El espectro de la ciudad y un río
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Opinión

El espectro de la ciudad y un río

 


Afuera el cielo relampagueaba, un intimidante estampido golpeó de pronto la noche. Hacía tanto calor. Salí a poner cubetas para recoger un poco de agua de lluvia. Escuché su murmullo detrás de mi espalda. Las gotas cayeron sobre mi rostro. Entré a casa y al instante la luz eléctrica desapareció. No me molesté en prender alguna vela, a tientas busqué el camino a mi habitación. Miré a través de la ventana. Mi gato y yo hablamos con la noche. En mi cabeza fueron apareciendo imágenes sobre la ciudad y su periferia, las colinas que la circundan y los hombres que la habitan.

Cada vez que las gotas de agua se desprenden de esas magníficas nubes me angustia su destino. En las ciudades se imponen las leyes del negocio inmobiliario y de las empresas constructoras que infestan de color gris la ciudad, destruyendo irreversiblemente la belleza salvaje de la que tanto huyen sus ciudadanos. Le llamamos progreso económico al desastre ambiental que todos alimentamos con la enfermedad del siglo eterno: el consumismo. Bolsa para comprar tortillas, bolsa para comprar cinco pesos de cilantro, bolsas verdes que venden en Aurrera y Chedraui, vasos de unicel para un café de cinco minutos, celulares cada año…renovar y renovar…el siglo del instante y del despilfarro.

En las ciudades cada vez más el número de personas aumenta, el número de desechos fecales se cuadruplica y las tuberías de aguas negras estalla. En cada periodo gubernamental la ciudad de Oaxaca destruye muros para volver a construirlos. Toneladas de desechos de hormigón que van a parar a los ríos. Tuberías fracturadas y olvidadas, plantas de tratamiento inexistentes para cualquier gobierno (problema de sexenio tras sexenio) ha puesto en riesgo al río Atoyac: es el horror. ¿Cuál es el papel de los ríos en una ciudad? (¡Claro! Si existieran).

Los ríos no son sólo cauces de agua, cada gota significa vida: animalitos, plantas, biodiversidad de flora y fauna alrededor de ellos. Los ríos representan una función semejante a la circulación sanguínea de los seres vivos, pues alimentan los suelos fertilizando tierras bajas y complementan el ciclo hidrológico del agua tan necesaria para los seres humanos. La contaminación de los ríos tendría severos trastornos en el clima, que sin duda ya padecemos. Las corrientes de agua continua alimentan los mantos acuíferos, reservas ecológicas que no son sólo para uso humano, sino para el equilibrio natural de la tierra.

Los cuerpos de agua urbanos deberían de ser una sana comunión entre la naturaleza y las formas de vida del hombre. ¿Por qué habría que olvidar nuestros orígenes con la tierra? Los sistemas hídricos como el río Atoyac podrían ser una respuesta para disminuir el clima tan amenazante de la ciudad de Oaxaca.

A estas alturas me sorprende que no exista ninguna iniciativa privada para rescatar un tesoro ecológico como lo es el río Atoyac. Un día escuché: “Mientras a los ricos no les haga falta agua es un tema invisible para todo el mundo”. Miro al cielo y todavía guardo recelosamente una pizca de esperanza. ¿O será posible que tengamos que rayar al límite para empezar a hacer algo? Intento imaginar la catástrofe que vive la Ciudad del Cabo que redujo su consumo a 30 litros por persona al día. No, no estamos lejos de llegar a eso.

A las 11:55 de la noche las luces de la ciudad se encendieron. Recordé que alguna vez cuando las pandemias no estaban de moda, pude llegar corriendo hasta las riveras del Atoyac y ahí conviví con otras personas que hacían ejercicio. Los márgenes del río no eran un montón de basura y hierba, sino un lugar de distracción y juegos en contacto con áreas verdes y el río. En el 2019 se realizó un tequio para saneamiento del Atoyac, sin embargo, no es suficiente y no será suficiente. Se necesita de la ayuda de una educación ambiental en las escuelas, de programas de concientización de uso del agua y del cuidado del medio ambiente. Se necesita de colaboración humanitaria y colectiva. Para cambiar hay que pensar primero: ¿qué clase de mundo quiero vivir? ¿qué podemos hacer para aminorar la contaminación?

Si las tiendas comerciales se abren, entonces ¿por qué no organizar un tequio que incluya la participación ciudadana para rescatar un bien común? Plantar árboles, recoger basura y limpiar nuestra propia mugre…Durante las horas que se fue la luz quise que se fuera para siempre y la tierra descansara de todo este ruido infernal.

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