Vacunas para adolescentes, padres y abuelos
Oaxaca
La Capital Los Municipios
El Imparcial del Istmo El Imparcial de la Costa El Imparcial de la Cuenca
Nacional Internacional Súper Deportivo Especiales Economía Estilo Arte y Cultura En Escena Salud Ecología Ciencia Tecnología Viral Policiaca Opinión

Opinión

Comentario Pediátrico

Vacunas para adolescentes, padres y abuelos

 


En la evolución de la medicina la vacunación es una medida eficaz, efectiva y eficiente para prevenir un gran número de enfermedades y su evolución a formas graves. 

Gracias al cumplimiento del esquema de vacunación por parte de instituciones públicas y privadas en los diferentes países, las tasas de vacunación son altas durante la niñez; sin embargo, la mayoría de los adultos y ancianos no se vacunan de forma apropiada, ya que se carece de la información elemental a estos grupos de población. 

El pediatra puede ofrecer la información elemental, al contar con la información básica del esquema de vacunación que se aplica durante la infancia, para sugerir los momentos de refuerzo o de aplicación de esquemas especiales, de acuerdo situaciones particulares que se adviertan en las diferentes familias, para tratar de mantener la integridad familiar expandida de los infantes y del riesgo que pueden tener los adultos y ancianos ante algunas enfermedades que puedan contagiarse en forma bilateral con los niños.

Los adolescentes son un grupo de pacientes que acuden con menos regularidad a la consulta pediátrica, en quienes es necesario la aplicación de algunas vacunas como refuerzo, porque la inmunidad producida de las que se aplicaron en la infancia disminuye y, por lo tanto, se requiere administrarla nuevamente para volver a estimular la formación de anticuerpos específicos. Por ejemplo, aunque la mayoría de los adolescentes recibió una o más dosis de la triple bacteriana (difteria, tosferina y tétanos) durante la infancia, hay evidencia de que la inmunidad protectora para la tosferina puede disminuir a lo largo del tiempo, logrando desarrollar cuadros con molestias respiratorias y posibilidad de contagiar a grupos de riesgo (recién nacidos) a quienes pueden exponer al desarrollo de la enfermedad con pronóstico alto de muerte. 

La vacunación contra el tétanos se deberá reactivar al momento de contar con alguna herida de riesgo (no en especial fierros oxidados), antes de alguna intervención quirúrgica o durante el embarazo, ante la disminución de la formación de anticuerpos. Estos refuerzos deben aplicarse en intervalos de cada diez años. Esta enfermedad en su manifestación generalizada causa la muerte de forma irremediable.

Los adolescentes y jóvenes que tengan considerado en sus planes de estudio, acudir al extranjero y/o tener posibilidad de convivencia en campus de convivencia con estudiantes de tipo internacional, deberán de contar con el esquema de prevención para el meningococo, que en forma anticipada se solicita en la mayoría de las universidades a donde se recibirán o bien como requisito de visa. 

A los padres de familia que no tengan antecedente de vacunación y que no hayan padecido enfermedades como sarampión (nacidos en o después de 1957), paperas o varicela, se les debe recomendar la aplicación del esquema de vacunación por el riesgo que pueden tener al contagiarse de alguno de sus hijos y sufrir una enfermedad de curso grave o desarrollar complicaciones asociadas. También a tomar en cuenta la aplicación de vacunas contra hepatitis B si el ambiente en donde laboran incluye interacción con presos, hospitales, sitios de gran concentración, limpieza, laboratorios clínicos, familiares con trasfusiones o diálisis frecuentes, tatuajes, piercings, centros de rehabilitación, centros hospitalarios, manejo de productos biológicos o de desecho. La vacuna contra influenza se recomienda en aplicación anual en especial para personas que trabajan en oficinas de atención administrativa, personal docente y centros hospitalarios a fin de evitar la enfermedad, con aplicación preferente de septiembre a noviembre en cada año, ante la mutación del virus en forma anual. 

Los padres de familia o familiares que se dedican a labores del campo y cuidados de ganado, se debe recomendar inmunización contra el tétanos cada diez años o ante heridas con riesgo alto (contaminadas y cerradas sin aseo adecuado) o producidas con herramientas de empleo agrícola y en casos especiales vacuna contra la fiebre Q. 

A quienes hayan padecido dengue, se recomienda la aplicación de la vacuna para evitar la recurrencia del cuadro con manifestaciones más graves y riesgo de muerte.  

Para los adultos mayores (generalmente abuelos de los pacientes), se les puede sugerir la aplicación de vacunas contra: herpes zoster (culebrilla), neumococo, influenza y haemophilus influenzae tipo B. La culebrilla (zóster) se manifiesta con vesículas rojizas en trayectos especiales de nervios con dolor incapacitante, que puede durar por tiempo prolongado. El neumococo, puede producir infecciones en los pulmones y cerebro que pueden terminar con la vida del paciente. Los cuadros de influenza estacional pueden complicarse y dar mala evolución. Las infecciones por haemophilus pueden causar alteraciones articulares, infecciones en la piel, oídos, pulmones, laringe o infección del cerebro con manifestaciones y riesgo variable para la vida.

MÁS INFORMACIÓN EN https://alevascommx.blogspot.com