Control del asma
Oaxaca
La Capital Los Municipios
El Imparcial del Istmo El Imparcial de la Costa El Imparcial de la Cuenca
Nacional Internacional Súper Deportivo Especiales Economía Estilo Arte y Cultura En Escena Salud Ecología Ciencia Tecnología Viral Policiaca Opinión

Opinión

Comentario Pediátrico

Control del asma

 


El asma es una enfermedad no contagiosa de las vías respiratorias (bronquios) que se caracteriza por obstrucción parcial secundaria a causas variables, produciendo en el paciente: accesos de tos, sensación de fatiga, dolor toráxico y/o silbidos en el pecho en grados diferentes de intensidad. Es la enfermedad crónica más frecuente de la infancia, potencialmente grave, que en su tratamiento requiere de un control adecuado al no poder ser curable. Cuando el control no es eficiente, genera incremento en las consultas de urgencias y de internamientos hospitalarios, con afección secundaria a su aprovechamiento académico, y limitación a su vida normal (juegos, paseos, mascotas, ambiente, etc.) Cuando el paciente y su familia aprenden a controlar el asma, los pacientes pueden tener una vida normal, con desarrollo de sus actividades académicas y recreativas; en especial, dejar de requerir evaluaciones de urgencia o internamientos. 

El asma es una enfermedad que se puede tener por muchos años con manifestaciones variadas de repetición y de intensidad. En ocasiones por sus manifestaciones tan simples, no se llega a establecer la enfermedad como asma y los pacientes pueden tener tratamientos erróneos con afección a su desarrollo físico y emocional. Algunas crisis de asma pueden ser muy graves, que incluso puede presentar en forma ocasional la muerte. En otras ocasiones, las manifestaciones pueden tener la capacidad de despertar al paciente en las noches por tos o dificultad para respirar. 

La clasificación del asma ha pasado de estar centrada en la frecuencia (intermitente o persistente) e intensidad de los síntomas (leve, moderada o grave) a estar enfocada en los pacientes (asma controlada, parcialmente controlada, o no controlada).

El éxito del tratamiento del asma se asienta sobre condiciones fundamentales: el empleo de medicamentos específicos, educación sanitaria y descartar enfermedades asociadas.

Los medicamentos para el asma se dividen en dos grupos: 

Los medicamentos de alivio rápido (también llamados de rescate), tienen efecto benéfico a corto plazo. Permiten abrir las vías respiratorias contraídas, ayudar a aliviar la sensación de opresión en el tórax y la dificultad para respirar. También se pueden utilizar para evitar el asma inducido por el ejercicio. 

Los medicamentos de control sirven para regular la alteración involucrada en el proceso del asma, reduciendo con ello la cantidad de días o noches que el paciente padece las molestias respiratorias. Se ocupan en quienes tienen molestias más de dos veces por semana o que se despierten por asma más de dos veces por mes. 

La evaluación del especialista, sobre las características particulares del enfermo define la combinación selectiva del tratamiento más adecuado para esperar un buen control. Así se entiende que, para el control adecuado del asmático, no es el mismo tratamiento para todos los que padecen esta enfermedad. Se consideran también que por actuar en el sistema respiratorio es natural que se dispongan presentaciones variadas que pueden incluir polvo seco dosificado, inhaladores, soluciones para nebulizar, pastillas para chupar, masticar o deglutir, cucharadas, inyecciones. Para tener mejor control existen combinaciones entre medicamentos rescatadores con medicamentos de control. 

En el tratamiento del asma para tener un buen control ante su variedad de síntomas y posibilidad de repeticiones, se requiere de un esquema especial -plan de acción para el asma- de indicaciones y alternativas, que está diseñado para ayudar a los familiares a controlar el asma de un niño. Incluye una lista de los medicamentos que se toman, los signos de alerta temprana de los síntomas del asma y las instrucciones sobre cuándo utilizar los medicamentos ante situaciones específicas y llamar a su médico tratante. 

Este plan de acción para su empleo utiliza un formato de tipo semáforo. El verde señala las medidas a emplear de forma diaria a partir de datos relacionados a un buen control. El amarillo establece precaución de acuerdo con las manifestaciones que presenta el paciente y define continuar con lo establecido en la zona verde, agregando otras alternativas para emplear de acuerdo con datos específicos antes de complicarse. Ya la zona roja nos refiere condición de peligro, para definir que se requiere de atención urgente con administración del tratamiento sugerido en esa zona, en lo que se consigue la valoración médica a la brevedad posible para evitar que los síntomas empeoren. El apego a este plan de acción permite alcanzar un mejor control de la enfermedad.  

Es muy importante saber administrar los medicamentos en forma de inhalador en aerosol. Si el paciente ya está en edad escolar puede aprender la siguiente rutina: agitar el inhalador por un tiempo breve y quitar su tapa. En posición de pie sacar todo el aire de los pulmones, colocar el inhalador en la boca y al momento de empezar a meter aire en forma simultánea se aprieta el botón del inhalador para jalar aire y el medicamento por la boca, retirar el inhalador y aguantar la respiración por cinco segundos para sacar en forma natural el aire (por nariz). Si está indicado se repite el proceso cuando se indican más disparos. Ya en el caso de los niños pequeños (3-7 años) conviene emplear un dispositivo auxiliar (espaciador) para facilitar la respiración del medicamento. Ya agitado y destapado el inhalador, se conecta en el extremo del espaciador, mientras del otro lado se coloca el dispositivo de mascarilla en boca y nariz del niño, se realiza el disparo del aerosol y se observa que el menor realice su respiración natural en 3-5 ocasiones para separarlo luego de su nariz y boca. En caso de requerir más disparos se repite el procedimiento.

 

MÁS INFORMACIÓN EN: https//alevascommx.blogspot.com