Trump, el ‘bocazas’
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Opinión

Trump, el ‘bocazas’

 


Lo dijo de otra manera ya hace dos años Mike Pompeo, el que fuera secretario de Estado del entonces presidente republicano de los Estados Unidos de América, Donald J. Trump: “En el gobierno de EUA no dábamos crédito a la facilidad con la que el gobierno mexicano accedió a las exigencias de blindar su frontera hacia nuestro país y al programa “Quédate en México”.

Esta vez Donald J. Trump se jactó el domingo 24 de abril en Ohio, durante un acto de campaña del Partido Republicano, de que: “Nunca he visto a nadie doblarse así”. Y dice que su gobierno lanzó amenazas de sanciones económicas para que el gobierno de López Obrador aceptara movilizar tropas militares que frenaran a los migrantes que intentaban llegar a territorio estadounidense.

Y relató la negociación que se llevó a cabo en junio de 2019 con una delegación encabezada por Marcelo Ebrard Casaubón, canciller mexicano, para que el gobierno de México desplegara soldados en las fronteras sur y norte e iniciara el programa “Quédate en México”.

“Vino el máximo representante de México justo debajo del más alto, justo debajo del jefe que resulta ser el presidente López Obrador). Entró (a mi despacho) y (el funcionario mexicano) se ríe de mí cuando le digo: ‘Necesitamos 28 mil soldados en la frontera, gratis’. Él me miró y me dijo algo como ‘¿(Desplegar soldados) gratis?’ ‘¿Por qué haríamos eso en México?’ Le dije: ‘necesitamos algo llamado ‘Quédate en México'”, relató Trump ante sus seguidores.

“Después de eso (él) me miró y me dijo: ‘¡Señor: sería un honor tener 28 mil soldados en la frontera! ¡Sería un honor tener ‘Quédate en México’! ¡Queremos tener ‘Quédate en México!'”.

Un bocazas ese Trump. Un enemigo de México desde el inicio de su campaña para ser presidente de EUA por el partido Republicano en junio de 2015. Por entonces no se le caía de la boca que ‘los mexicanos son violadores, criminales, narcotraficantes y de hecho un peligro para EUA’. Así lo decía sin control de sus dichos ni siquiera el pudor de lo políticamente correcto.

A lo largo de su gobierno siguió igual. Aunque fue con la llegada del actual presidente mexicano cuando calmó sus dichos y declaraba enfático que era “amigo” del presidente López Obrador. Toda vez que en México nos sorprendíamos por ese acercamiento y esa manera de llevar las cosas con un presidente claramente anti-mexicano. Pero fue así y así siguió el tema.

De hecho el presidente mexicano visitó el 8 y 9 de julio de 2020 a Donald J. Trump en la Casa Blanca, Washington. Cosa excepcional porque el presidente mexicano había dicho que no saldría del país –como no lo ha hecho en general—porque ‘la política exterior se hace desde México’. Y tal.

Pero nada. Terminó el gobierno de Trump y el 20 de enero de 2021 Inició el del demócrata Joe Biden. Durante un lapso entre el triunfo y la toma de posesión en EUA el presidente mexicano se resistió a enviar el beneplácito propio de la política internacional y sus protocolos. Nada.

Pero lo de hoy es grave. Trump asesta un golpe a traición a AMLO. Lo expone. Lo exhibe. Lo intenta minimizar como gobernante al que él consiguió “doblar”. Y se vanagloria y se describe como un hombre duro e inteligente que es capaz de esto y más…

Y sí, todo en torno a lo que ya es su campaña para regresar a la Casa Blanca en enero de 2025. Está enloquecido queriendo regresar. Ha organizado fuerzas de ‘resistencia política’ en contra de los demócratas; ha lanzado su propio medio digital para “enviar su mensaje y evitar las ‘fake news”, sobre su movimiento y sobre él mismo. Recorre su país.

El presidente mexicano evitó hablar de lo dicho por el político estadounidense, y de hecho dijo que aunque Trump es un capitalista, “me cae bien” … ‘hay que entender que está en campaña…’.

Indignados los mexicanos pensamos que la respuesta del presidente mexicano a Trump debió ser más contundente; más firme; más a tono con su discurso de defensa de la soberanía mexicana, de la defensa de lo mexicano y la dignidad mexicana. No lo hubo. Y los mexicanos nos sorprendemos.

Pero también es cierto que al responder hubiera entrado en un huracán de dimes y diretes con un expresidente gringo que es un bocazas, enloquecido, un, sí, pelafustán. Hubiera sido declarar y declarar y declarar. Trump por su parte insistirá en burlarse del gobierno mexicano y en exponerlo. Aquí se cumple aquello de que ‘los gobiernos de EUA no tienen amigos, sólo intereses’.

¿Hizo bien el presidente mexicano al guardar silencio? ¿Cuál es el costo de ese silencio? ¿O la ganancia?… Por lo pronto eso mismo: no entrar en la vorágine de confrontación con un personaje que a pesar de todo y por todo seguirá vociferando en contra de México y burlándose de lo hecho.

La agenda del gobierno de México con el gobierno de EUA es delicada hoy mismo. Las relaciones entre ambas naciones están en punto crítico; no beligerante pero sí de inconformidad de las dos partes. De hecho de confronta.

Todo lo cual puede arreglarse con voluntad, con inteligencia y con diplomacia y diálogo. Lo que no significa ceder soberanía y sí hacer uso de las herramientas de la buena política internacional.

De hecho el viernes 29 de abril habrá una reunión virtual del presidente mexicano con el de EUA. Dice el canciller Ebrard que “podrían tratar temas de migración, la próxima Cumbre de las Américas y el avance en el Diálogo del Desarrollo Económico de Alto Nivel (DEAN), aunque no descartó otra agenda presentada por Biden”. El “podrían” es significativo.

Biden tiene su propia agenda con México. Y sus intereses. Y la molestia de su gobierno con el de México. Muy seguro la plática de ese día no corresponda en todo a lo que Ebrard afirma. Hay cosas mucho más graves en la relación.

Los estadounidenses están acostumbrados a que se haga lo que ellos quieren. Pero falta saber si los mexicanos –hoy- estamos dispuestos a cumplir sus exigencias. Ya lo hizo el gobierno de la 4-T con Trump. ¿Qué sigue? Veremos.

En tanto Trump seguirá gritoneando, amenazando a México y a su gobierno. Pero nada; ahí viene al caso lo dicho entre la tribu: “No le digas loco a un loco porque se vuelve más loco”.