Desde Tokio Olímpico, lecciones para la Igualdad
Oaxaca
La Capital Los Municipios
El Imparcial del Istmo El Imparcial de la Costa El Imparcial de la Cuenca
Nacional Internacional Súper Deportivo Especiales Economía Estilo Arte y Cultura En Escena Salud Ecología Ciencia Tecnología Viral Policiaca Opinión

Opinión

Desde Tokio Olímpico, lecciones para la Igualdad

 


Hoy terminan las Olimpiadas más extraordinarias de nuestra historia reciente, no sólo por el contexto pandémico que nos dejará en la memoria esas impactantes imágenes de estadios vacíos, sino también por los emblemáticos episodios que nos dejan lecciones para la igualdad.
Hace un par de semanas comentamos lo ocurrido con la insensata multa al equipo femenil noruego de balonmano, por rehusarse a utilizar los incómodos, minúsculos e hipersexualizados calzoncillos que les imponía su Federación, lo que sirvió para poner sobre la mesa algunas de las muchas brechas que aún enfrentan las mujeres en los deportes. Sin embargo, días más tarde, la selección alemana femenil de gimnasia, hizo touché a la controversia al utilizar primera vez trajes unisex, marcando un importante precedente para futuras competencias.
Y hablando de gimnasia, sin duda la estrella más mencionada de estas olimpiadas es la estadounidense Simone Biles, no sólo por su talento, sino por la valentía de anteponer su salud mental a cualquier medalla. El gran mensaje que Biles nos deja es que ninguna medalla, ningún éxito ni meta vale lo suficiente, si oprime o lastima de alguna forma.
Qué gran lección de autocuidado el empezar a tomar seriamente y sin prejuicios la salud psicoemocional y mental tanto como lo haríamos con cualquier lesión física. De especial importancia en este tiempo de duelos, en el que la incertidumbre quita el sueño, causando ansiedad y depresión en millones de personas.
Por otro lado, algunos atletas varones han lanzado señales esperanzadoras de que algo está cambiando en las masculinidades hegemónicas. Sucedió que, en la prueba de salto de altura, el qatarí Mutaz Essa Barshim y el italiano Gianmarco Tamberi alcanzaron la marca de 2.37 mts, ante lo que el juez dijo: “ustedes pueden seguir saltando para desempatar”, lo que usualmente se hace en esos casos. Lo sorprendente fue que sin titubeos ambos decidieron compartir la medalla de oro, hecho histórico que no sucedía desde las Olimpiadas de Estocolmo en 1912.
La foto de dos hombres abrazados, emocionados y riendo juntos, ha dado la vuelta al mundo, y ¿cómo no? si nos dejan un alentador mensaje en un mundo que hoy más que nunca necesita de hombres que se hagan cargo de sus emociones con empatía, con espíritu de cooperación, sin la obsesión de dominar.
Con estas historias es como los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 están pasando a la historia: con casi 49% de mujeres compitiendo se han convertido en las Olimpiadas con mayor representación de género presente en los 206 países. De acuerdo con el Comité Olímpico Internacional (COI), desde los juegos de Atlanta en 1996, la participación femenil ha aumentado un 34%. Este logro se plasmó en el simbólico acto de que la tenista Naomi Osaka fuera la encargada de encender el pebetero, honor que sólo ha sido otorgado en dos ocasiones anteriores: Enriqueta Basilio en México 1968 y Cathy Freeman en Sidney 2000.
Es claro que las brechas en el deporte persisten, muestra de ello son casos de acoso como el denunciado por la pesista ecuatoriana Tamara Salazar, quien tuvo que viajar sin entrenador porque un alto funcionario le pidió favores sexuales a cambio de incluirlo en la Delegación Olímpica. La misma Simone Biles, también denunció en 2018 al ex médico Larry Nassar por violencia sexual, y ¿a cuántas más que no han podido hacerlo público podríamos sumar a la lista? No, está no es aún una batalla ganada, pero lo que Tokio 2020 nos deja es la tranquilidad de que la lucha por la igualdad está haciendo mella en el ámbito de los deportes y está cambiando las reglas del juego.