Cortar un tentáculo a CATEM
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Opinión

BARATARIA

Cortar un tentáculo a CATEM

 


“En CATEM rechazamos tajantemente los paros injustificados, las extorsiones a los empresarios, las amenazas a huelga y todas esas malas prácticas que ya no caben en el sindicalismo moderno mexicano. Ahora tenemos que dejar atrás los lastres que tanto daño le han hecho a México”, señaló el líder de ese sindicato Pedro Haces, durante el Décimo Congreso Nacional Ordinario de la CATEM en enero de 2020, que sirvió para plegarse y ponerse, literalmente, al servicio de Andrés Manuel López Obrador y la Cuarta Transformación.

Si amiga lectora-lector, la mismísima organización que el martes, de nueva cuenta, puso a Oaxaca en boca de todo el mundo; no bien se apagaban las luces del auditorio Guelaguetza, que ya estaban arrojando basura en la Plaza de la Danza, poniendo en aprietos a un gobierno morenista, emanado de la 4T a la que dicen apoyar.

En Oaxaca, la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México (CATEM) ha crecido como hidra de mil cabezas, con “intereses” en el mototaxismo con las poderosas organizaciones que controlan Santa Cruz Xoxocotlán; asentamientos y presencia en colonias aledañas al tiradero municipal, metido en transporte en el acarreo de materiales de construcción, extorsionando en obras, exigiendo posiciones, por ejemplo, en la construcción del rompeolas de Salina Cruz; con las manos metidas en el transporte foráneo, en taxis irregulares (Santa Cruz Amilpas, El Rosario, San Sebastián Tutla, Santa Lucía, en la zona conurbada) poniendo o palomeando presidencias municipales o concejalías en su área política de influencia, con un fallido partido político: Fuerza por México, que llevó en primera instancia a  Inocente Castellanos a disputar la alcaldía en Santa Cruz Xoxocotlán.

Además, moviendo al comercio ambulante, con señalamientos de extorsión a establecimientos y, como es el caso ahora, en el negocio de la basura. Desde la recolección hasta la disposición final de la misma, todo ello con la bendición de alguien o de altas esferas al interior de los diversos gobiernos, municipales o estatales y, como también se ve en el ámbito nacional, con ligas federales.

Ese “alguien” o “algunos” lograron contener a los transportes pirata poco más de una semana en los playones del río Atoyac donde presuntamente iban a “descargar” los desechos que contenían y que ya representan un problema de salud pública para la ciudad. Por esos desechos cobraron una cuota, diez, 20 o 30 pesos por bolsa, depende de la colonia, el tamaño y que tan cerca o lejos estuvieron los días de cierre en el basurero.

¿Son justas sus demandas? A todas luces, ni una sola. En entrevista con reporteros de esta casa editorial han negado ser “piratas”, pero ¿tienen permiso o alguna concesión para recolectar la basura que es una obligación o tarea de las autoridades municipales? Sin deslindar su responsabilidad, es claro que este es un problema heredado o en medio del cual se encontró ya la administración de Francisco Martínez Neri, pero no solo de la capital; se extiende también a los diversos municipios conurbados.

Los vehículos, de entrada, son inadecuados para recolectar desechos; no hay la más mínima separación de ellos. Quienes realizan la labor, carecen de mínimas medidas sanitarias y, sin ir más lejos han PRIVATIZADO el servicio al cobrar por ello. Claro, no son hermanitas de la caridad para hacerlo gratis. Pero no pagan impuestos, carecen de autorización de las autoridades municipales, hacendarias, ambientales, ecológicas y sanitarias, por lo menos.

Pero simplifiquemos este caso en específico: los piratas cobraron a la ciudadanía por brindar un servicio; en la red de complicidades, en el mejor de los casos pagaban a “alguien” en el basurero o en el municipio, por acceder con los deshechos al tiradero. O, como se ha denunciado “transferían” parte de estos desechos, mediante un “entre” a camiones municipales que llegaban hasta el tiradero, mientras seguían recorriendo colonias.

El miércoles se retiraron promediando la tarde; trabajadores municipales recogieron la basura, limpiaron y desinfectaron la Plaza de la Danza.

Mal para Francisco Martínez Neri que ayer, luego de la sesión de cabildo, señaló a los abonados a Sol Rojo y Catem que “no pueden seguir con su actividad en tanto no haya condiciones”. En realidad NUNCA ha habido condiciones y esta sería la oportunidad de oro para ir cortando esos tentáculos, uno a uno.

Primero, exigiendo a la ciudadanía dejar de emplear a los recolectores pirata; sancionar a quienes recorran colonias, barrios, unidades habitacionales recogiendo basura con esas carcachas y cobrando por ello. Ni siquiera ofrecer una luz de esperanza de negociación con ellos. Romper la cadena de relación con los conductores de camiones del municipio que permitía “transferir” la basura a esos vehículos. Haciendo partícipes a autoridades sanitarias de ese que es un acto ilegal pues, por ley, los ayuntamientos son los responsables de la disposición de desechos.

Ese sería el camino y, finalmente, una sanción ejemplar para quien ofrezca un servicio privado de este tipo, privatizando de hecho, no de derecho, la recolección de basura. Más adelante, luego de la revolución del sector, entonces si buscar pactos y contratos dignos en donde todos, todos, salgamos ganando, no solo unos cuantos.

 

INICIA LA TRANSICIÓN

El recorrido ayer por la zona hospitalaria por parte del equipo de Murat y Jara, en compañía de funcionarios de Salud, del IMSS e ISSSTE es, sin duda, el primer acto de la transición en nuestro estado. Jara señaló que participó como gobernador electo, pero de entre sus acompañantes nadie con miras a integrar el funcionariato. Seguro.