BARATARIA
El drama migrante
Los integrantes del “Viacrucis del migrante”, decidieron quedarse de forma definitiva en Villa Comaltitlán hasta que el Instituto Nacional de Migración (INM), les resuelva sus peticiones hechas desde el lunes pasado al segundo día de haber salido caminando desde la ciudad de Tapachula, publica en su edición de este jueves el diario Excelsior.
“SÍ, nos da mucho miedo, sobre todo porque vengo con mis hijos y todos son menores de edad, pero cuando uno sale de casa ya no hay vuelta atrás, a seguirle y a superar cualquier obstáculo porque nuestro objetivo es llegar a la frontera norte”, dice Beatriz, migrante venezolana que ha llegado a Oaxaca con sus cuatro menores hijas e hijos, mientras pide ayuda económica, publica EL IMPARCIAL, El mejor diario de Oaxaca.
Dos caras de un mismo drama, el drama que viven los migrantes centro y sudamericanos que avanzan hacia la frontera en busca de conseguir el llamado sueño americano.
Hace unos meses, Tapanatepec, Oaxaca, tuvo una crisis debido a la presencia de miles de extranjeros que llegaron a ese poblado para tramitar su visa humanitaria que les permite permanecer el mayor tiempo en nuestro país.
Debido a la numerosa población que se aglutinó en ese poblado istmeño, los servicios indispensables colapsaron, particularmente el agua potable y el drenaje. Más de 15 mil almas en un poblado que no llega ni a los cinco mil habitantes.
Ese momento mostró cómo los gobiernos, ni estatal ni el federal, estaban preparados para enfrentar un evento de esta naturaleza.
El problema de Tapanatepec se vio superado. Los últimos grupos salieron de él en caminata hacia los estados del norte del país, en donde quedaron varados pues el gobierno de Estados Unidos no está dando visas humanitarias.
Lo cierto es que antes no era tan común ver a indocumentados por las calles de Oaxaca. Ahora sucede todo lo contrario. En grupos, o solos, con niños o sin ellos, los migrantes piden ayuda económica para seguir su camino.
Se les ve tristes, sucios, enfermos. Algunas madres cargan en brazos a sus pequeños, mientras se desplazan peligrosamente entre hileras de coches y camiones para solicitar a los conductores una moneda “o en lo que usted quiera ayudarme”. Generalmente, lo que más obtienen, son insultos racistas, gritos homofóbicos recriminándoles el por qué salen de su país.
Aunque ellos mismos reconocen que, en Oaxaca, es uno de los lugares en donde mejor se les ha tratado, pues aún hay gente de buen corazón que se solidariza con el jodido. Tal vez porque hay personas que tienen familiares en los Estados Unidos e igual que los centroamericanos, sufrieron para poder instarse en el país del norte.
Pero aquí viene otro problema. La transmisión de enfermedades provocadas por la movilización migratoria.
Resulta que el pasado 25 de abril, los Servicios de Salud de Oaxaca informaron a través de un comunicado que en lo que va del año se han registrado 23 casos de paludismo, una enfermedad que ha había sido controlada, y que los enfermos provenían de Venezuela, Afganistán, China, Ecuador y Mauritania y un caso foráneo de una persona proveniente de otro estado. Ello se debe en gran medida al aumento de los desplazamientos de inmigrantes.
Del total de casos importados y foráneos, cinco se notificaron en la Jurisdicción Sanitaria de Valles Centrales y 19 en la Jurisdicción Sanitaria del Istmo, la zona de paso obligada por los migrantes.
Este tipo de casos obligan a los funcionarios gubernamentales a redoblar esfuerzos sanitarios y evitar que los niveles de contagios aumenten de forma no controlable, hasta convertirse en algo mayor como las epidemias. ¿Se imagina que hubiera pasado cuando el Covid-19 se encontraba en pleno apogeo?
Ahora bien, se hace urgente que el gobierno instale centros de asistencia en donde estas personas por lo menos duerman y reciban un plato de sopa caliente. No es obligación del gobierno pero va implícito el sentido de otorgar solidaridad humana al desvalido en los momentos en que más lo necesita. Sí se le otorgaran los servicios de salud más indispensable sería extraordinario, así habría mayor control sobre los indocumentados, a que anden dispersos.
Es de señalarse que el Gobierno mexicano interceptó a 77 mil 626 personas migrantes de enero a marzo de 2022, un aumento interanual de 89,3 % frente al mismo trimestre del 2021, según el reporte de Estadísticas migratorias.
Los “extranjeros presentados o canalizados por la autoridad migratoria” de los primeros tres meses de 2022 son casi el doble de los 41.005 del mismo lapso de 2021, detalló el informe de la Unidad de Política Migratoria de la Secretaría de Gobernación (Segob).
El asunto pinta difícil y cómo están las cosas, tendremos que acostumbrarnos a los ciudadanos extranjeros porque la migración siempre ha existido en el mundo.
CIRRSU, ¿FALSAS ILUSIONES?
El anuncio de un Centro Integral de Revalorización de Residuos Sólidos Urbanos (CIRRSU) llenó de ilusiones a miles de oaxaqueños, que resultó ser una promesa más de nuestras autoridades y que podría ponerse en marcha en dos años, si bien nos va.
Resulta que el famoso CIRRSU no solucionará de manera inmediata el problema de la basura que tanto nos preocupa a los ciudadanos, ni logrará el retiro a la brevedad de varias toneladas de desechos en el playón del Río Atoyac.
Nos provocaron falsas ilusiones ante un problema que seguramente seguirá creciendo y endeudando aún más al presidente municipal, Francisco Martínez Neri, que parece no importarle los 3.5 millones de pesos por daños al medioambiente.
Las autoridades gubernamentales anunciaron que el CIRRSU se logró con voluntad de San Lorenzo Albarradas, pero no consideraron la oposición de municipios vecinos como San Pablo Villa de Mitla y San Isidro Roaguía.
Parece que algunos hicieron mal su trabajo y no debieron anunciar la construcción del CIRRSU, no sin antes haber solucionado las inconformidades de otros pueblos cercanos y que son atractivos turísticos en cada temporada vacacional. Así que tendremos basura a cielo abierto para rato.