No hay venta…
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Carpe Diem

No hay venta…

 


La expresión del rostro de la señora lo dice todo. Pide trabajo para poder comprar algo de comer. No se necesita saber mucho de lenguaje corporal para comprender que su situación es muy difícil. Solo busca para comer, lo demás, por el momento, es secundario.

Su cabello chino, su piel oscura y sus rasgos negros me dicen que es costeña, aunque su hablar no tiene el característico acento. Quizá lleva mucho tiempo viviendo en la ciudad.

Viste muy limpia, aunque su ropa es sencilla. Sus zapatos gastados, pero bien lustrados. Lo que me llama la atención de ella, una mujer de aproximadamente 60 años, son sus aretes. Se ve que no son costosos, son de mediano tamaño, pero de una filigrana muy bien trabajada. Tal vez a ella, como a millones de personas, la pandemia no les ha tenido la menor consideración y se ve en la necesidad de buscar barrer, trapear o hacer algo para ganarse un dinero.

El presidente dice que vamos requetebién, aunque ya sabemos que es otro más de sus montajes. El gobernador, también, pero va más allá al afirmar que nuestra tierra encabeza la recuperación del país. Según esto, en manufactura y en construcción Oaxaca lidera al país, cosa que nadie cree. Aquí no hay fábricas y, la construcción se debe a un asunto coyuntural que se reduce a los caminos de cemento y la construcción, atrasadísima, de dos simples supercarreteras. Ni siquiera llegarán a la categoría de autopistas. Lo que no dice la campaña mediática del gobierno estatal es un dato pesado; en comercio minoristas, no solo no avanzamos, sino que retrocedimos.

La frase lo dice: “los números no mienten, pero se usan para mentir”. Oaxaca está a la cabeza de la economía informal, es decir, nuestra tierra casi no paga impuestos, en otras palabras, Oaxaca casi no aporta a la economía nacional. ¿Ustedes creen que encabezamos la recuperación del país?

Antes de la pandemia ya teníamos una fuerte contracción económica nacional. Pasamos del mediocre crecimiento neoliberal del 2 por ciento a la triunfante contracción populista del menos uno. La pandemia solo vino a hundir lo que estaba naufragando, lastrado además con las obras faraónicas y los programas de regalar dinero.

Llegó la esperada temporada vacacional de Semana Santa y casi todos esperaban mejorar sus ingresos. Los sindicalizados no, ellos tienen la quincena segura y hasta salieron de vacaciones, sin solidarizarse con quienes, por ejemplo, dejan la vergüenza en casa y salen a buscar, por lo menos, a hacer el aseo ajeno para ganar algo y comer cada día.

“No hay venta”, es la frase que resume la temporada vacacional. No hay venta ni para los servicios y comercio formal ni para los ambulantes que, por días enteros, saturaron nuestro centro histórico por cortesía del presidente municipal.

Las calles del mundo han visto pasar toda la pobreza y la miseria humana, y las de Oaxaca, también. Pero esto no disminuye la tragedia de cada persona porque cada una de ellas es una historia y no una simple estadística.

No solo son ancianos los que piden ayuda, los jóvenes también. Muchos cruceros de la capital han sido tomados por pequeñas bandas musicales que, haciendo lo que saben hacer, piden a cambio una cooperación porque se quedaron sin ingresos al cancelarse calendas, fiestas, fandangos y pachangas en general. 

No solo son las mafias que controlan a niños y mujeres y que los lanzan a las calles a vender dulces en un claro ejemplo de explotación. Hoy hay cientos de niños y mujeres vendiendo dulces, obleas, palanquetas o mazapanes, y que no son parte de esas mafias, son personas que se han visto orilladas a buscar el dinero de esa manera.

Alto, gordo y bonachón, se acerca y pregunta si no hay un jardín que arreglar o árbol que podar. Tendrá unos 28 años y es padre de un par de niños. El pequeño que lo acompaña de la mano usa un par de tenis tan gastados que apenas se ve que algún día fueron de color rojo. 

Mujer, quizá cincuenta años, probablemente de la mixteca, me ofrece darme unas bolsas de palma a cambio de algo para comer. Su condición es muy precaria, sus ropas están desgarrándose, sigue su camino ofreciendo sus productos, pero no hay venta.

No hay venta, es el problema de todos los que trabajamos y, si bien la pandemia no la creó el gobierno, éste no ha hecho nada por evitar que millones de mexicanos transiten de la pobreza a la misera. Esta crisis exhibe con crudeza a quien se autonombra el presidente más humanista de la historia del país. Bueno, también se dice feminista y ya vemos como desprecia a las mujeres.

Deseo sumar mi solidaridad con todo el gremio médico que trabaja de forma privada a quien, por sus resentimientos ideológicos, el presidente se niega a vacunar.

 

Twitter @nestoryuri