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Generación Covid

 


El gobierno obradorista ha fallado en el combate a la corrupción y la delincuencia, el manejo de la salud y la crisis de la pandemia

 

El bombardeo mediático satura nuestras cabezas. Apenas tenemos tiempo de pensar en problemas que no sean el fracaso del oficialismo en todos los frentes en que prometió cambios. El gobierno obradorista ha fallado en el combate a la corrupción y la delincuencia, el manejo de la salud y la crisis de la pandemia y, lo que todos más sufrimos, en el ámbito de lo económico. La abyección ante Donald Trump es la cereza del pastel de la ignominia.

El gobierno estatal tiene también lo suyo, cada vez son más frecuentes los escándalos de corrupción, desde la contratación de grupos musicales, la contratación de empresas que igual venden trapeadores que organizan banquetes, el otorgamiento de contratos de marketing y publicidad a proveedores consentidos, el desdén por la prensa local o la contratación de los servicios de empresas factureras para desviar millonarios fondos. Soñar con la candidatura presidencial solo quita el tiempo para cumplir con Oaxaca.

La semana pasada vivimos un momento muy importante que se perdió entre la vorágine informativa: se “graduó” la primera generación Covid a nivel mundial. El impacto de este acontecimiento es incierto y solo el futuro dará la respuesta.

Por lo pronto, en Oaxaca, las calles extrañarán las alegres calendas desfilando por ellas, nutridas de la alegría y la juventud de los muchachos que, inspirados por alguno que otro mezcal, desbordarán su alborozo por haber concluido un ciclo más en su vida. No habrá misas ni elegantes bailes llenos de sonrisas y familias orgullosas compartiendo en redes sociales miles de fotografías y videos.

Tampoco habrá fotografías grupales, ni ceremonias cívicas, ni la compra de flores y ropa de etiqueta para la ocasión. Los festejos se guardarán para otras generaciones, si alguna otra emergencia no lo impide nuevamente.

La pandemia, como muchas situaciones límite, saca lo mejor y peor de nosotros, en lo individual y lo colectivo. En el aspecto educativo, una vez concluidos los cursos oficialmente, será necesario hacer una reflexión para asimilar lo vivido y planear lo que se hará más adelante.

La emergencia obligó a implantar una solución tecnológica improvisada, generando un debate sobre la efectividad de estudiar a través de internet. Es necesario reafirmar que pasar de la clase presencial a una clase a través de una computadora no es educación en línea, es más bien una videoconferencia, pero la emergencia lo justificó.

Por efectos del Covid se promovió al 100% de los estudiantes al siguiente grado sin necesidad de exámenes. No solo pasó en México, lo mismo se ha hecho en casi todo el mundo. Es importante notar que aprobar y promover a un estudiante no son la misma cosa.

Los alumnos en confinamiento han aprendido mucho en estos meses, sobre todo por la novedosa experiencia del uso de la tecnología para estudiar. Normalmente son muy buenos en el manejo de sus celulares y las redes sociales, pero ni ellos ni sus maestros tenían conocimiento alguno sobre las aplicaciones educativas del internet. La experiencia vivida demuestra que ambos deberán prepararse para un futuro dominado por la alta tecnología, la robótica y la inteligencia artificial.

Esta emergencia hizo aún más profunda la brecha entre quienes disponen de recursos y de quienes viven en carencia permanente. Las diferencias socioeconómicas que siempre han sido motivo de profunda desigualdad hoy lo son más. Los indígenas, las zonas rurales o personas con alguna discapacidad quedarán aún más atrás de lo que ya estaban. El virus es cruel porque además de profundizar desigualdades nos está obligando a aprender, pero matándonos.

Esta generación se ha dado cuenta de lo duro y difícil que es aprender y estudiar por cuenta propia. De por sí el aprovechamiento escolar es muy malo en Oaxaca, hoy la situación debe ser crítica porque, además de qué es más responsabilidad para el estudiante, los profesores carecen de cultura y pedagogía digital. Y la CNTE ha tenido mucho ver que ver con el atraso por su resistencia a la aceptación de nuevas tecnologías y su preferencia por asuntos ideológicos por encima de los científicos.

Los profesores son parte del problema y parte de la solución. Ellos deben abrirse y el Estado debe capacitarlos y proporcionar los equipos tecnológicos. La capacitación es indispensable porque es muy diferente enseñar a niños de primaria que a preparatorianos a través del internet. Y los alumnos son muy crueles, cuando se dan cuenta que saben más que el profesor, se lo acaban.

Las empresas de tecnología deben estar frotándose las manos por las oportunidades que se están abriendo. Hay que ser cautos para elegir lo mejor para el proceso educativo y no lo mejor para el “bisne” del funcionario. Los recursos que hoy se están usando parecerán rudimentarios en menos de un par de años dado los avances científicos y tecnológicos, por tanto, la capacitación constante de profesores será ahora más necesaria que antes. Los sistemas de enseñanza on-line se irán perfeccionado y evolucionando rápidamente.

La pandemia nos está enseñando que las plataformas digitales son necesarias, indispensables, por tanto, el Estado deberá intervenir para proveer de los recursos necesarios a las zonas alejadas de las grandes ciudades. Existe desde ahora, una responsabilidad estatal de llevar la banda ancha de internet a todo lo largo y ancho del territorio.

En el ámbito educativo es muy difícil recuperar el tiempo perdido, por eso mismo es muy importante que ya se esté trabajando para enfrentar este grave problema cuya principal consecuencia será la agudización de la desigualdad. Será necesario asegurar el acceso de todos, incluidas zonas marginadas, a una computadora con internet, capacitar a los maestros oaxaqueños y sacarlos del analfabetismo digital en que viven y, muy importante, capacitar a los padres para que puedan apoyar a sus hijos en esta modalidad de estudios.

Lo malo de todo es que hoy la educación está en manos del obradorismo, y lo de ellos es la grilla barata más que la educación de excelencia.