Consumación de la Independencia
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Opinión

Consumación de la Independencia

 


Es interesante el hecho en México, que celebramos la iniciación de la Independencia, pero parece olvidada la conmemoración de la Consumación de la misma.

En efecto, el 15 de septiembre conmemoramos el Grito de Dolores dado en 1810, acto histórico que dio inicio a la Guerra de Independencia, consumada 11 años después, el 27 de septiembre de 1821.

El último presidente en conmemorar la Consumación fue Álvaro Obregón, después, “silencio casi absoluto”.

Sabemos a ciencia cierta que el “inicio de la Consumación” se da con la publicación del Plan de Iguala, firmado por Agustín de Iturbide y con ese nombre empezamos a desentrañar el misterio.

Parece, según la historia que todo comenzó con una reunión de altos prelados y dignatarios, llamada “La Conspiración de la Profesa” en el templo de San Francisco en la capital de la Nueva España.

Virtualmente paralizada la guerra, en crisis el Gobierno español con la intervención napoleónica y tras casi 11 años de contienda, ese grupo decidió separarse de la madre patria, previa pacificación del país, y todo bajo el mando de un líder que tuviera la capacidad de unir al Ejército Realista, con las pocas fuerzas insurgentes, por cierto al mando de Vicente Guerrero en las montañas del Sur, para lo cual fue elegido el llamado “Caballo de Hierro”, adicto al virreinato de Apodaca y luchador realista todos los años de la guerra: Agustín de Iturbide.

Se inició el movimiento y finalmente Iturbide logró la pacificación al unirse al Plan de Iguala, don Vicente Guerrero, previa la formación del Ejercito llamado Trigarante, en el cual Iturbide era el primer comandante y Vicente Guerrero el segundo.

Recordemos “el Abrazo de Acatempan”, cuestión de abrir un libro de Historia.

Conseguida “La Unión”, aquel ejército entró a la Ciudad de México, con lo que se logró cumplir con los fines del Plan de Iguala; se formó un gobierno mexicano provisional, que desembocó en la creación del Primer Imperio Mexicano, con Agustín de Iturbide como emperador.

Entonces, como Iturbide fue realista consumado, adicto a la Iglesia, enemigo jurado de los insurgentes y de ideología centralista, a los gobiernos de México de aquella época, federalistas, después de la caída del Imperio, con Guadalupe Victoria, Vicente Guerrero y los actuales, les resultaba “antipático” celebrar al antiguo enemigo.

Tan es así, que en la restauración de los restos de los jefes insurgentes, hace pocos años, depositados en la Columna de la Independencia, supimos que no se encontraban allí los de Iturbide, antes por el contrario, la Iglesia ostentó que sus restos, los de Agustín de Iturbide, se encontraban en la Catedral de la Ciudad de México, y como casi siempre la Iglesia ha sido opositora de los gobiernos federalistas, pienso, es un decir,  que allí encontramos la razón de no conmemorar el día 27 de septiembre, la Consumación de la Independencia, para no exaltar a Iturbide.

 

Yo también soy Pueblo.

Por allí nos encontraremos.


aa

 

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