, olvidamos que pertenecemos a ese mismo objeto que estudiamos. Lo anterior nos remarca siempre la importancia de saber que no podemos ser objetivos nunca en las investigaciones ya que no somos objetos sino sujetos, actores subjetivos en la investigación.

Lo anterior sale a colación pues hace unos días reflexionaba para una clase sobre el sociólogo alemán Juan Linz y la importancia que concede al individuo en los procesos sociales en su texto “La caída de las Democracias”. Dialogando con otros, a manera de ejemplo referíamos sobre la importancia de la recuperación del individuo no solamente desde enfoques metodológicos, teóricos y académicos, sino en la importancia que puede tener al repensarlo y calificarlo como testigo, como el observador de la acción (social), quien da cuenta desde su subjetividad de lo que pasa o no pasa en determinados contextos y momentos álgidos en la toma de decisiones fundamentales en las colectividades.

Repensando más en ello y pensando sobre la acción individual en los procesos sociales y colectivos intentaba aterrizar las reflexiones en ejemplos más cotidianos, más inmediatos y tangibles para nosotras y nosotros. El intento condujo de alguna manera a la idea sobre la importancia del testigo, de quien ve, quien posa la mirada y cobra registro de la acción.

Esta idea, sin duda, dialoga con nuestro contexto cercano y a manera de ejemplo y de intentar pensar las categorías técnicas y especializadas fuera de nuestras blancas de laboratorio, aparecía la lucha por la aparición de la activista indígena oaxaqueña Irma Galindo Barrios. Me explico:

Desde el pasado 27 de octubre Irma Galindo Barrios se encuentra desaparecida y se han denunciado desde esa fecha la poca agilidad y la ineficacia de los protocolos en su búsqueda. Desde hace varios años atrás, la activista indígena había denunciado hostigamiento en su contra por parte de autoridades municipales como consecuencia de su lucha y activismo a favor del bosque mixteco. Irma Galindo había acudido a la Ciudad de México para asistir a la Junta de Gobierno del Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas pero nunca llegó y la Fiscalía de Justicia de Oaxaca asegura que la última vez que se supo de ella fue en el metro Barranca del Muerto en la Ciudad de México.

Las preguntas que aparecen: ¿Y los testigos? ¿Alguien la vio? ¿Alguien tomó la decisión consciente de no observarla mientras desaparecía? Y ahora desaparecida, ¿las autoridades, individuos, actores específicos toman la decisión consciente de no agilizar la búsqueda? O en una critica menos dura pero igual de aterrorizante, ¿la crisis que se vive en tema de violencia contra las y los activistas sociales en México excedió ya la capacidad de respuesta de las autoridades? Finalmente, la ultima pregunta: ¿Seremos nosotras y nosotros testigos pasivos quienes decidimos conscientemente no mirar a quienes luchan a diario por nuestros territorios, nuestros bosques o por el contrario, tomaremos la decisión de verlas, de verlos a ellos y sus luchas?