Obligado saneamiento
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Editorial

Obligado saneamiento

 


La capital oaxaqueña enfrenta serios problemas de contaminación de afluentes y ríos. Los tres más emblemáticos: el Atoyac, el Salado y el Río San Felipe. Pero existen otros pequeños afluentes y arroyos, en donde se depositan a diario miles de litros de aguas residuales y hasta desechos industriales. Ello ha influido en la contaminación de los mantos freáticos y, por tanto, del agua que podía ser para consumo humano. El caso del Río Atoyac es preocupante, pues desde el lugar de nacimiento hasta su desembocadura, se estima que en el Océano Pacífico, recorre cientos de kilómetros recibiendo entes contaminantes que lo han convertido en un foco de infección. Las protestas por dicha situación se han exacerbado sin encontrar eco en autoridades estatales y municipales. 

La respuesta a esta situación, no obstante, debe venir de los tres órdenes de gobierno. Para empezar, de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), de su contraparte estatal, la Comisión Estatal del Agua (CEA) y, particularmente de las autoridades municipales de Oaxaca de Juárez, además de una treintena de municipios que, al menos del Río Atoyac, se nutren de sus aguas o sobre ellas descargan sus desechos orgánicos. Esto es: no puede ser una solución unilateral, sino de consuno con otros gobiernos locales que tienen que entrarle a la mejorar la situación actual. En efecto, en la capital y los Valles Centrales, como ya hemos comentado en los últimos días, el agua potable se ha convertido en un elemento escaso y su racionamiento es brutal. Todo ello tiene que ver con la contaminación de los mantos freáticos, que hacen imposible la perforación de nuevos pozos para garantizar el sumintro para consumo humano.

El saneamiento de ríos y afluentes debe ser una prioridad para las autoridades. De aquellos parajes en donde las familias solían pasear los fines de semana, sólo han quedado lugares imundos y malolientes, en donde miles de vecinos sólo perciben olores nauseabundos. El mejor ejemplo del buen manejo para aliviar esta siuación es la Calzada de la República: una vía de circulación que tiene debajo al Río Jalatlaco, el mismo que fue entubado hace cerca de 50 años para evitar los malos olores que provenían del mismo, gracias a que ahí descargaban los desechos de las curtidurías, uno de los oficios casi extintos, pero en ese momento, el favorito de centenas de vecinos de dicho barrio.

La agenda pendiente

Hoy que está en campaña al menos una decena de aspirantes a la presidencia municipal de la capital, habría que preguntarle cuáles son sus prioridades, habida cuenta de que la misma arrastra una serie de deficiencias en las que nadie parece reparar. Un ejemplo es la construcción de un nuevo relleno sanitario, habida cuenta de que el existente ya es insuficiente para poder recibir los cientos de toneladas de desechos orgánicos e inorgánicos que se generan en la ciudad capital y los de una veintena de municipios conurbados. Como lo hemos informado de manera oportuna en EL IMPARCIAL. El Mejor diario de Oaxaca, se han realizado una serie de estudios para construir el citado relleno, pero ningún proyecto se ha concretado. El último de ellos en jurisdicción de San Andrés Zautla y antes del mismo, en Tocuela, Ocotlán. El actual, insistimos, ya no da para más. Adicionalmente se ha convertido en refugio de malvivientes y organizaciones sociales que lo utilizan como moneda de cambio.

Otra de las prioridades es la construcción de un nuevo panteón. La pandemia exhibió una realidad que todos percibíamos pero nadie quería entender: que los existentes en la capital, como es el panteón histórico de San Miguel, también conocido como General; el de Santo Tomás Xochimilco o el del Ex Marquesado, están saturados. La situación de los espacios disponibles se vino a colapsar con las centenas de fallecimientos que se han dado durante la pandemia de Covid-19, que obligó a muchas familias a incinerar sus cadáveres o llevarlos a poblaciones alejadas de la capital. Había que entender el dolor de perder a un ser querido, al que hubo que agregar la falta de espacio para depositar sus restos y llevarlos de un lado para otro sin poder darles el descanso eterno. En una campaña que realizamos en El Mejor diario de Oaxaca, mostramos con toda su crudeza esta realidad que, si bien nadie esperaba los efectos mortales del mal, hizo reflexionar sobre la necesidad de contar con un nuevo descanso para las víctimas.

Otro de los temas apremiantes en nuestra capital es la pérdida paulatina de su arbolado y no sólo de las especies existentes en el zócalo o la Alameda, sino en todo el entorno urbano. La falta de políticas públicas para combatir plagas o darle mantenimiento a dichas especies, ha generado la pérdida de centenas de palmeras, casuarinas y jacarandas. Calles y avenidas que antes fueron verdaderos paseos, ahora lucen desérticos e inanimados.