Mengolí, cáncer de alta peligrosidad
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BARATARIA

Mengolí, cáncer de alta peligrosidad

 


El penal de Mengolí, en Miahuatlán de Porfirio Díaz se ha convertido en un verdadero tiradero de reos de alta y muy alta peligrosidad, convirtiéndose en una papa caliente y en una bomba de tiempo para la sierra Sur, Valles Centrales y el estado.

Entre la vorágine informativa de la semana, con la captura de Ovidio Guzmán, El Chapito, en Culiacán, Sinaloa y la cruenta batalla en el penal de Ciudad Juárez que dio como resultado la fuga de Ernesto Alfredo Piñón de la Cruz, “El Neto”, abatido la madrugada del jueves, se pasó por alto para los medios locales el traslado de 41 reos de alta peligrosidad al Centro Federal de Readaptación Social (Cefereso) 13, de Oaxaca.

Este traslado es el “daño colateral” de la bien planeada fuga de El Neto del Cereso 3 de Ciudad Juárez, penal sometido el domingo 1 de enero a intenso fuego armado por parte de grupos de delincuentes que extendieron la violencia a esa ciudad fronteriza y que armaron un motín para facilitar la evasión de Piñón de la Cruz. Con él se liberaron de manera ilegal 24 reclusos más, después de un tiroteo en el que murieron 10 carceleros y siete presos, y dejar al menos 15 heridos.

En respuesta, mediante una tarjeta informativa, la Fiscalía General de Chihuahua y la Secretaría de la Defensa Nacional informaron que 191 personas privadas de la libertad, y que estaban dentro del penal de Chihuahua, fueron trasladadas a cinco entidades del país, incluido Oaxaca.

La mudanza se realizó a través de dos rutas aéreas empleando dos aeronaves Boeing 727 pertenecientes a la Guardia Nacional (GN). En una de ellas, se “repartieron” 41 personas al Cefereso, 13 de Miahuatlán de Porfirio Díaz, Oaxaca.

No es la primera vez que se toma esa medida y que Mengolí es receptáculo de criminales de alta peligrosidad. El entonces “penal de mediana seguridad” de Miahuatlán de Porfirio Díaz fue inaugurado el 15 de mayo de 2013 por Enrique Peña Nieto y el ex gobernador de triste recuerdo, Gabino Cué Monteagudo. En esa ocasión Gabino Cué aseguró que el reclusorio no provocaría inseguridad en Mengolí de Morelos ni en el municipio de Miahuatlán en general, por sus condiciones de seguridad, y se ufanó de la generación de mil 600 empleos y la contratación posterior de 800 trabajadores para su operación, la mayoría de la región.

La mañana del 21 de febrero de 2016 el aeropuerto de Santa Cruz Xoxocotlán amaneció en medio de un impresionante operativo de seguridad, la causa: el arribo de la primera oleada de reos de alta peligrosidad provenientes del tristemente célebre penal de Topo Chico, en Nuevo León, que puso fin a una de las historias más violentas y tenebrosas del sistema carcelario nacional en 2018.

Ese día, además, arribaron reos de Tamaulipas y Chiapas; recordemos que en el “paquete” también llegaron los integrantes de la comisión política de la Sección 22.

Sin embargo, lejos está Mengolí de aquella paz que auguraba Cué. A mediados de 2019, en mayo concretamente, al menos 260 trabajadores administrativos, custodios y empleados del Cefereso 13 realizaron un paro de labores en demanda de seguridad luego de que apareció una manta donde se amenazaba al personal penitenciario con ejecuciones si seguían hostigando a algunos internos. Además, la zona se ha ido habitando por parte de “gente extraña” o personajes llegados de otros estados de la República, han denunciado lugareños.

Otra oleada de reos hacia Mengolí se registró los últimos días de septiembre y primeros días de octubre de 2020, tras la desincorporación del penal de Puente Grande del sistema penitenciario federal. En esa ocasión arribaron al menos 80 presos de muy alta peligrosidad, en medio del hermetismo de autoridades.

En aquella fecha dos aviones de la Secretaría de Seguridad Pública Federal aterrizaron en Xoxocotlán y, en un impresionante operativo, en seis autobuses fueron trasladados hacia Miahuatlán. Los “angelitos”, todos pertenecientes a los cárteles Jalisco Nueva Generación y de Sinaloa.

El problema no es que los traigan a Oaxaca, sino que detrás de ellos vienen familiares, amigos, cómplices con toda la cultura y organización delincuencial y trasladan el cáncer del norte del país a zonas, hasta entonces, no tan golpeadas por el narco y las redes delincuenciales.

Desde entonces ha ido creciendo la inseguridad en el lugar, la presencia de gente extraña, de camionetas e, incluso, de personajes con armas de alto poder, como lo han señalado lugareños.

Mengolí era una comunidad solitaria, alejada y olvidada en la Sierra Sur oaxaqueña; sin embargo, poco a poco comienza a ser referencia por el tipo de “huéspedes”. Se señala encarecimiento de la tierra y el incremento de la demanda inmobiliaria porque muchas familias del norte se han trasladado cerca de sus familiares. Con el “paquete” de ayer, con seguridad, se atraerán a muchos más nuevos vecinos.

En el penal de Ciudad Juárez había hacinamiento, convivían 3 mil 901 internos. De acuerdo con las estadísticas del Cuaderno Mensual de Información estadística Penitenciaria Nacional de la Secretaría de Seguridad ciudadana federal, Mengolí cuenta con espacio para 2 mil 520 personas privadas de su libertad. Hasta noviembre, registraba una población de 1 mil 817 reos, por lo que aún habría 703 espacios, disponibilidad del 27% que, con los 41 recién llegados, podría albergar a 650 reos más.

Esos espacios disponibles, para los oaxaqueños, no parecen ser buenas noticias.