Involución de la inconsciencia mitocrática
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Opinión

Involución de la inconsciencia mitocrática

 


Por Jorge T. Peto

 

(Viene de la 1B)

 

De manera excluyente se apropia del pueblo y lo define implícitamente como aquellos que simpatizan con él y votaron por él, el que le aplaude y festeja todo lo que su absolutismo presidencial permite a su precaria inteligencia. Su pueblo son los de morena y quienes, a pesar de ese odiado pasado ahora se han convertido, por obra y gracia de su reverenda santidad en beatificados, así provengan de la reacción conservadora o de la mafia del poder, de las fauces de las paraestatales que engendran desde sus entrañas la corrupción o desde la traición a sus pasadas religiones y tribus partidistas.

En su breviario que tiene por código lingüístico no existe la palabra crítica, a pesar de haber pasado por aulas universitarias en donde el pensamiento debe ser siempre analítico y crítico para poder entender, comprender y transformar la realidad social.

Nadie que se ufane de ser revolucionario en todos los ámbitos del saber, el conocer, el ser y el hacer debe permitirse amordazar a la sociedad ni enorgullecerse de un pueblo servil, ni prescindir de las mentes brillantes que generan y crean los nuevos paradigmas que permiten el desarrollo verdaderamente equilibrado y sostenible. Y qué bueno que tenga grandes proyectos y que según sus cálculos en el mediano plazo México será una potencia y se habrá pasado por fin del subdesarrollo; que bueno que apunte a la vida digna que significa erradicar la pobreza; eso no se debate, se reconoce, pero no es la primera vez que nos dicen que ya somos un país de primer mundo caray. Sin embargo, eso no le da el derecho de vetar todo lo que no comulgue con sus creencias, porque al final puede que la transformación tan cacareada se quede en una compleja transmutación y este sexenio sea recordado como el de la Mitocracia (gobierno a base de cuentos, leyendas y verosimilitudes o mitotes, mentiras pues) 

La soberbia es la peor enemiga de las causas justas; la prudencia es virtud de los gobernantes que llegan a ser verdaderos estadistas. Los que se sienten incuestionables tienden a convertirse en tiranos y despóticos, pensando que el pueblo festeja su absolutismo. Arengar a la muchedumbre a compartir los complejos de superioridad moral y pureza política, eso sí que es cosa del pasado más cruel de la historia y que haya padecido jamás la humanidad, todo nacionalismo que divide así sea verbalmente, tarde o temprano lleva a una catástrofe, al holocausto. 

Seguramente que en su concepto de Estado el pueblo es una circunstancia electoral y el gobierno la  “unipersonalidad” todopoderosa que representa por sí mismo a la trinidad: pueblo, gobierno y partido encarnado en el Estado porque desde su omnipresencia territorial y mediática piensa como un monarca con hábito franciscano “El Estado Soy Yo” (Luis XIV autodenominado “El Rey Sol”. En fin, nos leemos próximamente con más acerca de las grandes mentiras de nuestro presente. Mientras tanto que haya paz, amor, seguridad, pero sobre todo salud; comentarios, menciones y mentadas a [email protected] Twitter @JTPETO