Miliaria
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Opinión

Comentario Pediátrico

Miliaria

 


Es una enfermedad de la piel que se observa con frecuencia en niños, provocada por el bloqueo de las glándulas sudoríparas en sus conductos, lo que provoca la acumulación del sudor por debajo de las capas superficiales de la piel (dermis, epidermis).

Esta retención da como resultado la apariencia de una erupción particular, que comprende la formación de pequeñas vesículas (globos muy pequeños menores de 3 mm), llenas de sudor debajo de la piel que le proporcionan un aspecto claro (como agua) en su contenido. Se le puede conocer también con otros nombres que incluyen: sarpullido, sarpullido por calor, sarpullido por sudor.

Aunque esta enfermedad afecta a todos los grupos de edad y ambos sexos por igual, los bebés y los niños corren un mayor riesgo debido a la inmadurez relativa de su conducto glandular. La sudoración es el factor de riesgo más común para la miliaria; por lo tanto, las condiciones cálidas o húmedas y las fiebres altas, son factores que se encuentran relacionados para generar esta enfermedad.

En forma especial se han identificado como sus causas más frecuentes, las siguientes: oclusión de la piel que se presenta con la aplicación de parches de medicamentos y, en bebés, con uso de ropa muy ajustada en grado hermético. Actividad física extenuante, que se puede presentar posterior a entrenar o jugar de forma prolongada. Empleo de medicamentos que estimulan a la sudoración. Congénita, como consecuencia de alteraciones específicas al final del embarazo. Enfermedades específicas, una de tipo hormonal donde la concentración de sales son diferentes y favorece el desprendimiento de células en el conducto, otra de tipo hereditario que agrupa sudoración exagerada, pérdida de peso, dolores corporales, falta de sueño y alucinaciones (Síndrome Morvan), y otros que son secundarios a enfermedades que alteran la piel o bacterias cutáneas.

La causa principal de la enfermedad es la obstrucción de las glándulas o conductos de la sudoración, que puede deberse a desechos de la piel o presencia de algún tipo de bacteria, que tienen capacidad de formar estructuras (películas) biológicas delgadas. Se considera que la sobrehidratación de las células cercanas a la desembocadura de la glándula hace que se hinchen y bloqueen el conducto, pudiendo agregarse al bloqueo: células de la piel descamadas y otros desechos cercanos. Cuando el bloqueo se produce a una mayor profundidad del conducto, es posible que este proceso anómalo estimule la respuesta inflamatoria, con aumento de volumen periférico y ruptura de tejido cercano.

Con el bloqueo del conducto, los poros de la piel quedan sin oportunidad de poder transpirar (eliminar sudor), por dejar el sudor acumulado debajo de la piel, que actúa luego como cuerpo extraño para generar respuesta inflamatoria variable, que puede ser la causante de enrojecimiento de piel y como malestar -detectado por el sistema nervioso-, habrá sensación de hormigueo con probable comezón de intensidad variable.

Los recién nacidos son particularmente susceptibles, principalmente a las formas superficial e intermedia debido al subdesarrollo y/o la permeabilidad tardía del conducto sudoríparo después del nacimiento.

Existen tres tipos principales de miliaria: cristalina, rubra y profunda, que se distinguen cada una por su aspecto y dependen de la altura en que se produce el bloqueo del conducto glandular (superficial, medio y profundo).

La forma cristalina también es conocida como sudamina, es muy común en los recién nacidos. La incidencia alcanza su punto máximo aproximadamente a la semana de edad con una frecuencia que oscila entre el 4 al 9% de los recién nacidos. Se nota por la aparición de vesículas transparentes superficiales de 1 a 2 mm de diámetro que se asemejan a pequeñas gotas de agua, pudiendo en ocasiones juntarse unas con otras. Por su localización muy superficial, suelen romperse con mucha facilidad sin llegar a producir reacción inflamatoria (piel rojiza o rosada) a su alrededor, así que no llegan a tener enrojecimiento a su alrededor.

A menudo están muy extendidas y son más comunes en la cabeza, cuello y la parte superior del tronco de los recién nacidos. Aparecen en cantidad múltiple en forma de racimos en los primeros días o semanas a la exposición ambiental y, se resuelven en tiempo promedio a horas o pocos días, con una descamación superficial.

Información completa en: https//alevascommx.blogspot.com