El viaje a Washington, D.C.
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Columna sin nombre

El viaje a Washington, D.C.

 


No es prudente el viaje en burro

El Mapache Guasón

 

Ya se anunció oficialmente, que el presidente Andrés Manuel López Obrador, viajará a los Estados Unidos de América, precisamente a su ciudad capital, el próximo ocho y nueve de julio del 2020.

Según el secretario de Relaciones Exteriores, que no es  canciller, Marcelo Ebrard, el día ocho se efectuarán pláticas “bilaterales”, y el día nueve será celebrada la entrada en vigor del nuevo tratado de libre comercio, el llamado en México T-MEC, Tratado México Estados Unidos y Canadá-, en donde es deseable la participación, dudosa por cierto, del primer ministro canadiense Justin Trudeau.

En el momento en que escribo, no se ha confirmado la presencia de este último, y expresan los analistas que Trump y Trudeau, “no se pueden ver ni en pintura”.

En el caso del viaje del primer mandatario López Obrador, el día ocho tiene riesgos para AMLO y consecuentemente para México.

Hay que recordar que Trump se encuentra en campaña electoral para ser reelecto,  y que su contrincante demócrata le lleva cosa de quince puntos de ventaja.

Aquellas elecciones serán en noviembre.

En ese contexto se piensa que Trump piensa utilizar a AMLO, para que lo apoye frente a los cientos de miles de votantes de origen mexicano, en donde se teme que López Obrador hable al respecto, favorablemente a la candidatura y actuación de Trump, lo cual es indebido porque sería una franca intervención de México en asuntos internos de otro país.

Hay pues un riesgo y grande.

Si triunfan los demócratas, enfrentaríamos una relación bilateral difícil por al menos cuatro años, pero, sin embargo, como dice el propio AMLO, que la política es caminar en la cuerda floja y que  cualquier acto político implica un riesgo, bueno, pensando en la situación contraria, si triunfara Trump se obtendría para la 4T un triunfo grande.

La suerte está echada y ojalá que López Obrador no se reúna con grupos de mexicanos y que no se le ocurra improvisar como lo hace en sus conferencias mañaneras.

Se debe sujetar al protocolo que se le imponga e insisto, hablar lo menos posible.

Finalmente, desconcierta que viaje en líneas aéreas comerciales, ya que bien podría viajar en algún avión militar sin desdoro de ninguna especie, solo hay que recordar que el avión de Trump es el “Fuerza Aérea número uno”, así viajaría más cómodamente con la comitiva necesaria a su rango y a la buena representación que nos merecemos todos, todos los mexicanos.

No es cosa de andar dando lástimas por esos lugares.

Yo también soy Pueblo.

Por allí nos encontraremos.